Luis Ochoa Terán 11 de junio de 2015
La presencia del “Asesor Técnico
Externo”, Felipe González, ha puesto en jaque al gobierno bolivariano y lo ha
entrampo en su propia naturaleza, la cual proyectó de manera nítida al mundo
internacional, con la cascada de improperios e insultos que se ha transmitido a
nivel internacional a esa misma Comunidad Internacional que ha comenzado a
certificar la degradación del sistema democrático que nos dejó el Comandante
Eterno, un autoritarismo personalista en donde su legado ha comenzado a
transitar por la débil línea de una dictadura militar al estilo de la panameña
de Noriega, es decir, el parapeto de presidentes civiles pero con verdadero
gobierno militar, al cual, hay que agregarle también todo el resto de
peculiaridades que adornaron a ese putrefacto régimen donde un envalentonado
Noriega, hoy mansamente todavía paga con cárcel, en la Panamá democrática, lo
que hizo en los tiempos de su dictadura.
El régimen cívico-militar de Maduro
intentó por todos los medios impedir la llegada de ex-Jefe del gobierno
español, Felipe González, pilar fundamental de la Social Democracia
Internacional conformada por los más importantes partidos de la izquierda
socialistas y progresistas del mundo moderno, que de paso ya había visitado a
Venezuela en dos oportunidades anteriores y recibido por su “padre político”,
peor aún, recibido en múltiples oportunidades por sus Jefes políticos los metropolitanos,
Fidel y el hoy Raúl Castro, sin que hubiera causado este terremoto político que
ocasiono la inepta e incompetente “revolución bolivariana”, que de paso, se le
ha ocurrido decir, sin sonrojo y vergüenza, Nicolás en su twitter nada menos ni
nada más, “que la patria está en batalla contra el entreguismo, de una derecha
maltrecha y decadente, que sin ser poder ya se rinde a intereses extranjeros”.
Este cinismo es tal que rompe Record Guiness, pues mas entregado, sometido e
intervenido por los cubanos no puede ser esta revolución bolivariana. Es la
doble moral de este tipo de régimen que la Comunidad Internacional comienza a
tachar de “forajido”.
La sola presencia de Felipe González sin
atacar ni a ludir en ningún momento al régimen, derrotó al gobierno de Maduro.
Esta ha sido la mejor jugada de la oposición no solo porque puso el foco
internacional en Venezuela y el inteligente gobierno bolivariano piso la concha
de mango mostrándose de lo que está hecho, sino porque le dio la oportunidad de
transformarse de Asesor Técnico Externo en un Consejero Político de los
Partidos de la Unidad Democrática, reuniéndose, conversando largamente y
aconsejando el continuar por este camino democrático de la participación en el
venidero proceso electoral, en la lucha por la observación internacional, en la
utilización de cualquier espacio de diálogo, pero sobre todo, puso mucho
énfasis en la necesaria e indispensable unidad de la oposición, en otras
palabras, en lo fundamental de que todos nos incorporarnos a la Tarjeta de la
Unidad.
Felipe González deja a Venezuela sin
haber podido hablar con Leopoldo y Ceballos. Tal vez si lo hubiera visto y
hablado con ellos, los hubiera convencido de la inutilidad de la huelga de
hambre ante un régimen deshumanizado, sobre todo, porque ha involucrado a
jóvenes que corren el riesgo de perder sus vidas o de maltratarlas como
consecuencias de ella. Esta es una tarea todavía pendiente que le quedo a
Felipe González y que solo él puede lograr, porque esta es una decisión
absolutamente personal en la que la MUD no puede ni debe intervenir pero si
acompañar. Ojala que la visita de Felipe logre persuadir a aquel o aquellos
partidos de la Mesa Democrática que todavía no han logrado interiorizar la
importancia estratégica de la unidad para poder garantizar el cambio que nos
exige el pueblo venezolano. Si terminamos todos en la Tarjeta de la Unidad
podemos decir que la visita de Felipe fue en verdadero éxito; no obstante,
quien rompa y quede fuera de la unidad, por mucho sacrificio que haya hecho,
será definitivamente castigado por nuestro pueblo, aunque ello solo disminuirá
la posibilidad de alcanzar los dos tercios de la Asamblea Nacional y hará más
cuesta arriba el cambio que todos esperamos, pues sin lugar a dudas, con esta
actitud demostrará que está jugando con el gobierno.
Luis Ochoa Terán
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