Por Piero Trepiccione
¿Cuáles son
las noticias más importantes que copan la agenda y el interés de los
venezolanos actualmente? Es una interrogante necesaria, sin duda alguna, en un
país con la condición especial que tenemos. Cualquier análisis de
la realidad sociopolítica que hagamos pasa por estudiar lo que está
ocurriendo con la información y sus repercusiones.
La primera información
cierta y palpable desde el punto de vista estadístico y social tiene que ver
con la migración. En los últimos tiempos millones de venezolanos han
salido de sus fronteras buscando oportunidades en la región y fuera de ella.
Agencias internacionales como la Acnurhablan ya de cuatro millones y sigue
creciendo esta cifra. Y más allá de cualquier especulación política o
ideológica, lo vemos en las escuelas que se quedan sin maestros ni alumnos.
En las universidades, en los
hospitales y en nuestras familias. Es decir, en toda nuestra
cotidianidad. Es un fenómeno innegable. Inclusive, los gobiernos de la región
lo comprueban fehacientemente por el impacto que esto causa. Este hecho
noticioso y cruel al mismo tiempo, revela que tenemos un problema grave.
Las fallas en nuestro
sistema eléctrico son más que evidentes. Desde la época de “la niña”, “el
niño”, “la iguana”, “el rabipelao”, entre otros, el país ha estado sometido a
interrupciones de este servicio de forma asfixiante. Con caídas abruptas por
varios días y racionamientos con horarios y sin horarios llamados elegantemente
“administraciones de carga” como para no enervar más los ánimos populares y con
las consecuencias nefastas que están asociadas disminución de la productividad
y calidad de vida de la población. Esta realidad es innegable y forma parte de
nuestra cotidianidad deteriorada.
El deterioro de las
condiciones de vida de la población venezolana es un hecho noticioso e
innegable. A pesar de la ausencia de cifras oficiales al respecto, diversas
organizaciones han cuantificado las estadísticas que no ofrece el Estado desde
hace varios años.
La alimentación, el acceso a
las medicinas y servicios de salud eficientes, el transporte, los salarios sin
capacidad adquisitiva, la vivienda, las escuelas y las universidades, entre
otros aspectos cruciales para llevar una vida digna y decente, se han visto
severamente deterioradas en los últimos años. Niños dejados atrás u obligados a
dejar las escuelas para poder subsistir, profesores y maestros emigrando o
renunciando a sus empleos para llevar un mínimo sustento a sus hogares.
Enfermeras y médicos buscando nuevos horizontes o quienes aún siguen en sus
labores, sin poder contar con los insumos mínimos para brindar sus servicios.
En fin, un peligroso combo que es innegable por lo duro que impacta nuestras
vidas y nuestro entorno.
Sin embargo, desde
el poder se impulsa una narrativa totalmente distinta
a la que realmente padecemos. Para ello se usa toda la hegemonía
comunicacional impulsada años atrás por un ministro estrella, hoy
paradójicamente ubicado en la acera de enfrente. Todo el aparataje
comunicacional construye y promueve una narrativa que trata de disociar la
realidad de nuestros sentidos. Se trata de dar una apariencia de normalidad y
cuando no se puede se acude a la “culpa externa” para justificar la
responsabilidad propia.
Noticias con una sola verdad
Hay que estar muy atentos
ante estos intentos de manipulación mediática. Esta semana fuimos
testigos de los bloqueos sufridos –una vez más- por el Pitazo y Efecto Cocuyo.
También a otros medios digitales que tratan de contar una narrativa distinta a
la oficial les ha caído la mano invisible de la censura. Se trata de sostener
una sola narrativa. Una sola verdad. Un solo grupo de noticias o que te
distraigan o que te confundan para desmovilizar y desesperanzar. Es una táctica
tan antigua como la vida, pero extremadamente potenciada por las nuevas
tecnologías usadas por manos inescrupulosas. Por eso vemos que son tendencias
en el país noticias o demasiado banales o asociadas a otras latitudes. Por eso
apreciamos en periódicos nacionales de dudoso capital accionario, noticias
sobre protestas de maestros en Chile por mejores reivindicaciones laborales en
primera plana pero una ausencia absoluta cuando de protestas locales se trata.
Con estas manipulaciones en
la narrativa-país se trata de diluir y dividir la esperanza. Pero ella sigue
allí intacta. Solo que nos toca la dura tarea de ofrecer por todos los medios
posibles la visibilización de la realidad sin las oscuras desviaciones que la
ideología del poder intenta ejecutar. Vamos a compartir las noticias y los
hechos que resaltan lo que estamos viviendo y no lo que otros quieren que
vivamos ilusamente en nuestras mentes.
23-06-19
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