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lunes, 9 de julio de 2018

Carlos Romero: Municipios pueden crear políticas de emergencia para atender falta de agua por @carome31



Por Vanessa Davies


Los ciudadanos pueden presionar a los alcaldes para exigir que sus ciudades sean competitivas, afirma el experto del Grupo Orinoco

Cuesta creer que alguna ciudad venezolana -sin agua, sin luz, sin transporte- pueda ser competitiva y pararse al lado de otras latinoamericanas para conquistar proyectos y recursos. Pero para Carlos Romero Mendoza, del programa de competitividad de ciudades y regiones del Grupo Orinoco, no es misión imposible, y así lo hizo saber durante el I Foro de Competitividad de Ciudades y Regiones celebrado en el IESA en mayo pasado.

Todo depende de los alcaldes y los ciudadanos, que son más poderosos de lo que creen. Romero Mendoza va más allá: asegura que los municipios tienen potestad para, incluso, tomar medidas de emergencia ante la crisis de la falta de agua.



—¿Hay alguna ciudad en Venezuela que en este momento sea competitiva, atractiva para que la gente quiera invertir allí?

—Yo diría que podríamos tener ciudades competitivas si los ciudadanos se organizan y empiezan a exigirles a los nuevos alcaldes que planifiquen hacia dónde quieren ir. Hay alcaldes tanto del oficialismo como de la oposición, y a ambos grupos les conviene tener una buena gestión y tienen la obligación legal de planificar el desarrollo económico. En la Constitución hay una figura que se llama Consejo Local de Planificación Pública (CLPP). Si los ciudadanos entendieran para qué sirve, ahí tendríamos un camino.

—¿El camino podría ser el de los consejos comunales?

—Sí, pero habría que reformar la ley del sistema nacional de planificación del poder popular, porque por ejemplo hoy, en Baruta, la Universidad Simón Bolívar no se puede sentar en el CLPP, porque quedó solo el modelo comunal, pero eso no impide que los concejales -haciendo uso de la autonomía municipal- no puedan incorporar las universidades al desarrollo económico con una reforma de la ordenanza local, en función de la economía local y de la dinámica propia de la ciudad.

Pero, más que eso, “si los ciudadanos hicieran esa tarea de ser irreverentes o de fastidiar al gobierno local, podrían convocar un cabildo abierto y decir ‘yo quiero una ciudad competitiva en estos términos’. Pueden usar alguno de los 17 objetivos del desarrollo sostenible; por ejemplo, el agua, el sistema eléctrico, el tema de la ciudad competitiva, el tema de género como igualdad de condiciones en todas las áreas de la sociedad civil, el tema del deporte, el del empleo, el de salud”.

Es decir, añade, “si alguien se ocupara de hacer que los objetivos del desarrollo sostenible bajaran de las nubes y aterrizaran a términos concretos, pudiera ser un ejercicio interesante de construir la agenda ciudadana para el desarrollo. En Baruta lo hicimos”.

—No hay ninguna ciudad que sea competitiva, no hay ni agua…

—No, no la hay, pero podría ser. Por ejemplo, en Baruta tratamos de construir una agenda para enfrentar el problema del agua. Lo hicimos hace tres años y ahora podemos sentarnos con las autoridades y podemos hacer un cabildo abierto, estamos en discusiones. Lo que pasa es que estos procesos políticos son lentos. Yo creo que en la participación ciudadana el potencial para el desarrollo sería extraordinario.

—¿En cuánto tiempo podríamos tener una ciudad competitiva?

—Yo lo haría a mediano plazo, pero ¿quién es el principal actor? Los alcaldes y los concejales. Si los concejales interpretaran el concepto de vida local, que lo dice la constitución; el concepto de desarrollo económico y le exigieran a su alcalde que hiciera un plan de desarrollo, ese alcalde, le aseguro, ganaría más indulgencias de lo que uno pueda pensar.

—¿En este momento que las ciudades sean competitivas depende de los alcaldes y no de Maduro o el gobierno nacional?

—Exactamente. La autonomía municipal, que tiene que ser como una herramienta, sería el martillo, y la Constitución el clavo. Si la Constitución me dice que el martillo tiene un clavo que se llama justicia de paz y esta no existe porque se la tomó el Tribunal Supremo de Justicia, yo puedo como municipio crear un mecanismo de justicia de paz, porque si no dejo a nuestros vecinos, y en sectores populares más aún. Si la Constitución me habla de preescolar, de tercera edad, de agua, de electricidad, ¿qué hago? ¿Me quedo cruzado de brazos esperando a ver si la centralización me da algo o, al contrario, me pongo a investigar y a hacer interpretación de vida local?

—¿Usted está culpando a los alcaldes de la situación?


—No culpándolos. Lo que estoy diciendo es que son responsables del desarrollo económico y que tienen que entender su responsabilidad, porque mañana serán culpables de no haber cumplido.

—¿Son más que conserjes, son promotores de inversión?

—Si ellos se ponen a pensar y a soñar en el desarrollo, tienen las herramientas constitucionales para hacerlo.

—¿Por ejemplo, en un municipio cualquiera quién vendría a invertir en el desarrollo?

—Es que una cosa es la inversión y otra cosa el desarrollo. El desarrollo va más allá de la inversión, primero tienen que ocuparse de que la gente entienda la importancia de para qué una inversión extranjera; y segundo, crear las condiciones para que todo el mundo se sienta contento de vivir en la ciudad. Hoy mucha gente se quiere ir porque está obstinada de la ciudad. Con la red de Baruta nos pusimos a estudiar e identificamos que la ley orgánica de prestación del servicio del agua vigente dice que el municipio puede dictar una ordenanza de prestación de servicio del agua. Por ejemplo, si en mi casa tengo 25 días sin agua, la pregunta es: ¿El municipio tiene algo que ver con eso? Yo digo que sí, porque si hay una ordenanza para prestar el servicio del agua, y el agua es un tema de vida local que aparece en la Constitución y además no hay el vital líquido y puede presentarse una enfermedad que cause una epidemia en la ciudad, el municipio puede crear una política de emergencia para resolver la situación y regular el servicio. Esto no quiere decir enfrentar, sino que tenemos que trabajar juntos para resolver esto, porque si no todos quedamos mal y la sociedad civil empieza a deteriorarse.

—¿La base para cualquier captación de inversión es mejorar los servicios y resolver los problemas?

—En parte sí, pero toda inversión requiere de estabilidad y confianza en el Estado de derecho.

—¿Y eso no depende del gobierno nacional?

—Esa parte del estado de derecho, en parte sí y en parte no, porque de nada sirve que exista en la Constitución la figura del plan de desarrollo si no se usa para competir con el Estado y decirle: usted puede decir misa, pero yo también.

—¿Ante quién se dirime el conflicto?

—Ante el Consejo Federal de gobierno, ante la Sala Político-Administrativa. (TSJ). Hay que empujar a que el Estado actúe, que responda ante el ciudadano. A mí se me dio un poder popular, se me dice que yo soy protagonista y solo lo puedo ser a través de un municipio competitivo. ¿Usted se eligió como alcalde? Pues bien, el alcalde, según la Constitución, tiene que abordar el desarrollo económico y social. Así que no divague, no invente: es usted responsable.

—¿Puede ser una fuente de captación de divisas en esta situación del país?

—Yo insisto, no soñemos con divisas e inversión, primero construyamos ciudadanos y después sí.

—¿Eso pasa por resolver también lo de los servicios?

—Claro, porque si usted tiene ciudadanos es porque está en una ciudad que a usted le gusta, pero si tiene habitantes es porque no se pudo ir de aquí.


—¿Hay alguna ciudad por dónde se podría empezar? Volviendo a la pregunta inicial.

—Hoy en Venezuela, yo creo que Caracas está en mejor condición que todas las demás ciudades. Creo, no lo puedo asegurar. Todas tienen problemas. Todos nosotros gateamos y luego caminamos. Bueno, hay que empezar gateando.

—¿Caracas está gateando?

—Todas están gateando.

—¿Se puede tomar la experiencia de Bogotá?

—La experiencia de Bogotá se puede montar mañana mismo, si el gobierno reconociera a la Asamblea Nacional y ésta reformara el sistema nacional de planificación y lo pusiera a disposición del desarrollo económico. Tan pronto los funcionarios y las autoridades se sienten para llegar a acuerdos sobre la necesidad de reconstruir la sociedad en servicios públicos, en educación, etc., avanzamos

—Pero volvemos al diálogo para el reconocimiento institucional.

—Exactamente.

09-07-18




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