Por Emma Sánchez Álvarez
"La MUD tiene que ofrecer
un proyecto que sea creíble y esperanzador, porque no hay nada más sombrío que
la incertidumbre", opina el exdirigente de la organización, y rescata la
actividad internacional de la Mesa como un logro
Ramón José Medina fue
secretario ejecutivo adjunto de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), cargo
que ocupó hasta el 31 de julio de 2014. “Yo no tengo actividad política activa
visible ahora, pero participo a través del Instituto de Estudios Parlamentarios
Fermín Toro, a través de la Comisión de estrategias de la Mesa, o colaborando
con tratar de llevar a un punto de acuerdo a todos los sectores de la
oposición”, aclara de entrada ante la invitación que le hizo Contrapunto
precisamente por ser un dirigente que juega el rol de "puente"y
"negociador".
Es abogado. Experto en derecho
tributario, corporativo, mercantil, civil, administrativo, minero, bancario y
financiero, así como en las áreas de petróleo de un conocido bufete capitalino,
y exdiputado. Tiene, además, prohibición de salida del país dictada por la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, junto con los otros miembros
de la junta directiva de El Nacional, debido a la demanda que entabló
el diputado Diosdado Cabello contra el mencionado periódico. “Todo los
miércoles debo presentarme en tribunales”, comenta Medina.
Contrapunto conversó con
Medina sobre la situación de fragmentación y falta de coherencia en los
mensajes de la Mesa de la Unidad Democrática, y por supuesto hacia donde va la
oposición venezolana y cuál es el camino que, a su juicio, ésta debe seguir.
—¿Qué ocurrió en la oposición
para que se fragmentara de tal forma que no ha podido cohesionarse todavía, a
estás alturas?
—Yo creo que el principal
factor que ha prevalecido en la Mesa de la Unidad (MUD) a partir de 2015, fue
la estructura que crearon tomando como base un elemento político importante: la
victoria en las elecciones parlamentarias. Luego se transformó, creando una
instancia decisoria de apenas cuatro partidos de la que se excluían no
solamente organizaciones políticas relevantes, sino también dirigentes,
independientemente de lo que cuantitativamente, en términos electorales,
pudieran representar. Según mi criterio, de lo que se trataba no era de
achicarla sino ampliarla en lo posible. Por eso pienso que uno de los grandes
errores fue constituir el llamado G4, con una operatividad que no funcionaba
sino había unanimidad.
La naturaleza de la política
son las negociaciones, discusiones sobre todo en instancias tan disímiles y con
tanta participación de diversas corrientes, y decisiones tomadas por mayoría y
acatada por unanimidad. Esta es la única fortaleza que puede tener una
instancia de este tipo, partiendo de la base de que solo la unidad puede
llevarnos a triunfos. No hay otra manera en estas circunstancias.
—Dirigentes políticos,
periodistas y ciudadanos han señalado a través de las redes sociales que la
Mesa no ha tomado posición sobre temas relevantes y que se observa un vacío
comunicacional de la oposición…
—Creo que en esto tienen
razón. ¿En qué sentido? En que la mesa en lo específico y no en política en
términos generales, en los últimos tiempos ha venido perdiendo fuerza y
vigencia en Venezuela. Son muchos años de decadencia política, que comenzó a
producirse en los 90 y que trajo como consecuencia un gobierno de este tipo.
Creo que hay una debilidad: a
la oposición le falta conexión entre la política y la realidad del pais.
Pareciera que los políticos hablamos de cosas que no tienen que ver con lo
concreto, con la cotidianidad de la gente, con lo que está sufriendo por la
crisis. Hablamos de temas etéreos para el ciudadano común como son la libertad,
la democracia, las elecciones; es decir, de algún modo pareciera que algo no
huele bien en la política, que es una actividad poco apreciada en general. No
es fácil el ejercicio de la política por falta de credibilidad. La gente hoy
día no tiene esperanza. No la ve en la política una esperanza. Esto es un
problema que afecta no solamente a la oposición sino también al Gobierno.
Yo creo que la MUD tiene que
buscar de algún modo una recomposición que le permita ampliarse con los demás
factores, no solamente políticos sino de la sociedad. Quizás la posibilidad del
Frente Nacional sea un camino adecuado para encontrarse con esa sociedad civil,
por llamarlo en términos generales. La MUD tiene que ofrecer un proyecto que
sea creíble y esperanzador, porque no hay nada más sombrío que la
incertidumbre, y eso es lo que nos está envolviendo a los venezolanos en esta
crisis. No sabemos ni siquiera qué sucederá al día siguiente, y sin dudas esto
nos afecta a todos como seres humanos.
—En las elecciones del 20 de
mayo surgió la figura de Henri Falcón que, desoyendo la decisión de la
oposición, participó en los comicios para luego decir que le hicieron fraude.
Sin embargo, y a pesar de no haber logrado el capital político al que aspiraba
con esa jugada, quiere llenar ese vacío de liderazgo en estas circunstancias.
¿Dónde están los demás liderazgos de la oposición? ¿Qué se hicieron?
¿Aparecerán nuevos?
—Yo creo que evidentemente la
dinámica política siempre va a atraer nuevos actores. Como dices, Falcón es hoy
día un actor político mucho más relevante de lo que era antes. Ya lo fue antes
cuando fue alcalde y gobernador de Lara. Tuvo militancia en el chavismo y
rompió para alinearse con la oposición. Ha tenido una labor importante en
términos de la unidad. Participó activamente en las campañas presidenciales del
año 2012-13 de Henrique Capriles, fue su candidato a la vicepresidencia y jefe
de campaña. Tomó unas decisiones que han tenido sus detractores, porque hay quienes
consideraron que su decisión de participar en las elecciones del 20 de mayo
rompía con la unidad.
Pasado esos comicios, yo creo
que hay que reencontrarse con Henri Falcón y viceversa. Porque volvemos a tema,
si no hay unidad no hay posibilidad de salir de esta crisis. El bloque unitario
tiene que ser de tal fortaleza que sea absolutamente indestructible, que
accione con una sola estrategia, una sola visión y un único objetivo: darle
esperanza a la gente de una salida a esta crisis y también la de vencer al
adversario que se está resquebrajando cada vez más, no solamente en lo
económico y social motivado por una gestión equivocada, ineficiente y corrupta,
sino que también por las grietas en lo interno con enfrentamiento entre ellos.
Yo creo que, pasando la página
del 20 de mayo, debemos reencontrarnos porque la experiencia nos indica que se
tiene que lograr una unidad refractaria que sea suficientemente fuerte para
cumplir el rol indicado frente a este régimen que cada día se fractura más.
—Pero en el liderazgo de la
oposición cada quien anda por su lado y tiene su propia agenda. María Corina
Machado insiste en su posición más radical; Henrique Capriles está como
escondido; Henri Falcón que no se sabe de qué lado está, y otros actores de la
oposición que no terminan de contar con una estrategia de unidad y de
fortaleza. Además, para muchos analistas la salida de la crisis pasa por
absorber a los chavistas y maduristas…
—Empezando por lo último, ya
el chavismo disidente está representado en el Frente Nacional. Claro que hay
que tener sentido común para convencerse de que, en la situación que estamos
viviendo buscando salidas, una de las posibilidades más importante es explorar
mecanismos de diálogo internos dentro de la oposición, y externo con el
Gobierno. Hay sectores dentro del Gobierno que están dispuesto porque se
requiere un cambio total.
Yo no podría decirte cuál es
la posición de María Corina y su grupo, pero sí creo que de parte de la
oposición es obligatorio retomar un mecanismo de comunicación con ella porque
es de la dirigencia que, sin mucho respaldo popular en cuanto dicen las
encuestas, es una voz importante en la oposición. Cuando me refería con que en
el 2015 se redujo la instancia de toma de decisiones de la MUD solamente a
cuatro partidos, una de las figuras que fue dejada de lado en ese momento fue
María Corina Machado, Antonio Ledezma, Andrés Velásquez, Liborio Guarulla y el
mismo Henri Falcón. Esto fue y es una política equivocada, y es momento de
revisarla. Creo que es lo que está haciendo ahora la MUD en este proceso de
reestructuración que han anunciado. Creo que están ampliando la instancia
política de la mesa y redactando un reglamento con el cual se va a tomar las
decisiones.
—¿Y la renovación del
liderazgo de la oposición?
—Bueno eso no se prefabrica.
Eso se crea. Yo pienso que sí hay un liderazgo latente. Por ejemplo, no creo
que Capriles sea un líder que esté descartado. Creo que está en un momento de
reflexión y está esperando el tiempo adecuado para participar más activamente
en la política, porque no ha dejado de estar presente. Está Falcón que es una
nueva realidad, pero también hay un grupo de muchachos de esos que llaman la
generación de 2007, que hasta ahora no se configura como generación, donde hay
gente de muchísima valía. Están Miguel Pizarro, Stalin González, Olivares,
Mejías y Requesens, entre otros. Se me olvidan algunos pero sabemos de quienes
se tratan. Ellos están muy activos en política y con un excelente sentido de
orientación política.
—¿Laoposición debería
prepararse para un esquema de transición y explicarle claramente al ciudadano
cada uno de los pasos que se den en ese sentido?. ¿Usted cree que debería
escogerse un candidato presidencial desde ya?
—No es precisamente la
escogencia de un candidato lo que va a solventar los problemas que tiene hoy en
día la unidad. Eso tendrá su momento. Yo creo que la elección de un candidato
presidencial debe estar en los planes para un momento adecuado y oportuno. Lo
más importante ahora es retomar una reestructuración que fortalezca la unidad y
que la conecte con la realidad del venezolano. Necesitamos que los medios, los
gremios, las universidades, los sindicatos, estudiantes, es decir todo los
sectores posibles que hacen de la vida social en el conglomerado activo
participen en todo esto.
Tener un candidato no
significa un liderazgo en sí mismo. Por otra parte, la oposición cuenta con los
mecanismos para escogerlo en el momento adecuado. Previo, insisto, hay que
construir una unidad solida para que se pueda soportar ese camino electoral que
hay que recorrer.
—¿Cómo cree usted que la
oposición se conecte nuevamente con el ciudadano?
—Yo creo que lo importante, y
está en las manos de la MUD, es mostrarle a la gente todo el trabajo que desde
el 2012 se ha venido realizado a nivel programático. Este trabajo se ha ido
actualizando. Partió desde ese momento con un trabajo muy bien hecho,
coordinado por Marino González y en el que participaron más de 250 técnicos de
todos los sectores académicos y técnicos del país. Fue la base para el programa
de gobierno de Henrique Capriles.
Ahora lo siguen trabajando el
grupo llamado el núcleo dentro de la MUD, coordinado por Claudia Curiel, y en
el que también participan Ramón Guillermo Aveledo y Marino González. Esto está
listo, y lo que tiene que hacer la MUD es hacerlo conocer a la opinión pública,
de modo tal que la gente vea que hay un plan y un proyecto de país frente a la
crisis. Mientras tengamos un gobierno empecinado en continuar con un proyecto
que ya ha fracasado, debemos apelar a la sensatez y no a los excesos para que
nos lleven por el camino adecuado. Como decía Quevedo: “El exceso es el veneno
de la sensatez”.
—Uno de los males que se
observa en la oposición en su incapacidad de informar adecuadamente sus pasos.
¿Cómo cree usted que la MUD debe comunicarse efectivamente con la gente, visto
las duras críticas que han tenido en las redes sociales?
—Yo creo que esa ha sido
también una de las grandes fallas de la unidad, que es el tema comunicacional,
y que parte en ponerse de acuerdo todos en una política. Uno de los graves
errores de la política comunicacional de la mesa es que cada uno tiene una
visión que se confronta, no solamente internamente sino ante la opinión
pública. Las nuevas tecnologías son una realidad, y hay que abordarlas con el
conocimiento suficiente desde el punto de vista técnico, y con una clara
estrategia de contenido político. Es una necesidad hacerlo, y es de perogrullo.
La MUD está empeñada en
hacerlo, pero debemos subsanar el hecho de que las estrategias comunicacionales
no son compartidas, y hay poca disciplina a la hora de expresar los mensajes
confundiendo más a la gente. Este aspecto es un gran reto que tiene la unidad,
y diría que es el primordial. Si no se logra comunicar en forma apropiada las decisiones,
estamos arando en el mar.
—Sobre la diáspora, ¿qué va a
hacer la oposición para que ese venezolano que se fue muy decepcionado por todo
lo que sucedió en el país, pueda volver para reconstruir el país?
—La diáspora ha sido
precisamente la respuesta que el venezolano que no encuentra aquí futuro y que
vive en la incertidumbre, ha buscado como salida de sobrevivencia. Eso es un
grave problema no solo para nosotros, sino para los países que están recibiendo
a los venezolanos.
La única manera que nosotros
podamos darles elementos a los venezolanos que se ha ido para que vuelvan,
empieza porque nosotros hayamos cambiado lo suficiente para que esa oferta sea
creíble y genere una esperanza. Hay mucha gente que está dispuesta a hacerlo,
uno lo oye en la radio y en la televisión cuando los consultan o los
entrevistan. En estos días aparecía un reportaje en un periódico norteamericano
que decía que la migración venezolana era la más calificada y mejor preparada
desde el punto de vista de educación, que había llegado al sur de los Estados
Unidos. Ese es un hecho relevante en dos sentidos, en el sentido de la
supervivencia de ellos allá, pero también del déficit de capital humano que
hemos estando perdiendo en Venezuela en estos tiempos, que se lo debemos
solamente a un manejo inapropiado de las políticas del Gobierno.
Lo que sucedió en Pdvsa es un
delito de lesa humanidad. Se despojó a Pdvsa de su mayor capital humano, que
era además el soporte mundial que le daba un reconocimiento en todas partes del
mundo. Lo están demostrando estos señores que están afuera trabajando en las
mejores compañías petroleras del mundo con un excelente desempeño, lo cual
habla de su calidad. Esto ocurre también con los profesores universitarios que
se han ido a Colombia, a Ecuador, a Chile, a España; los médicos que hemos
perdido. Esto es uno de los grandes retos que le toca a la unidad una vez que
asuma el poder: crearle condiciones a ese venezolano para que retorne. Habrá
algunos que ya habrán echado raíces de tal modo que no regresarán, pero
verdaderamente es importante que pensemos en una política migratoria de
reencuentro con esa gente.
—En cuanto a las sanciones
internacionales y la oposición, a veces se ve que la comunidad internacional ha
quedado medio sola con respecto a esas sanciones que le están poniendo al
Gobierno, no se siente una oposición que esté ayudando en este sentido. En este
tema cada partido con sus dirigentes maneja el tema en forma distinta.
—Yo creo que la actividad que
ha desplegado la Mesa ha sido bien importante en términos internacionales, y
los resultados están a la vista. Cuando uno se da cuenta de que están, no
solamente activos, sino que ha habido respuesta por parte de organismos
multilaterales o por gobiernos. Ha habido un respaldo, pero eso no es
suficiente. No creo que nosotros debamos poner todas nuestras esperanzas en el
mundo internacional que ha sido un soporte fundamental en estos tiempos.
En cuanto al tema de la
coherencia, también afuera se requiere coherencia, si no pierde la oposición
credibilidad y eso es un gran reto que tienen hoy día los líderes políticos
encargados de esa actividad. Yo creo que, hasta ahora, ha habido un consecuente
apoyo del cual dependemos en mucho en el sentido de la fortaleza que
internamente podemos lograr frente a un gobierno que se debilita cada vez más
en el mundo e internamente. Ahora, el llamado es a que se actúe con
responsabilidad, con sensatez y sobre todo con madurez; que no sigamos
emitiendo distintos criterios o mensajes frente a los medios públicos
internacionales y frente a los factores de los países o los dignatarios de esos
países en forma equívoca, porque eso genera más y mayor desconfianza.
—Finalmente, ¿cómo ve a
Venezuela este año?, ¿salir de esto, continuar, cómo la ve?
—Está a la vista, Venezuela
está en una crisis que no había vivido nunca. Con una hiperinflación que apunta
a niveles increíbles, los economistas hablan de 20.000% de inflación. La
hiperinflación ya se apoderó de nosotros, convivimos con ella de una manera
violenta porque ha sido prácticamente el resultado de los últimos cuatro o
cinco meses, y con un problema adicional que es el de la escasez. Hay rubros
como las medicinas y alimentos que son costosos e inaccesibles porque no
aparecen muchos de ellos.
—Entonces, ¿a qué apunta la
situación económica de Venezuela?
—Yo creo que a una implosión
económica y social. Porque el país no tiene capacidad para enfrentar sus
obligaciones, no solo con la deuda que ya está en default, sino con las
necesidades de importaciones que requiere Venezuela. La producción petrolera,
un país que en el año 98 su economía productiva dependía aproximadamente del
petróleo en 70%, hoy depende 99%. Esa dependencia lo hace más vulnerable, mucho
más frágil. Además, han acabado con 12 mil a 14 mil empresas que generaban una
diversificación económica importante. Tenemos que ver cómo recuperamos esa
capacidad de regeneración de producción nacional en algunos rubros. Las
empresas básicas se acabaron. Entonces, ¿qué se perfila en este momento? Una
crisis de dimensiones inconmensurables que no logramos determinar claramente, y
lo que más preocupa es que hay un gobierno incólume frente a esto, que no se
manifiesta, ni siquiera frente al dolor de la gente, un sentimiento de
humanidad. El panorama es verdaderamente difícil para los venezolanos de este
tiempo.
—¿Cómo ve usted al Gobierno en
este año?
—Veo al Gobierno muy
debilitado pero fundamentalmente en lo político, también en el área
internacional debido a sus muchísimas contradicciones y enfrentamientos. Lo que
era una gran fortaleza cuando Chávez estaba vivo, hoy ya se ven las islas con
enfrentamientos en el Gobierno. De hecho se conocen hoy día la rivalidad entre
Diosdado Cabello y Maduro. Esto es más que evidente. Puede haber una deserción
dentro del chavismo de mucha gente que ya manifiesta críticas frente al
Gobierno. Eso está allí presente.
—¿Y qué le dice usted a los
venezolanos?
—Lo único que nos queda a los
que estamos aquí es seguir adelante, seguir luchando, aportando lo que podamos,
con mayor sensatez, mayor responsabilidad, mayor madurez, sobre todo los
líderes políticos, líderes económicos y líderes sociales de poner a un lado las
apetencias o intereses de tipo personal o político y pensar en el conglomerado,
en lo que significa el país en sí mismo. Yo creo que es momento de poner la
mayor disposición en seguir adelante, desde donde uno se encuentre.
17-06-18
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