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lunes, 8 de junio de 2015

El orgullo de ser cooperativista, @oscarbastidas25


Por Oscar Bastidas Delgado, 07/06/2015

Existe un binomio poco observable, que ha motivado y mueve el desarrollo de la humanidad en cualquier sistema económico, por un lado los problemas o necesidades y por el otro la disposición a enfrentarlos de los afectados. Los problemas pueden clasificarse en individuales y colectivos, los individuales ameritan esfuerzos de superación por el afectado pero los colectivos obligan al concurso de varias personas y hasta de empresas y gobiernos dependiendo de su magnitud como la pobreza, el desempleo, la salud, que se incluyen en los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), y la inflación y la inseguridad que afectan nuestro país.

El proceso entre determinar el problema y superarlo no es lineal, implica actividades con adelantos y retrocesos así:

Observación del problema ↔ toma de conciencia para enfrentarlo ↔ formulación de una visión preliminar del cómo ↔ suma de otras personas y recursos ↔ determinación de las acciones a realizar por los involucrados ↔, puesta en marcha y monitoreo de acciones ↔ determinación de impactos, mediciones y correcciones ↔ reinicio si el problema continúa.

Pero esas acciones como toda actividad humana camina entre los rieles de los valores acumulados en la vida: Tomar conciencia y actuar en consecuencia: valor de la autoayuda; si el afectado se percata de que el problema afecta a otros y los convoca: valor de la ayuda mutua; si se adquieren compromisos recíprocos pues no se trata de actos de caridad: valor del asociacionismo, éste se inicia con la unión de los afectados con miras a organizar una salida organizada conjunta con esfuerzos individuales y aportes monetarios y materiales.

Si la salida fuese aportar capital para generar más capital, el siguiente paso sería constituir una suerte de compañía o sociedad anónima en la que los “socios” decidirían en proporción a lo aportado. Si fuese de enfrentamiento colectivo del problema la organización sería de entreayuda y posiblemente de solidaridad, fórmulas mediante las cuales individuos, grupos y poblaciones enteras, han buscado y logrado soluciones comunes a problemas comunes de variadas magnitudes y alcance a lo largo del desarrollo de la humanidad. En ellas, las utopías, escritas o no, entendiéndolas como factibles y referidas a sociedades, han jugado papel orientador importante[1].

01.- LAS ORGANIZACIONES DE LA ECONOMÍA SOCIAL (OESs),

Paul Lambert, estudioso del cooperativismo, resaltó en su libro “La Doctrina Cooperativa”, las asombrosas analogías entre ciertas instituciones de la Antigüedad y de la Edad Media, con las cooperativas de nuestro tiempo[2]. Él menciona algunas, quien suscribe agrega otras: las lecherías comunes en Armenia; las sociedades de arrendamiento de tierra en común en Babilonia; las confraternidades de sepultura y las de seguros en Grecia y Roma; las de drenajes, riegos y construcción de diques en Alemania; los ágapes de los primeros cristianos; las organizaciones agrarias y de trabajo entre los pueblos eslavos; el Mir y el Artel entre los rusos; la zadruga de los serbios; las "queserías" de los armenios y de los campesinos europeos de Los Alpes, el Jura y Saboya; y otras de las antiguas sociedades europeas y asiáticas.

También hubo experiencia en el continente americano como el calpulli de los aztecas, de aprovechamiento colectivo de la tierra para usufructo individual y comunal; los consejos de ancianos de los nahuas, jefaturados por el pariente mayor que dirigía la organización de la comunidad; y los "pósitos", suerte de almacenes comunales en los que los indígenas del México precolombino depositaban sus cosechas en prevención de malas temporadas; a las que pueden agregarse los ayllus de la cultura inca; las Cajas de Comunidad de la colonización española; las colonias de los inmigrantes de Norte América con alto carácter religioso; y las cofradías religiosas en casi todo el continente; y recientemente en expresiones de trabajo asociado como la minka en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú; el tequio en México; las juntas de los borucas en Costa Rica; el ayni en la ayuda mutua y recíproca en los países andinos; los ejidos colectivos de México; y el convite y la manovuelta en Venezuela. Un denominador común de estas experiencias es su intrascendencia, quedaban reducidas al ámbito de los problemas enfrentados.


Fue como respuesta a las fatales consecuencias del capitalismo que surgieron modalidades específicas con trascendencia espacial; el Común, la gente en términos coloquiales, constituyó organizaciones socio-económicas y de autodefensa con bases asociativas como las asociaciones, cooperativas, y mutuales, iniciándose así la construcción de un sector con rasgos específicos, que los economistas de principios del Siglo XIX denominaron Economía Social (ES). Junto a las OESs surgirían otras con propuestas de sociedades alternas como los partidos socialistas y comunistas, así como los sindicatos para la defensa de los trabajadores.

Desde ese momento y hasta ahora, las OESs se constituirían en canales de luchas socio-económicas alcanzando niveles nacionales y hasta mundiales, y enfrentarían los problemas del capitalismo incipiente y de sus posteriores variantes como el capitalismo monopolista y el de Estado, ambos calificables de salvajes, así como otros sistemas que infructuosamente pretendieron sustituir al capitalismo como los socialismos reales. Con el tiempo, nuevas situaciones y coberturas jurídicas harían más complejo el universo de las OESs y las cooperativas comenzarían a destacarse como la columna vertebral de ellas.

02. – LA IDENTIDAD COOPERATIVA.

En los cooperativistas existe una conciencia colectiva acompañada de una intuición construida durante siglos que orienta sus acciones. Una sobredimensión que ha visualizado, sistematizado y desarrollado rasgos comunes en todos los rincones del planeta al tiempo que permite poner en marcha experiencias originales sobre problemas concretos. La amplia mayoría de los caminos cooperativos son inéditos y quienes pretendan colocarles camisas de fuerza como algunos gobiernos, están condenados al fracaso.

Esa sistematización construyó la Identidad Cooperativa o conjunto de atributos propios de ellas, tipificados por su lógica de organizaciones constituidas con la responsabilidad social de enfrentar los problemas de quienes las constituyen sin buscar lucro pues eliminan la intermediación, con valores y principios, y una estructura organizacional que combina apropiadamente el binomio Asociación – Empresa con una participación en marcha hacia la autogestión.

Entre ellas destacan las de Trabajo – Asociado que impulsan el autoempleo colectivo y cristalizar el sueño de todo trabajador: ser propietario de los medios de producción con los que labora y terminar con la explotación de unos hombres por otros y con sociedades divididas en clases.

03.- UN MOVIMIENTO CON ALCANCE MUNDIAL.

Gracias a la Identidad Cooperativa como común denominador, los cooperativistas podemos comunicarnos, compartir inquietudes y actividades de manera directa, construyendo un movimiento con dimensiones locales, regionales, nacionales y, hasta mundiales mediante la intercooperación y la integración, al punto de constituir el mayor movimiento socioeconómico del planeta con más de mil millones de asociados. Si se piensa en la familia promedio y los amigos de los asociados podemos afirmar que el número de “terrícolas” vinculado al cooperativismo sobrepasa los cuatro mil millones.

¡Qué grande es asociarse a una cooperativa y sentirse parte de un movimiento que se extiende como red en el mundo!. Si desde un helicóptero viajásemos por el planeta desde el continente asiático hacia América, veríamos que Asia contiene dos países, China y la India, con más del 50% de los cooperativistas a escala mundial. También veríamos Japón con sus bancos cooperativos el Norinchukin Bank y los Shinkins Banks, la Japanese Consumers Co-operative Union (JCCU, 1951) que asocia el 30% su población, y la red mundial más poderosas de cooperativismo de pesca con más de 350.000 personas y el 70 % del valor total de la producción nacional, Japón también cuenta con una red cooperativa de salud que agrupa al 15% de la población, otra tantas de seguros cooperativos, y las de comercialización agrícolas que manejan un 95 % del arroz.
Veríamos Corea del Sur con cooperativas de ahorro y crédito que constituyen el primer sector financiero con una Tasa de Penetración del 16%; y más acá estaría Israel con sus kibbutzim y los moshavim, iconos mundiales del cooperativismo comunitario.

En África observaríamos cooperativas financieras, las más abundantes y de mayor tamaño gracias a esfuerzos como los de la Confederación Africana de Cooperativas de Ahorro y Crédito; el movimiento de consumo en Botswana o Cabo Verde; las industriales en Tanzania y Argelia; de artesanos en Etiopía, Nigeria, Zambia; de pescadores en Nigeria, Ghana, y Benin, de vivienda en Lesotho, Ghana, Tanzania, Kenia, Zambia y Egipto; entre otras.

Ni hablar de Europa con 2 millones de OESs que emplean más de 15 millones de personas para un7 % del empleo total. Desde el helicóptero se vería Suecia, país de 10 millones de habitantes, con su Federación Cooperativa Nacional de consumo y gasolina que asocia al 25% de la población; la Federación Nacional de Cooperativas de Vivienda con cerca de 4.000 cooperativas agrupadas en 50 asociaciones regionales para unos 600.000 asociados que a promedio familiar diría que 1.800.000 personas habitan en cooperativas. Resaltaría el Förenings Sparbanken, uno de los bancos más grandes de Suecia y Dinamarca, y la Cooperativa Arla Foods, la empresa lechera más grande del continente con productores de Suecia, Dinamarca y Alemania.

En Alemania pudiésemos ver la Federación de Bancos Populares y Bancos Raiffeisen, la red bancaria más densa de Europa y referencia mundial desde que se fundó en 1972 con la unión de los dos sistemas cooperativos: el Volksbanken o banco popular urbano fundado por Herman Schulze-Delizsch, y el Raiffeisenbanken, red de ahorro y crédito rural fundada por F. W. Raiffeisen en 1864. En ese país todos ,los productores agrícolas, todos, están asociados al menos a una cooperativa.

En Francia destacarían las de pesca, distribución, transporte, vivienda, y educación; en lo financiero el Crédit Agricole clasificado en los primeros lugares mundiales del cooperativismo que, junto a otras cooperativas, capta más del 40% del ahorro del país; en la agricultura tienen gran presencia las vinícolas y de derivados lácteos, recuérdese que es el país con mayor variedad y calidad de quesos, y las de producción porcina de La Bretaña, con cuyos asociados el autor vivió seis meses haciendo una tesis demostrativa de que mediante ellas y sus innovaciones tecnológicas, productores en situación de pobreza transformaron la región en la más rica región europea de producción porcina en menos de 20 años.

En España resaltarían las vinícolas y las de producción de naranjas en Valencia; las de clínicas y salud en Barcelona y Madrid; muchas de trabajo asociado que coexisten con las Sociedades Anónimas Laborales (SALs) y las Sociedades Agrarias de Transformación (SATs). Se vería el emblemático Mondragón Corporación Cooperativa (MCC) fundado en 1958, primer grupo empresarial del País Vasco y décimo de España, gracia a sus 257 empresas y cooperativas propiedad de 74.060 cooperativistas que emplea 85.000 trabajadores; el MCC tiene filiales productivas y delegaciones en 41 países y ventas en más de 150; también 15 centros tecnológicos y una universidad de 4.000 alumnos con procesos formativos muy especiales en emprendimiento colectivo.

Si el helicóptero llegase a USA, la vista presentaría las Créditos Unions o de Ahorro y Crédito con más de 83 millones de asociados que toca al 25% de la población; si se va al Quebec, la provincia francófona canadiense, se vería que el 58% de la población participa en el Movimiento de Cajas Populares Desjardins. Ello sin contar que en ambos países el 50% de sus superficies están electrificadas gracias a cooperativas, y que las agrícolas son fuertes en lo económico, solo en Canadá dominan el 60% de la producción de carme, leche y huevos teniendo un porcentaje superior en pesca y bosques. Solo el estado de NY viven más de un millón de personas en cooperativas de vivienda

En México observaríamos la Cooperativa Cruz Azul S.C.L. fundada en 1881 con una consolidación que permite hablar del Núcleo Cooperativo de Cruz Azul conformado por cooperativas que funcionan con sus propios órganos de gestión; también el sistema de cajas populares mexicano, reestructurado con apoyos de movimientos como el Raiffeisen alemán y el Desjardins de Canadá. En Costa Rica un interesante sistema de educación cooperativa, las cooperativas agrícolas, y las de Salud que atiende exitosamente en clínicas de atención primaria al 15% de los afiliados a la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS); la lechera Dos Pinos que agrupa el 95% pequeños y medianos productores de ganado de leche, unos 1.500 asociados; y Coopesa, cooperativa de trabajo – asociado con alto grado de calificación técnica en reparación de aviones.

No perdamos de vista las de ahorro y crédito de Puerto Rico, ni a COSVI y Seguros Múltiples como las de seguros más importantes de este hermano país, tampoco la Camioneros Cooperativa de Transporte de Carga de derivados de petróleo; muy cerca veríamos Cuba con sus interesantes cooperativas de Producción Agropecuarias (CPAs), de Créditos y Servicios (CCSs), ambas modalidades denominadas Cooperativas Campesinas, y las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPCs) llamadas Cooperativas Obreras por su origen; ese trío administra el 78,25 % de las tierras de ese país en el que aparecen incipientes cooperativas en actividades no agrícolas.

Bolivia resalta con sus cooperativas mineras y las de servicios públicos: Cotas de teléfonos y servicios de internet banda ancha y televisión por cable, Saguapac de agua que hace a esa ciudad poseedora de una de mayor calidad de agua en América Latina; y CRE, de electricidad; muestras exitosas de cómo una comunidad de 1 453 549 habitantes administra sus propios servicios. En Uruguay observaríamos las de vivienda de usuarios como gran movimiento social constructor de la “Ciudad Solidaria” donde todas las viviendas, escuelas, y espacios sociales son propiedad común de los asociados; también un sector agropecuario que aporta el 90% de la leche, el 70 % del azúcar, y exporta el 70% del excedente de trigo.

En Brasil la Organización de las Cooperativas del Brasil (OCB) agrupa unos 9 millones de asociados con unas 8.000 cooperativas que operan en 13 sectores económicos con 300.000 empleados; nuestro tour permitiría ver como el 84% del territorio nacional es cubierto por las Uniones de Médicos (Unimed), mayor sistema cooperativista de salud del mundo, complejo cooperativo de trabajo asociado, propiedad de 109.000 médicos cooperativistas en 351 cooperativas que atienden 20 millones de usuarios que maneja el 30% de los planes de salud.

No podemos dejar de volar por Argentina y Colombia. En el primero veríamos el Banco Credicoop Cooperativo Limitado (1979), resultado de la fusión de 44 cajas de crédito cooperativas de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires; el agrícola que agrupa el 30% de los productores, y El Hogar Obrero, icono del cooperativismo argentino, fundada el 30 de Julio de 1905. En Colombia observaríamos la Red Financieras de San Gil que
dinamiza más de 200 cooperativas con cerca de 4.000 líderes sociales, 120.000 asociados y 1.000 empleados; y las cooperativas del Norte de Medellín, Boyacá y Caldas. En ese país las prestadoras de servicios de salud como Coomeva y Saludcoop juegan importante papel.

Nuestro tour terminaría en Venezuela con las interesantes experiencias regionales coordinadas por la Central Cooperativa Nacional de Venezuela (Ceconave) y su servicio funerario, el mayor del país gracias a sus dieciséis Centrales Cooperativas Regionales (CCRs). Veríamos el servicio de distribución de gas en la Península de Paraguaná desarrollado por la Central Cooperativa de Falcòn (Cecofal); la Red de Salud y las Ferias de Consumo desarrolladas por la Central Cooperativa de Lara (Cecosesola), la primera atiende 220 mil pacientes al año con precios inferiores entre 50 y 60% a los del mercado, y las Ferias de Consumo, la mayor organización comunitaria de distribución de bienes alimenticios de Venezuela, venden alimentos a 71.100 familias con precios menores en un 15 % en víveres y 55 % en hortalizas que el de los supermercados privados; ellas proporcionaron en el segundo semestre del 2014 un ahorro a sus usuarios de 559.860.803,55 Bs., es decir 2.815.197,21 dólares[3].

Visitaríamos experiencias de base como San José Obrero, de ahorro y crédito en la Península de Paraguaná que con otras cooperativas y sus 40.000 asociados hace que el 34% de la población esté cooperativizada; Corandes de servicios múltiples en Mérida con 14.000 asociados; Bermúdez en Sucre, La Florencia en Táchira, la del Hotel El Paseo y la de Buzos Industriales de Venezuela en el Zulia, y otras como la Madre Laura, 12 de Octubre, Mujeres al Cemento en el populoso barrio Petare de Caracas; y otras.

Esas experiencias, y otras no mencionadas por problemas de espacio, se entrelazan gracias a la integración cooperativa en niveles locales y regionales hasta lograr dimensión mundial mediante la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), fundada en 1895, organismo cúpula del cooperativismo, consultor de la ONU, impulsor del reconocimiento de la ONU al cooperativismo al declarar el 2012 como Año Internacional del Cooperativismo, responsable del dialogo mundial entre cooperativas para formular los valores y principios como bases de la Identidad Cooperativa y de la Doctrina Cooperativa.

04.- EL ORGULLO DE SER COOPERATIVISTA.

Este corto recorrido permite verificar que las bondades de nuestro movimiento están en todos los rincones del planeta, no en vano la ONU declaró el 2012 como Año Internacional del Cooperativismo, y Roberto Rodríguez, expresidente de la ACI, afirmó que las cooperativas:

“han permitido a lo largo de la historia que gente común pueda realizar cosas extraordinarias. Han sido el medio que ha permitido que ayudándonos unos a otros podamos satisfacer nuestras necesidades económicas sociales y hasta culturales. Muchas veces, juntos, podemos alcanzar sueños y reconstituir esperanzas. Sin embargo en esta época de la globalización, algunas personas tienen dificultades para ver el papel que deben cumplir las cooperativas…”.

Esas experiencias llenas de historias y de trabajo a lo largo de años, con valores y principios, mostrando que es posible construir un mundo diferente al de los capitalismos salvajes, el monopólico y el estatista, afirmamos: ¡Nos sentimos orgullosos de ser cooperativista!, celebremos dos días:

1.- 26 de junio: “Dìa del Cooperativismo Venezolano”. Instaurado por Ceconave en su Congreso Nacional de Educación Cooperativa de Semana Santa en 1997, por haberse constituido esa central en esa fecha en 1976. Gustavo Salas, hoy trabajador - asociado de las Ferias de Cecosesola, presidía Ceconave.

2.- Primer sábado de julio: "Día Internacional de las Cooperativas". Lo impulsa la ACI mediante decisión de su Comité Ejecutivo en 1923, y lo proclama la ONU el 16 de diciembre de 1992 con su resolución 47/90. La ONU propuso celebrarlo a partir de julio de 1995 en conmemoración al centenario de la ACI, fundada en Londres en 1895.

Compañeras y compañeros. Ambas fechas son propicias para actividades formativas, impulsar el “Plan de Acción Década del Cooperativismo”, y nuclearnos con eventos  de rechazo a los impuestos a las cooperativas y al doble impuesto a los cooperativistas.

¡Impulsemos el “nosotros los cooperativistas” para reforzar nuestro sentido de pertenencia a un movimiento mundial que apoya el emprendimiento colectivo en cualquier actividad humana menos en la de esclavizar y explotar personas!.

Notas.
1.- El dìa 30 celebraremos un acto en la Plaza Bolívar de Caracas por nuestro dìa: Asiste.
2.- No dejes de ver este video “Cecosesola recogerá firmas contra la doble tributación”:

Prof. Oscar BASTIDAS - DELGADO.
Consultor en Responsabilidad Social y Balance Social de las Empresas.
Economía Social, Cooperativismo, y Diseño Organizacional
Celular: (58-414) 246-1498.




[1] Ver Henri Desroche. Le projet cooperatif. Editions économie et humanisme. Les editions ouvriéres. París, 1976.
[2] Ver Paul Lambert. La Doctrina Cooperativa. Edición fotocopiada. s/f.
[3]. Calculados al valor de 198,8709 Bs. por dólar según el Sistema Marginal de Divisas (Simadi) al 11/5/2015. 

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