Por Roberto Patiño
En Venezuela vivimos una
terrible realidad de colapso y caos, en la que violaciones masivas a los
derechos humanos se producen sobre la población diariamente.
Una dura realidad que se da
en un contexto dictatorial en el que el principal promotor y ejecutante de
estas violaciones es el Estado. Venezolanos en distintos sectores de la
sociedad son hostigados, perseguidos, detenidos, torturados, e incluso
asesinados, por funcionarios y organismos gubernamentales. También, por grupos
paramilitares al margen de la ley, que son reconocidos y amparados
oficialmente.
Sin instituciones
independientes y no parcializadas como la Asamblea Nacional, estos hechos se
producen con la mayor impunidad. A través de la censura, la propaganda oficial
y sus campañas de desprestigio, son minimizados por el gobierno y se tergiversa
su discusión en la opinión pública. Sus víctimas son criminalizadas e
ignoradas, contando sólo con el apoyo de ONG y redes particulares de
solidaridad.
En nuestra construcción de
convivencia en el Municipio Libertador, hemos vivido los estragos de estas
violaciones, sobre todo en nuestras áreas de trabajo relacionadas con la
violencia y la alimentación. Comunidades atacadas por las FAES, hostigadas por
colectivos armados, vulneradas en sus derechos alimentarios y de salud, en las
que sectores tan importantes y vulnerables como los niños y jóvenes son directamente
afectados.
Sin duda, se trata de una de
las necesidades más imperantes para el cambio: la restitución de un
Estado democrático que garantice y vele activamente por los derechos humanos de
los venezolanos, así como el fortalecimiento del tejido social en la generación
de mecanismos de protección y denuncia.
Priorizar su discusión seria
en la opinión pública, llevar a la justicia a los perpetradores, apoyar a las
victimas en el proceso de recuperación, recomponer el sistema público para que
promueva y proteja efectivamente estos derechos, son las grandes tareas que
afrontamos al respecto
En este sentido, la visita
de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michel
Bachelet, la primera de un funcionario de esta importancia en el país, ha
representado una oportunidad valiosa para visibilizar las verdaderas causas y
reconocer la amplia dimensión de la grave crisis que afrontamos, así como
generar acciones concretas para el cese de las violaciones masivas que desde el
Estado estamos sufriendo todos los venezolanos.
Uno de los resultados de
esta visita ha sido el de lograr la permanencia de 2 representantes de la Alta
Comisionada en Venezuela, lo que permita monitorear la situación y dar
información veraz al respecto, así como recibir casos y ayudar a darles proceso
en instancias internacionales. Esto tendría un impacto positivo frente al
hostigamiento oficial y la orfandad institucional que vivimos.
Los derechos humanos, tanto
en su vulneración como en la efectividad de los esfuerzos que se realicen para
su protección y ejercicio, serán fundamentales en la construcción de un país
democrático, inclusivo y de desarrollo.
La actual situación no puede
continuar. Los venezolanos debemos articularnos, desde nuestros ámbitos y
posibilidades particulares, para apoyar a las víctimas y denunciar los casos.
Solo así lograremos la justicia y avanzaremos hacia una restitución de la convivencia
nacional
Coordinador de Movimiento Mi
Convive y Alimenta La Solidaridad
Coordinador de Voluntarios
por Venezuela
robertopatino.com
27-06-19
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