FREDDY LEPAGE 6 DE
MARZO 2015
El
pasado martes se cumplieron ocho años de existencia del partido Un Nuevo
Tiempo, fundado por Manuel Rosales, al calor de la elecciones presidenciales de
2006. Manuel, asumió el reto cívico de enfrentar a un Chávez envalentonado; la
derrota sufrida en el referéndum revocatorio presidencial de 2004 había dejado
una oposición desmoralizada, desmovilizada. Pues bien, ese esfuerzo no fue
baldío, la alternativa democrática –con sus altibajos– se fue recuperando con
mayor brío, a pesar de todas las trapisondas y ventajismo aberrantes utilizados
por el régimen para mantenerse en el poder a cualquier costo. Lamentablemente,
y producto de ese gesto valiente y decidido de Manuel Rosales, vino la
arremetida de Chávez que lo percibía como un contrincante de cuidado, habida
cuenta de sus triunfos contundentes en el Zulia. Actualmente, Manuel es un
exiliado político preocupado desde la lejanía física –que no espiritual y
sentimental– de lo que ocurre en el país.
Pues
bien, este 2015 encuentra un movimiento fortalecido que se ha crecido en las
dificultades, dirigido por figuras de la talla de Enrique Márquez (presidente)
y Luis Emilio Rondón (secretario general), fraguados en los quehaceres
políticos duros, dispuestos a seguir el camino señero de la democracia social y
el progresismo como instrumentos para sacar a Venezuela de la profunda crisis
económica, política y social. Son momentos muy adversos y aciagos, en los que
hacer política de la buena se torna cada vez más difícil. Tiempos llenos de
incertidumbre y temores. Tiempos de renovación de la lucha por una
transformación política democrática, que encamine a nuestra nación por la ruta
de la unidad para trabajar todos juntos por el progreso, el bienestar y el
desarrollo en libertad y en paz.
Un
Nuevo Tiempo ha denunciado –en casa e internacionalmente– la deriva de un
régimen militarista cada vez más autoritario y represivo, que ha empobrecido, a
niveles nunca imaginados, a un pueblo noble que no merece este presente y,
mucho menos, un futuro de miseria, escasez, y padecimientos como el que ofrece
Nicolás Maduro y su entorno de validos. La militarización del poder y la ola
represiva contra la dirigencia opositora y contra valerosos jóvenes que tienen
pleno derecho de trabajar por un futuro distinto, mejor, donde existan
oportunidades para todos, ha enlutado, sin justificación alguna, a muchas
familias venezolanas, simplemente por pensar diferente y expresarlo de manera
cívica, pacífica y constitucional.
Un
Nuevo Tiempo trabaja para generar espacios abiertos, plurales, de confianza, de
participación ciudadana, como alternativa al actual estado de cosas. Es una
fuerza política inscrita en la izquierda democrática profundamente comprometida
con la erradicación de la pobreza como instrumento de alienación de la gente,
con la construcción de una sociedad más justa, libre de toda atadura opresora,
al servicio del pueblo venezolano.
Hoy
Un Nuevo Tiempo se encuentra comprometido con la unidad de todos los partidos y
movimientos democráticos que hacen vida en el seno de la MUD y ha puesto todas
sus energías y esfuerzos a favor de este fin último e indispensable en sintonía
con lo que dicen todos los sondeos de opinión sobre las posibilidades de ganar
las elecciones parlamentarias que son, al fin y al cabo, el inicio del cambio
democrático que desean las mayorías. Preservar, consolidar y ampliar la unidad
a todos los sectores de la vida nacional es el instrumento indispensable para
fortalecer una organización popular dueña de su destino. ¡Larga vida a Un Nuevo
Tiempo!
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