Damián Prat Martes, 09 de
Julio de 2013
@damianprat (en twitter)
www.publicoyconfidencial.com
Minerven: 20 días en conflicto pero
sin gobierno al que le duela nada
¿Será que el gobierno juega a destruir tanto a Minerven,
para “justificar” entregarla a las transnacionales rusas? ¿O será que como es
un gobierno tan antiobrero, su finalidad más importante es destruir la voluntad
de lucha de los trabajadores y a sus organizaciones sin importarle si en ese
camino arruinan más de lo que ya han hecho a Minerven? ¿O será que “la revolución”
es tan indolente con el interés de la patria que les “importa un comino” la
suerte de nuestra industria del oro? ¿Qué será lo que pueda explicar que tras
20 días de protesta y conflicto, el silencio y la indiferencia de Maduro,
Ramírez y su gobierno lleguen al extremo de no “mover un dedo” para dialogar ni
buscar soluciones?
Los hechos son los hechos, más allá de las conjeturas.
Minerven, como casi todas las empresas del estado en Guayana y en toda
Venezuela está destrozada y en ruinas. Hasta el cierre de 2012 ya había perdido
un 65% de su capacidad de producción. Y en 2013, la crisis se agravó al menos
un 25% adicional de lo que quedaba. El gobierno absorbió las minas que eran
manejadas por los rusos y ahora están peor. La seguridad industrial está por el
suelo. Equipos e instalaciones dañados, minas inundadas. Y todo eso cuando el
precio del oro en el mercado mundial ha estado entre 1.300 y 1.800 dólares la
onza de 31 gramos. Colosal oportunidad desperdiciada. ¡Tanto que hablan de
patria! De “la boca para afuera”. Nunca tuvimos menos patria que hoy.
Los trabajadores, hartos de tanta
desidia y de
tanta violación de sus derechos entraron en conflicto hace ya 20 días. El
ministro Ramírez, responsable de la industria desde el infeliz decreto 8.413,
jamás ha ido a El Callao ni envía a algún viceministro. Maduro ni le dedica una
palabra. No le quita el sueño. Nada. Dicen que anoche había una reunión del
presidente de la empresa con sindicalistas de los que no están en el conflicto,
pero que ni así hubo algún acuerdo.
“Cheo
Snowden Pérez”Haga el lector un ejercicio de imaginación obviamente hipotético. Imaginen al agente Snowden (el de la CIA) con apellido González o Pérez, por decir cualquiera de éstas tierras. Supónganlo como funcionario en un organismo como la Disip o como se llame ahora. Del equipo gubernamental que graba opositores (y también a los suyos para mantenerlos controlados). Imaginen pues al “agente Snowden-Pérez” que le entrega la grabación de un (a) diputado (a) opositora a Villeguitas o a Jorge Rodríguez (antes habría sido al agente Mario Silva) para hacer sus habituales porquerías ilegales en el canal oficial.
Imaginen luego que a nuestro Snowden criollo un día su conciencia se
le harta y hace lo que el Snowden contratista de la CIA. (o quien sabe cual
será la motivación real del Snowden gringo) ¿Qué estarían diciendo y haciendo
Maduro y demás jerarcas rojos ante ese funcionario y ante cualquier país que le
ofreciera asilo? “Agente del imperio que quiere invadirnos y dar un golpe de
estado, apátrida, enemigo…”. ¡Ah!, no, pero este Snowden es chévere. El tipo
pasó años -eso dice él mismo- hackeando, espiando y grabando a ciudadanos de su
país y de otros países, violando su privacidad. Nuestro imaginario Snowden
criollo hace lo mismo, pero encima, lo grabado se usa no para el manejo secreto
del estado sino para la guerra sucia politiquera. O sea, peor al cuadrado.
Violan la Ley y para colmo se jactan de ello. Se regodean en el delito.
Y ahora un último ejercicio: si Snowden (el de allá) sabe
tanto y espiaba tanto en todo el planeta, debería saber que, como advierte con
acierto Alberto Barrera Tizska en su más reciente artículo, en Ecuador, donde
le ofrecen asilo, el gobierno tiene un proyecto de Ley “que persigue y castiga
ferozmente a todo periodista, y todo medio, que se atreva a difundir
“información reservada”. Por ejemplo, agrego yo, que publiquen informes
confidenciales que revelen corrupción u otras irregularidades. Que en la
Venezuela donde le ofrecen asilo, el gobierno lanza constantes campañas de
criminalización, hostigamiento y persecución y “se desarrolla una inaudita red
de espionaje oficial. Cualquiera puede ser grabado, filmado. Cualquiera puede
ver su intimidad, su ejercicio personal de la libertad, multiplicado de pronto
en todos los medios del Estado. Estar pinchado es casi tan normal como tener
cédula de identidad”. ¿Entonces, Snowden? Como escribió Tulio Hernández:
“Pinocheticos criollos del siglo XXI dentro de sus países y paladines de los
derechos humanos en el exterior. Ven la pajita en el ojo ajeno sin ver la viga
doble T en el propio”.
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