Por Henrique Capriles
El pasado 5 de junio, en la
Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, se puso sobre la
mesa una resolución sobre nuestra situación y la trágica crisis que vivimos en
Venezuela.
Quién revise la votación sabrá
que 19 países votaron a favor del pueblo de Venezuela, mientras que sólo 3
países acompañaron al gobierno de Nicolás Maduro y lo que representa. Esos
países fueron Bolivia, Dominica, San Vicente y las Granadinas. Además hubo 11
países que se abstuvieron. Sin embargo no podemos quedarnos en el hecho de que
la Resolución se aprobara y punto.
¿Qué significa abstenerse en
un momento tan crítico como éste? Como si el hambre y la crisis humanitaria
fuera un cuento de camino. Como si el infierno que viven nuestros enfermos no
les hubiera llegado a sus oídos. Como si esta crisis histórica que estamos
viviendo no debiera preocuparles. Como si lo que está sufriendo nuestro país
fuera un secreto.
En resumen: abstenerse como
si, para ellos, Venezuela no existiera. O como si la crisis no tuviera las
dimensiones de una emergencia calificada de crisis humanitaria.
Siendo así, aunque no contemos
con la enorme maquinaria comunicacional ni con los recursos que es capaz de
mover el gobierno para difundir sus mentiras, creo que nuestra responsabilidad
es que cada venezolano conozca y entienda qué fue lo que pasó ahí. Y de igual
manera responsablemente nos toca hacerle saber a esas delegaciones cómo puede
leerse desde nuestro suelo su decisión de abstenerse.
En especial, me dirijo a los
representantes de nuestros hermanos países del Caribe.
Muchos de ustedes vienen de
países que han vivido en carne propia las consecuencias de los totalitarismos,
los autoritarismos, las dictaduras que marcaron años oscuros en la historia de
nuestro continente. Por eso, por conocer esa parte de nuestra historia común,
no puedo evitar hacerme preguntas que se me repiten desde que conocí los
resultados de la votación.
¿Cuántas vidas perdidas y en
riesgo hacen falta para pronunciarse? ¿Cuántas muertes por hambre o por falta
de medicamentos necesitan para manifestarse? ¿Cuál es el número de asesinatos
causados por una violencia que asesina a nuestros jóvenes o los expulsa al
exilio bastarán para despertar la voluntad política necesaria para que ustedes
tengan la valentía de pronunciarse?
No caigamos en la trampa
retórica de la inherencia que tanto le conviene al gobierno. Estaba claro lo
que se solicitaba en el documento: Que los venezolanos queremos verdaderas
elecciones limpias y democráticas y hacerle un llamado a los países miembros y
observadores de la OEA, para implementar “medidas que estimen convenientes a
nivel político, económico y financiero” y así empezar el avance hacia el
restablecimiento del orden democrático en Venezuela.
¿Cómo es que ignoraron un
llamado tan claro y urgente? Han decidido darle la espalda a una solución
pacífica y apoyada internacionalmente, prefiriendo tomar el diplomático camino
del olvido o del “voltear para otro lado”: no pronunciarse.
Sé muy bien que no estamos
solos. Ahí quedaron en evidencia la voluntad política de Argentina, Bahamas,
Barbados, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos,
Guatemala, Guyana, Honduras, Jamaica, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa
Lucía. Además de República Dominicana, hasta hace poco aliada del gobierno.
No creo que haya una
delegación que tenga tantas pruebas de que el gobierno de Maduro no tiene
intenciones de buscarle una solución a la crisis como la de Republica
Dominicana. No olvidemos que en su país se intentó sin resultados positivos un
acuerdo que permitiera al Pueblo venezolano tener un proceso libre y
transparente.
Entonces, también cabe
preguntarnos: ¿qué es eso que reconoció la delegación de República Dominicana
que no pudieron ver los representantes de El Salvador, San Kist y Nevis,
Suriname, Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Belice, Grenada, Haití,
Ecuador, Uruguay y Nicaragua?
En caso de que a sus gobiernos
les parezcan irrelevantes puntos como la restauración del poder legítimo de la
Asamblea Nacional o la convocatoria de unas elecciones con garantías y
participación de todos los actores políticos, consideren que han decidido
abstenerse cuando los efectos de la diáspora venezolana se evidencian en que
varios países empiezan a reconocer la existencia de venezolanos en categoría de
refugiados. Sumen a eso las alertas sobre emergencias epidemiológicas y el
ineficaz control de enfermedades como malaria, difteria y sarampión.
Todos conocemos el
comportamiento del gobierno de Nicaragua, uno de los principales aliados del
madurismo. Y por eso a muchos nos sorprendió que Nicaragua se haya abstenido,
pero todavía me pregunto cómo es que los representantes de países como Ecuador,
Haití y El Salvador se permiten el silencio, cuando conocen de cerca las
consecuencias históricas de la violencia y las dictaduras.
¿Cómo pueden dar la cara los
representantes de Uruguay, quienes tuvieron como presidente a alguien que fue
un preso político, torturado durante años en prisiones clandestinas, tal como
les pasa hoy en día a nuestros presos políticos?
¿Qué necesitan para terminar
de convencerse de que esto que se vive en Venezuela es mucho más que una simple
amenaza para la región?
¿Es así como quieren pasar a
la historia de la política continental?
¿Los intereses económicos son
tan grandes como para pasarle por encima a la dignidad y a la solidaridad que
merece Venezuela?
¿Es suficiente un poco de
petróleo barato para olvidar todo lo que han vivido sus pueblos, a costa de
ignorar lo que vive el mío, lo que vive Venezuela, lo que viven los venezolanos
dentro y fuera de nuestras fronteras?
En Miraflores han decidido
aislarse internacionalmente. En esta ocasión vieron cómo aquellos que alguna
vez le alcahuetearon sus excesos hoy no están a su lado. Y se mantienen fuera
del orden constitucional y haciéndole cada vez más daño a la economía y a
nuestra Nación.
En la política cuando las
gestiones diplomáticas no terminan de generar una solución, es necesario
mantener la fuerza y explicarle a nuestras bases y al liderazgo que está en los
barrios que nuestra lucha sigue siendo muy compleja y muy desigual, pero es nuestra.
Allá afuera cada gobierno defiende sus propios intereses y, en ese ejercicio de
la política, a veces olvidan cuánto pueden sufrir los pueblos cuando los
ignoran.
La OEA y otras instancias
seguirán con sus mecanismos. Nosotros en Venezuela, de manera responsable,
haremos lo posible para que cada ciudadano entienda y sepa medir las
consecuencias de esta decisión. Entienda que debe seguir luchando por su
porvenir, que la solución sigue estando acá y en sus manos. También nos toca
fortalecer la esperanza de nuestra gente que se sigue preguntando cómo todavía
pueden existir 11 países en la región capaces de ignorar su sufrimiento.
Mientras tanto, mientras los
venezolanos seguimos luchando, a ustedes les tocará explicarle a sus pueblos y
a su historia por qué decidieron abstenerse en un momento como éste y darle la
espalda a Venezuela.
Nosotros no desistiremos.
No perderemos el objetivo de
impedir que este dolor que estamos viviendo sea padecido por algún pueblo
hermano.
No decepcionaremos a los 19
países que tuvieron la valentía de pronunciarse a favor de nuestra libertad y
de la democracia.
¡Que Dios bendiga a Venezuela
y a quienes la acompañan a recuperar su Democracia! No estamos solos y más
temprano que tarde volverá a brillar Venezuela!
17-06-18
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