Por Cipriano
Heredia, 04/06/2015
Diversos reportajes
de prensa, artículos de opinión de destacados analistas y una reveladora
consulta de calle realizada por una emisora de Radio en la cual tuvimos la
oportunidad de participar, reflejan de manera clara que en un sector de la
población priva la idea de que la reclamación del Esequibo es una causa perdida
porque, de una u otra manera, ya Guyana habría ganado la controversia y no hay
nada que hacer. A esto se le suma la dolorosa realidad de que un sector de la
población ve este asunto como un tema lejano, que le llama la atención si se le
habla de él, pero que no forma parte de su agenda ni desvelos.
En este sentido,
comenzamos por afirmar que tanto la desinformación que priva sobre el tema,
como la percepción de que es una causa perdida, son responsabilidad directa del
Gobierno venezolano y están conectadas. Esto es así porque fue el propio Chávez
(el mismo que se envolvía en el tricolor y cantaba el himno a todo gañote en
los discursos en los que criticaba duramente al imperialismo yanki y tildaba de
injerencia internacional a cualquier critica extranjera), quien, en 2004, echó
por la borda la posición que había mantenido Venezuela frente a Guyana por
medio siglo respecto a la explotación de recursos en el Esequibo, cuando
declaró públicamente que no se opondría a que Guyana otorgara concesiones en
ese territorio si eso contribuía al desarrollo de la región.
Con semejante
declaración Chávez le clavó un puñal por la espalda a Venezuela, y con ello sin
duda alguna mejoró la posición de Guyana -cuya situación de hecho ya le era
favorable- y desmejoró la nuestra, por cuanto hasta ese entonces todos los
gobiernos de la democracia desde los años 60 se opusieron a tal cosa,
precisamente porque es un elemento vital para la salud de la soberanía nacional
mantenernos firmes en ese tema.
De hecho, después
de esta vil declaración, no hemos sino retrocedido en nuestra posición en la
controversia. Guyana le ha otorgado concesiones no sólo a la Exxon Mobil (la
cual acaba de descubrir los tan celebrados yacimientos de petróleo en la zona),
sino también a la Shell y a la CGX Energy entre otras transnacionales
petroleras. También solicitó una extensión de su plataforma continental ante la
ONU sobre la base de contar al Esequibo como parte de su territorio, y ha
proyectado una línea hacia el noroeste sobre la fachada atlántica que invade de
manera inequívoca el mar territorial que se desprende del Delta Amacuro,
pretendiendo cerrar nuestra salida al Océano.
Frente a todo ello,
la posición del Gobierno no puede ser más penosa. El Capitán del buque de la
marina que se atrevió a detener un barco explorador extranjero en nuestras
aguas hace más de un año, fue destituido de su puesto y transferido a tierra.
Luego de ello, las violaciones son abiertas y permanentes. Por su parte, la
improvisada canciller que se veía enérgica y combativa frente al decreto Obama,
se limita en este caso a mandarle carticas a la Exxon, en lugar de elevar notas
de protesta formales y contundentes ante el Gobierno de Guyana. Mientras,
Maduro opta por evadir el tema, demostrando de manera clara que la Revolución
tiene una doble moral respecto a la soberanía del país, y que su discurso
nacionalista sólo sale a flote cuando de EEUU y otros adversarios externos se
trata, pero que no le importa entregarnos a Cuba, China y ahora Guyana.
A pesar de todo lo
anterior, dejamos claro que el reclamo sobre el Esequibo no es causa perdida.
Lo que necesitamos es un Gobierno con voluntad política y posiciones certeras
para hacer valer nuestros derechos. El Acuerdo de Ginebra de 1966 está vigente,
tenemos elementos e instancias del Derecho Internacional que podemos utilizar,
podemos retomar el patrullaje en la zona, nombrar un negociador a tiempo
completo que realmente se ocupe del tema, oponernos a las concesiones y hacerle
saber a Guyana y al mundo que mantenemos firme nuestra postura, por la sencilla
razón de que es legítima y legal.
¡Basta ya de
entreguismos! La postura del Gobierno no es sólo negligente, sino que es de
complicidad con Guyana y constituye incluso el delito de traición a la patria.
El Esequibo es nuestro y vale la pena luchar por él. Es una causa de la
venezolanidad y una bandera que convoca a la genuina Unidad Nacional.
cipriano.heredia@gmail
com
@CiprianoHeredia
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