La Mesa de la Unidad Democrática de Venezuela, amplia alianza de
fuerzas políticas que trabajan por un cambio pacífico, democrático,
constitucional y electoral a la crisis que atraviesa nuestro país, les
saludamos y les deseamos una jornada provechosa.
Se reúnen ustedes en esta VII cumbre en momentos particulares para
nuestras relaciones hemisféricas. Participa por primera vez en este mecanismo
el gobierno de la República de Cuba, como señal auspiciosa de que los
antagonismos ideológicos pueden ser sustituidos por el diálogo constructivo.
Todo ello sin que deje de preocuparnos la situación del querido pueblo cubano,
cuyo padecimiento no es un asunto diplomático.
Venezuela está inmersa en una profunda crisis política, económica y
social sin precedentes producto de la aplicación de un modelo fracasado que ha
acentuado el deterioro institucional, que ha destruido el aparato
productivo, que ha generado la mayor inflación del mundo, escasez de productos
alimenticios y medicinas, un aumento de la criminalidad, una escandalosa
corrupción y una peligrosa militarización de la sociedad.
Políticamente, hemos retrocedido a los oscuros tiempos de la
concentración y personalización del poder, de menosprecio de las disposiciones
constitucionales, de irrespeto al Estado de Derecho y violación de los derechos
humanos.
Por demócratas, en esta alianza unitaria somos gente de diálogo y
creemos en ese mecanismo para la solución de las diferencias y en el voto del
pueblo en elecciones libres y limpias para dirimir el ejercicio del poder. Sin
embargo, el actual gobierno venezolano en lugar de colaborar a que haya un
clima de paz y de sosiego, lo que hace es aumentar la represión, continuar con
la persecución de dirigentes de la oposición, detener arbitrariamente a
funcionarios electos; allanar la inmunidad o desconocer el fuero parlamentario
a nuestros diputados, o amenazarlos con acciones judiciales, hostigar a los
medios de comunicación independientes, entre otras manifestaciones del abuso de
poder. Ello incluye a los numerosos ciudadanos que fueron forzados al exilio
como el caso del ex candidato presidencial Manuel Rosales.
Aspiramos a que en Venezuela se instale una verdadera democracia, en
los términos pautados en nuestra Constitución; como también confiamos que la
comunidad internacional preste mayor atención a los desarrollos políticos en el
país; que jueguen un papel más activo en la defensa de la democracia venezolana
y que estén atentos a las desviaciones antidemocráticas y autoritarias que allí
ocurren.
Su Santidad el Papa Francisco, el Secretario General de la ONU, el
Secretario General de la OEA, diversos gobiernos, ex presidentes, líderes
parlamentarios, partidos políticos, organizaciones de defensa de los Derechos
Humanos, el Parlamento Europeo y otros líderes mundiales, ya han alzado su voz
de preocupación por la crisis política en Venezuela.
Otros hacen llamados para que se ponga a un lado la pasividad frente a
los excesos y arbitrariedades. Ese es el antídoto a las acciones unilaterales.
Ha llegado el momento de que se haga una serena reflexión sobre los acontecimientos
políticos en Venezuela inspirada en los valores, principios y prácticas
contenidas en los instrumentos hemisféricos para el resguardo y preservación de
las libertades democráticas.
Caracas, 10 de abril de 2015
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