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lunes, 18 de junio de 2018

Del libro azul al Plan de la Patria, por @fernandocaminop




Fernando Camino Peñalver 17 de junio de 2018

Antes de la intentona del 4 de febrero los golpistas elaboraron lo que denominó su comandante un “muy modesto documento” denominado por ellos el libro azul. Ya en libertad en 1996, como respuesta a la Agenda Venezuela, plan económico del gobierno presidido por el Dr. Caldera, emiten otro pronunciamiento titulado Agenda Alternativa Bolivariana.

Una vez en funciones de gobierno, promulgan el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007. Para poder aplicar el plan propuesto el régimen tuvo que recurrir a la aprobación de decenas de decretos leyes. De estos decretos, casi todos violan artículos de la constitución nacional, bajo la mirada complaciente de los poderes del estado sometidos al poder ejecutivo nacional.

La aplicación del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación destruyó la actividad productiva nacional y con ello la generación de divisas y la oferta de bienes y servicios a nuestra población. Los sectores más afectados han sido, la industria petrolera, la de medicamentos y de la producción de alimentos. La destrucción de estos sectores básicos de nuestra economía, ha generado la crisis humanitaria que desafortunadamente se está convirtiendo en emergencia humanitaria.

La llamada “inversión social” de este plan que creó una falsa prosperidad en parte de la población, fue una mínima inversión en relación al despilfarro y a la corrupción con que se dilapidaron más de mil ciento cincuenta millones de millones de dólares provenientes de la renta petrolera y de deuda pública.

En las elecciones presidenciales de 2012 el candidato del régimen presenta su programa de gobierno denominado Plan de la Patria 2013-2019. Este plan vuelve a ser presentado al año siguiente en los nuevos comicios presidenciales de 2013 y fue aprobado por la Asamblea Nacional, controlada por el régimen, para ser ejecutado a partir de 2013.

En el Plan de la Patria se promete mantener un crecimiento del PIB entre un 3% a un 4% interanual, pero la realidad es que de 2014 a 2017 la contracción del crecimiento económico suma -45% del PIB y el FMI estima para este año una caída del -15% del PIB. En las metas macro económicas del plan estiman un promedio mensual de la tasa de inflación de un 20%, pero estamos padeciendo una hiperinflación que cerró el 2017 en 2.735% y las estimaciones más conservadoras para el cierre de este año prevén que será de 40.000% aproximadamente.

En el plan se estimaba un crecimiento de la producción petrolera hasta llegar a 6.000.000 de b/d, pero la terrible realidad es que la producción de Pdvsa y sus aliados comerciales se redujo en mayo de este año a 1.390.000 b/d. Esta caída de la producción supera el 31% en relación al mes de agosto de 2017 y en un 50% si comparamos la producción actual con la del año 2015. Es importante señalar aquí que en 1.998, la producción fue de 3.100.000 barriles diarios.

Pero más ambiciosa es la propuesta del plan en relación al combate de la pobreza y del desempleo, ellos prometieron reducir la pobreza a un 15% y la pobreza extrema hacerla inexistente, es decir 0% y el desempleo mantenerlo en una tasa de entre un 5% a un 7%. Precisamente a partir de 2013, en los índices de pobreza se refleja una escalada perversa que este año ha llegado hasta niveles cercanos al 90% de pobreza y superiores al 60% de pobreza extrema. El desempleo según el FMI se situó el 2017 en un 27% y prevé el mismo organismo internacional que para este año tendrá una tasa de crecimiento de un 33%.

La crisis generada por la aplicación de ambos planes económicos en casi veinte años de duración del régimen, mantiene a nuestra población padeciendo los rigores de una hambruna, la cual es aprovechada ahora por el régimen, para someter políticamente a una buena parte de la población, con el chantaje del suministro de cajas con alimentos y el reparto de bonos con bolívares devaluados.

Con la aplicación del Plan de la Patria el régimen se comprometió con los venezolanos a “lograr la soberanía alimentaria para garantizar el sagrado derecho a la alimentación de nuestro pueblo”. Pero resultó al contrario: estamos dependiendo en un 80% de las importaciones de materia prima y de alimentos de consumo directo y sin posibilidades de adquirirlas por falta de divisas. El desempleo va en aumento y el poder de compra del salario integral es casi inexistente ante una hiperinflación de 3.3% diaria. En cada ciclo de siembra es más difícil producir debido al monopolio, por parte del régimen, que acapara el suministro de semillas, fertilizantes, agroquímicos, lubricantes, repuestos y maquinarias.

Con este régimen, estamos muy lejos de alcanzar la seguridad alimentaria, mucho menos la soberanía alimentaria tan cacareada por sus voceros.

Todo este desastre cambiará muy pronto, en cuanto salgamos de este gobierno. El 23 de enero de 2012, todos los precandidatos de la alternativa democrática firmaron el documento: Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional. Éste fue aprobado, luego de ser considerado por la Comisión de Políticas Públicas de la MUD, bajo la coordinación de la Unidad Técnica con el aporte de 31 grupos de trabajo que incorporaron más de 400 especialistas de las distintas áreas de la actividad política, social y económica de nuestra nación.

Este documento se actualiza de forma permanente por la Unidad técnica de la MUD y es garantía de que existe una propuesta moderna y actualizada, para resolver la crisis en que nos ha sumergido este régimen ya agonizante. La MUD ya ha anunciado que, a muy corto plazo, nuestro país conocerá el Programa de Gobierno de la Unidad Nacional. Venezuela tiene todos los recursos para brindarle a su población todo el bienestar económico y social que merece. El futuro será muy distinto, en eso estamos.

Fernando Camino Peñalver

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