ANTONIO MARIA DELGADO 05 de junio de 2018
La
Organización de los Estados Americanos condenó el martes la “farsa electoral”
cometida en mayo por el régimen de Nicolás Maduro y ratificó la existencia de
una “alteración” en el orden constitucional de Venezuela, al aprobar una
resolución que da los primeros pasos para la histórica suspensión del país
sudamericano de la OEA.
La
resolución, presentada por Estados Unidos junto con algunos de los países más
influyentes del continente, fue aprobada por una relación de 19 votos a favor,
cuatro votos en contra y 11 abstenciones, en una clara señal de que el régimen
bolivariano sigue perdiendo respaldo en la región en la medida que su crisis se
profundiza.
La
resolución es vista como el primer paso hacia la suspensión de Venezuela a
tenor con los procedimientos de la Carta Democrática Interamericana, que deberá
aprobarse en otra sesión a ser convocada en un futuro con dos tercios de los
votos.
La
suspensión es la mayor sanción que tiene el organismo y que en sus 70 años de
historia solamente ha impuesto a dos países: Cuba y Honduras.
La
resolución fue impulsada por Estados Unidos y los 14 países del Grupo de Lima,
un bloque que suma más del 90 por ciento de la población en el continente:
Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guyana, Guatemala,
Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía.
Estados
Unidos, que ha tildado “el régimen de Maduro” de “dictadura”, ha desplegado en
las últimas semanas sus esfuerzos diplomáticos con el argumento de que la OEA debe
hacer valer los principios democráticos que dice defender.
“En
nombre del presidente Trump, pido a la comunidad de naciones libres, de todo
este Nuevo Mundo, que expulsen a la dictadura de Maduro de la Organización de
los Estados Americanos. La OEA debe representar la libertad. Y ahora es el
momento”, dijo el vicepresidente Mike Pence, durante una recepción el lunes en
la Casa Blanca.
Pence,
quien hace un mes pidió lo mismo al visitar la sede de la OEA, dijo que los
países que se sumen a esta iniciativa, “demostrarán su compromiso de forjar
vínculos más fuertes con Estados Unidos” y mencionó posibilidades de
cooperación en inversiones financieras, de energía, infraestructura y
seguridad.
Los
prospectos de una eventual remoción de Venezuela fueron ridiculizados en la
tarde del lunes por el propio Maduro, quien dijo que la organización no podía
expulsar a Venezuela porque el país ya había renunciado a la organización.
“Nosotros
denunciamos a la OEA y nos vamos de la OEA […] ya van 13 meses de los 24 que
tenemos que esperar para que sea efectivo. Cuando Venezuela salga de la OEA
vamos a hacer una gran fiesta nacional”, manifestó Maduro.
Pero
expertos consultados dijeron que la separación de Venezuela de la organización
traería repercusiones inmediatas y de peso.
Para
comenzar, desvincularse de la OEA separa a Venezuela de una red de
organizaciones multilaterales vinculadas a la agrupación que durante años han
trabajado para mejorar el bienestar de la región, como la Organización
Panamericana de la Salud, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Instituto
Agropecuario de las Américas, explicó Guillermo Cochez, ex embajador de Panamá
ante la OEA.
“Todos
esos organismos regionales pasarían a excluir a Venezuela, y eso la aísla más
de lo que esta aislada ahora mismo”, advirtió Cochez.
Pero
quizás más impactante sería la condena moral que va acompañada a la decisión de
suspender a Venezuela.
“Es
una declaración de que Venezuela es expulsada porque es un Estado que rompe con
todos los principios y valores de la organización hemisférica”, dijo desde
Caracas Milos Alcalay, ex embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas.
Le
estarían diciendo, “no es que usted se va, sino que nosotros le expulsamos,
porque usted no puede pertenecer a un club de democracia, un club donde los
derechos humanos son fundamentales y donde usted insulta a todos”, agregó el
diplomático.
La
resolución incluye una condena de las elecciones del 20 de mayo, en las que el
chavista Consejo Nacional Electoral declaró a Maduro como ganador de una elección
presidencial que había sido declarada de antemano como fraudulenta por la
comunidad internacional.
La
resolución también cuestiona la renuencia del régimen de permitir el ingreso de
la ayuda humanitaria para aliviar la acentuada penuria por la que atraviesan
los venezolanos por falta de comida y medicinas.
Asimismo,
la resolución exige al régimen que restaure la plena autoridad de la Asamblea
Nacional, de mayoría opositora.
Para
que la resolución fuese aprobada se necesitaban al menos 18 votos de los 35
estados miembros, mientras que la votación para suspender a Venezuela, que
sería en una eventual Asamblea General Extraordinaria, requeriría 24 votos.
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