Por Luisa Pernalete
En primer lugar, déjeme
decirle que estamos muy complacidos por su visita. No soy de las que habla mal
de usted. Se merece todo mi respeto como todos los que trabajan por los
derechos humanos de los demás. Y estamos seguros que usted sabe hacer bien su
trabajo y, como mínimo, le hará caso a Angelina Jolie: “Nuestra respuesta tiene
que ser no cerrar los ojos ante el sufrimiento de los venezolanos”.
Me gustaría que viniera
conmigo a cualquier escuela del país: elija ciudad, contexto. Usted es médico
pediatra, sabe de niños. Yo soy maestra y trabajo en educación desde hace 45
años, siempre en sectores populares de este país. Me inicié cuando todavía
estudiaba en la universidad, en una normal, ¿Se acuerda cuando en América
Latina los maestros de primaria se formaban en las “escuelas normales”? Pues en
una de esas me inicié yo. Era parte de una institución de educación Popular, Fe
y Alegría, que, por cierto, nació aquí y está también Chile desde 2005.
Era una zona pobre del sur
de Maracaibo. La segunda ciudad del país. ¡La verdad es que había problemas!
Era un “barrio marginal”, así decíamos entonces. Pero recuerdo que los temas
que tratábamos en los consejos de docentes eran tales como la mala ortografía
de los jóvenes, la poca base de los chicos, el desconocimiento de cosas
elementales como los puntos cardinales – yo era profesora de Ciencias Sociales-
¡Imagínese ,“¡qué horror!”, decíamos. Pero nadie faltaba, ni alumnos ni
profesores. Nunca nadie se desmayó en alguna escuela por falta de comida, y
eran pobres. Nunca escuché un tiroteo, y jamás me asaltaron.
Pero hoy los temas son
otros: “¿Qué vamos a hacer con los grados sin maestros? En 3 meses nos ha
renunciado la mitad”. Es un asunto fijo: la falta de docentes. Renuncian porque
no pueden vivir con el salario asignado. Otro tema: ¿cuántos alumnos están
asistiendo con regularidad? A veces se juntan dos, tres secciones por la falta
de maestros y porque hay pocos niños por salón. ¡Dan ganas de llorar! El otro
día, hablando de esto, lloré con la maestra Ana María, de Ciudad Guayana –
ciudad donde trabajé 15 años – “usted sabe, profe, que la mayoría vive cerca.
Faltan por la comida. Nosotros no tenemos desayuno ni merienda todos los días…
No vienen. Hay salones con la mitad de los alumnos a veces” Para llorar,
¿verdad? Faltan porque no hay transporte, porque no tienen comida en sus casas
y hay muchas escuelas que tampoco lo ofrecen; porque no hay agua para lavar los
uniformes, porque se van a trabajar…
Otro tema es el de los
“niños dejados atrás”. No le explico de qué trata, porque usted sabe a qué me
refiero. En junio del año escolar pasado, teníamos en nuestra red de escuelas –
175 en todo el país – 4.444 “niños dejados atrás”; para enero del 2019, menos
de un año, la cifra llegaba a 8.903. Tenemos centros con más de 100 casos de
este tipo. Sí, es una tragedia. No me pregunte cuántos hay en las escuelas
oficiales… Esos datos o no se recogen o se recogen y no se dan a conocer. No
quiero ni pensar cuántos tendremos en julio.
Termino con otro tema: las
suspensiones de las clases por “órdenes superiores”. Una pregunta, ¿en Chile se
suspenden clases cuando hay elecciones? Supongo la respuesta: ¡No! Pues aquí
sí. Hace dos años tuvimos 4 suspensiones de una semana en un solo año escolar:
octubre, diciembre, mayo y julio. Un mes perdido pues. ¡Derechos versus
derechos! Y ¿qué le puedo decir sobre cómo está la situación después del mega
apagón de marzo? Pues 5 días sin clase por el tema de la electricidad, y luego,
a partir de ahí, por ahorro energético, después de las 2 de la tarde, clases no
hay. Es decir, los niños y adolescentes que asisten al turno vespertino no
tienen derecho a la educación. Y le comento que en Venezuela, según las leyes
vigentes, los derechos de los niños, niñas y adolescentes son Prioridad
Absoluta ( Artículo 78 de la CRBV y 7 de la Lopnna) ¿ Qué le parece cómo se
entiende este principio?
Bueno, estimada señora, no
la molesto más, esta debe ser la carta número 50 que usted recibe a su llegada,
yo tengo mucho qué hacer, estamos formando madres para que trabajen en refuerzo
escolar, porque lo que la “rutina escolar”, hace años que está alterada, pero
este año ha sido peor. Tenemos mucho trabajo.
Si se decide a aceptar mi
invitación, avíseme, eso sí, llame temprano porque vivo en el interior, y la
luz se puede ir a las 12, o a las 11, o a las 10, como hoy, entonces no tengo
internet – no me mande correo – ni tampoco cuente con la telefonía fija de CANTV
que tampoco supo administrar el gobierno.
Agradecida por su atención;
Luisa
Pernalete
Maestra
Maestra
19-06-19
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