Por Fernando Luis Egaña
Puede hacer mucho o puede
hacer muy poco. Todo depende de si mantiene o no su posición de que la única
vía aceptable para encontrar una salida a la tragedia venezolana es la ruta
electoral. Si mantiene esa posición, hará muy poco o casi nada, como decía una
vieja canción. Si la cambia, y se abre a otros caminos constitucionales,
entonces es posible que pueda hacer mucho por la causa democrática de
Venezuela, en la medida que ayude a persuadir a sus colegas de variados
partidos y otras organizaciones.
Para empezar, reitero que la
ruta electoral es la salida deseable, pero no es la factible porque ha
sido bloqueada por la hegemonía roja. El mega-fraude de las “elecciones”
presidenciales del 20 de mayo, y los no menos fraudulentos comicios
“constituyentes” de julio de 2017, lo confirman. De hecho, la MUD naufragó en
medio de sus incoherencias de fondo con respecto a este tema. ¿Aveledo tiene la
posibilidad de colaborar en rescatar a la MUD de ese naufragio, así sea como
“ayudante”? Lo veo difícil, pero debemos apostar que la respuesta sea
afirmativa.
Se trata de un político
veterano, sobre todo de experiencia parlamentaria, cuando Venezuela tenía
parlamento, lo que significa que sabe de armonizar posturas
encontradas. Le tocará lidiar con los fragmentos del ensamble opositor,
que contribuyó a formar de manera decisiva, y además lidiar con la llamada
“nueva oposición” que, en realidad, ni es nueva ni tampoco es oposición.
La MUD se formó como una
alianza electoral para presentar candidaturas de unidad a las elecciones
legislativas del 2010. Y en tanto tal, tuvo un estimable éxito. Buena parte del
país le reconoció a Ramón Guillermo Aveledo, entonces coordinador de la MUD, su
papel central en ese proceso. Pero el paso, siempre complejo, de una alianza
electoral a un frente político, propiamente dicho, no tuvo la misma eficacia.
Al contrario. Y desde las entrañas de la propia MUD surgieron documentadas
críticas en ese sentido.
Ya Maduro ha declarado que
no habrá nuevas “elecciones” en por lo menos dos años. El calvario que padece
Venezuela no merece dos años más. En realidad, no merecería ni un día
más. Para ello me parece indispensable que haya una combinación de presión
externa con interna. La primera la hay y en escala creciente, aunque
voceros directos e indirectos de la “nueva oposición” la consideren un desierto
estéril…
Pero la segunda, o la
presión interna, necesita de una conducción política seriamente comprometida
para poderse acuerpar, luego de variadas frustraciones, entre otras razones,
porque la protesta popular no recibió apoyo real de variados factores
políticos, muchos de los cuales “hacían vida” en la plataforma opositora. No
es fácil de entender que en medio de una catástrofe humanitaria, todavía se
insista en que el camino adecuado es el diálogo con la hegemonía, a pesar
de que ésta no está ni remotamente interesada en un diálogo auténtico.
Ramón Guillermo Aveledo es
una figura valiosa y como ciudadano tiene derecho a ser respetado. Uno puede
estar en desacuerdo con él, incluso de manera ostensible, pero eso es una cosa
y otra el estar esperando que cometa errores
para caerle encima y denunciarlo. ¿Qué puede hacer? Repito, eso depende
básicamente de él. Si se decidiera a favor de reproducir la actuación de la MUD
en los tiempos recientes, aquello no tendría ni vitalidad ni destino. Si se
decidiera a convencer a sus colegas sobre la necesidad de un frente político para
estimular la presión interna en combinación con la externa, en el país se
podría abrir una nueva oportunidad de cambio
07-06-18
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