ACNUR 24 de junio de 2019
Las personas continúan saliendo de Venezuela
debido a la violencia, la inseguridad y las amenazas, y la falta de
alimentos, medicinas y servicios esenciales. Con más de 4 millones de
venezolanos y venezolanas que se encuentran viviendo en el exterior, la gran
mayoría en países de América del Sur, este es el éxodo más grande en la
historia reciente de América Latina.
Los acontecimientos políticos, de derechos humanos y
socioeconómicos que se desarrollan en Venezuela obligan a un número
creciente de niños, mujeres y hombres a irse a los países vecinos y más allá.
Muchos llegan asustados, cansados y en extrema necesidad de asistencia.
Más de 4 millones de
personas refugiadas y migrantes de Venezuela en todo el mundo, de las cuales
3,2 en América Latina y el Caribe (cifras oficiales)
Más de 460 mil solicitantes
de asilo de Venezuela en 2014-2018 (cifras oficiales)
Alrededor de 1.800.000 personas viviendo bajo otras formas legales de estadía
en las Américas (cifras oficiales)
US$ 134 millones llamamiento
de financiación de ACNUR para 2019
“Dejamos todo en Venezuela. No tenemos un lugar donde
vivir o dormir y no tenemos nada para comer”.
Nayebis Carolina Figuera, una venezolana de 34 años
que huyó al vecino Brasil
Venezuela ha generosamente acogido en su historia a
miles de personas refugiadas de la región y otras partes del mundo. Ahora,
la cantidad de personas de Venezuela obligadas a abandonar sus hogares continúa
aumentando, y un número significativo de ellas necesita protección
internacional.
Ha habido un aumento del 4.000 por ciento en el número
de venezolanos y venezolanas que solicitaron la condición de refugiado en todo
el mundo desde 2014, principalmente en las Américas. Muchos venezolanos y
venezolanas que cumplirían con los criterios para ser reconocidos como
refugiados no solicitan protección internacional a través de los procedimientos
de asilo y, en cambio, optan por otras formas legales de estadía en los países
anfitriones, que pueden ser más rápidas de obtener y permiten acceso al trabajo,
la educación y los servicios sociales. Aun así, entre ellos, también hay
personas en necesidad de protección internacional.
Sin embargo, cientos de miles de venezolanos y
venezolanas permanecen sin ningún tipo de documentación o permiso para permanecer
regularmente en los países cercanos, y por lo tanto carecen de acceso formal a
los derechos y servicios básicos. Esto los hace particularmente vulnerables a
la explotación laboral y sexual, el tráfico de personas, la violencia, la
discriminación y la xenofobia.
La mayoría de las personas venezolanas que llegan
a los países vecinos son familias con hijos, mujeres embarazadas, adultos
mayores y personas con discapacidad. A menudo obligados a tomar rutas
irregulares para alcanzar la seguridad, son víctimas de traficantes, tratantes
y grupos armados irregulares. Cada vez más familias llegan con recursos cada
vez más escasos y tienen una necesidad inmediata de protección, albergue,
alimentos y medicamentos.
Los países y comunidades de acogida en Brasil, Colombia,
Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú y el sur del Caribe los han recibido
con generosidad, pero están cada vez más sobrecargados y algunos están llegando
a un punto de saturación.
“Caminamos por 11 días y tuvimos que dormir a la
intemperie. Nos fuimos porque nos amenazaron con matarnos. Mi hermano fue
asesinado ... Casi me matan también”.
Ana, mujer venezolana en Ecuador
¿Qué hace ACNUR para ayudar?
En toda la región, ACNUR ha intensificado su respuesta
y está trabajando estrechamente con los gobiernos de los países de acogida y
con socios estratégicos, en particular con la OIM, para responder con un
enfoque coordinado y global a las necesidades de las personas refugiadas y
migrantes de Venezuela. Concretamente, estamos recopilando datos para comprender
mejor las necesidades específicas de los venezolanos y venezolanas; apoyando a
los Estados para mejorar las condiciones de recepción y coordinar el suministro
de información y asistencia para satisfacer las necesidades básicas inmediatas
de las personas venezolanas, incluido el alojamiento; y combatiendo la
discriminación y la xenofobia a través de campañas de sensibilización.
En particular, hemos fortalecido nuestra presencia a
lo largo de las fronteras más importantes, para limitar en la medida de lo
posible los riesgos, en particular con respecto al acceso al territorio, la
trata y la explotación, y para facilitar la identificación de personas que
pueden necesitar protección y servicios específicos, como niños y niñas no
acompañados y separados, y mujeres embarazadas. ACNUR también brinda apoyo y
orientación legal a las personas recién llegadas y distribuye agua potable,
kits de higiene para niños, niñas y mujeres en las zonas fronterizas. Nuestros
equipos también brindan asistencia en efectivo a los venezolanos y venezolanas
más vulnerables.
En Colombia, ACNUR ha apoyado el registro
administrativo del Gobierno de más de 440.000 personas venezolanas presentes en
el país en condición irregular, para atender mejor sus necesidades y
regularizar su estadía. ACNUR también está apoyando los esfuerzos de registro
de los Gobiernos de Perú y Brasil.
En Brasil, ACNUR complementa los esfuerzos del
Gobierno para brindar albergue a las personas venezolanas que llegan a los
estados fronterizos de Roraima y Amazonas. Apoyamos con la planeación de los
sitios, proporcionamos tiendas de campaña y artículos de emergencia, instalamos
fuentes de agua potable, hacemos registro a través de datos biométricos,
facilitamos la movilización comunitaria, la difusión de informaciones y la
gestión de los sitios. Hasta el momento, se han abierto 13 albergues temporales
en Boa Vista y Pacaraima, que albergan a más de 6.000 venezolanos y
venezolanas. ACNUR también apoya la reubicación de personas refugiadas y
migrantes de Venezuela desde Roraima a otras partes de Brasil, donde existen
mejores oportunidades de empleo y servicios.
“Nos llevó más de siete días llegar a Perú. No
teníamos nada que comer al final. Tratamos de ahorrar todo para nuestro hijo,
pero también pasó más de 24 horas sin comer un bocado. Solo tiene tres años.
Gerardo, padre venezolano en Perú
En un esfuerzo por frenar la xenofobia contra las
personas venezolanas y promover la solidaridad, ACNUR ha lanzado cuatro
campañas en Colombia, Perú, Panamá y Costa Rica. Otros países de la región,
especialmente Brasil, Ecuador y Trinidad y Tobago, estarán lanzando iniciativas
similares en 2019.
Se necesita con urgencia incrementar la asistencia
humanitaria, así como un mayor apoyo a los mecanismos de inclusión
socioeconómica, para complementar los esfuerzos de los gobiernos y garantizar
que las comunidades sigan recibiendo a las personas refugiadas y migrantes en
un entorno seguro y acogedor. El Plan Regional de Respuesta para Refugiados y
Migrantes, desarrollado con unos 95 socios, tiene como objetivo priorizar las
necesidades de más de 2,2 millones de personas refugiadas y migrantes de
Venezuela, así como unas 500.000 personas de las comunidades de acogida.
Según el Plan, ACNUR requiere una financiación inicial
de US$ 134 millones en 2019 para continuar respondiendo a las necesidades más
urgentes de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela en los 16 países
de acogida más afectados por esta situación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico