Por Marino J. González R.
La sociedad venezolana
avanza, esperemos que sea lo más rápido posible, hacia la coyuntura de un nuevo
rumbo, una orientación totalmente diferente. En ese rumbo, el objetivo debería
ser alcanzar el máximo nivel de democracia y bienestar.
En consecuencia, debe ser
una dirección diferente a la creencia de que basta producir y vender petróleo.
Ya eso no es viable. Tampoco lo era hace veinte años. Y, sin embargo, ya vemos
los resultados de no haber cambiado
Es importante saber en
cuánto tiempo es posible revertir esta inmensa catástrofe económica. En primer
lugar, porque la sociedad debe saber las posibilidades y las restricciones.
Conocer las posibilidades permite ser realista, pero también más exigente. Y
conocer las restricciones facilita anticipar los aspectos que deben
considerarse, tomar las medidas adecuadas, evitar los errores cometidos por
otros. Y en segundo lugar, porque el liderazgo, especialmente el político, debe
transmitir esas posibilidades, ejercer el rol informativo y motivacional que se
requiere.
Para estimar lo que es
posible y lo que será más complicado, es útil la experiencia de otros países.
De esa manera se puede aprender, de los éxitos y de los fracasos. Es por ello
necesario comparar con las experiencias pasadas. Siempre diferentes, por
supuesto, pero valiosas para el aprendizaje.
Asumamos inicialmente que
Venezuela, por efecto de políticas diferentes que se empiecen a aplicar en este
año, evita el crecimiento negativo en 2019 (ya pronosticado de seguir el rumbo
actual de políticas). En ese caso, la economía venezolana tendría cinco años
sin crecimiento (2014-2018), el último de ellos en hiperinflación. Esto
significa que Venezuela se uniría al grupo de seis países que en los últimos
cuarenta años han experimentado recesiones de cinco años, según el FMI. En
este grupo, Sierra Leona tuvo la mayor caída de actividad económica (promedio de
12,27% en los cinco años de recesión). El segundo lo ocuparía Venezuela, con
una caída de 11,71% promedio.
Si consideramos que la
superación de la caída económica, se produce en el año que se alcanza la
capacidad de compra anterior al inicio de la recesión (en dólares de poder de
compra, PPP per cápita), el país más exitoso en este grupo ha sido Guyana al
lograr recuperar el PIB per cápita previo a la recesión en dos años. Esto es,
el PIB per cápita era 3.360 dólares en 1985. En 1986 se inicia la recesión y
termina en 1990. En 1992 el PIB per cápita superó al de 1985 (3.393 dólares).
Se debe señalar que la
recesión de Guyana alcanzó un promedio de caída económica de 2,86% (casi cuatro
veces menos que la de Venezuela). Esa es la noticia buena, aunque debe resaltarse
que no solo la recesión de Guyana fue menos profunda que la de Venezuela,
tampoco tuvo hiperinflación. Los restantes países de este grupo llevaron mucho
más tiempo para la recuperación. En Turkmenistán y Bolivia, por ejemplo,
ambos países con hiperinflación, la recuperación llevó 15 y 18 años,
respectivamente.
Ahora, asumamos un escenario
más crítico. Esto es, que el FMI tenga razón y este año también Venezuela tenga
una caída económica de 5%. En ese caso, sería una recesión con una duración de
seis años. Acá el escenario es más complicado. Croacia pudo recuperar el PIB
per cápita previo a la recesión en tres años. Los otros cinco países tardaron
más de diez años. En el caso de la República Democrática del Congo se podría
llevar más de 30 años (el único país con hiperinflación en el grupo).
La experiencia comparada
demuestra que no es imposible superar una recesión tan larga en pocos años. Se
requiere tener las políticas adecuadas para hacerlo en el menor tiempo posible
y con el menor costo, así como el liderazgo con los equipos humanos y las
condiciones institucionales necesarias. Desde esa perspectiva, si Venezuela
tuviera esos requerimientos, ¡y claro que los puede tener!, podríamos recuperar
en 2021 el PIB per cápita que teníamos en 2013. Y de allí queda más cerca
recuperar el PIB per cápita que teníamos en 1980 (poco menos de 300 dólares).
Lo que está claro es que la
vía más viable para alcanzar esa sinergia es que Venezuela se enrumbe a
constituirse en una sociedad de conocimiento. Es factible, es cuestión de que
exista la orientación del liderazgo y la disposición colectiva
Construyamos con decisión un
acuerdo de esa naturaleza que marque un rumbo diferente para los venezolanos.
13-02-19
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