Miguel Méndez Rodulfo 12 de junio de 2015
En el mundo de hoy evocamos como una
reminiscencia las profesiones de cochero, de encargados del encendido de
faroles en las ciudades, de mantenedor de excusados, etc. Más recientemente los
oficios de mecanógrafa, taquígrafa, cartero, barbero, cajeros, han desaparecido
o están por hacerlo. En su lugar se han creado empleos de choferes,
electricistas, fontaneros, asistentes administrativas, estilistas,
especialistas en atención al cliente, etc. Sin embargo, nos encaminamos hacia
un mundo en el que vamos prescindir de los choferes porque los autos se van a
manejar solos. La electricidad provendrá de la energía solar y se podrá
acumular en pilas de gran capacidad y duración, de manera que probablemente los
cargos de electricistas entrarán en crisis. Sistemas de nanotecnología separarán
las aguas grises y negras dentro del ámbito de la propia vivienda, reduciendo
la importancia de la fontanería. Sistemas de inteligencia artificial
seguramente van a desplazar a los encargados bancarios de la atención al
cliente, muchos de los cuales trabajaban en taquillas dispensando efectivo, que
a su vez fueron sustituidos por cajeros automáticos. Así las cosas, debemos
preguntarnos como afecta la tecnología nuestras vidas y cómo influye en nuestro
destino laboral.
En plena era tecnológica estamos observando
como en los medios impresos, cargos de diagramadores, archivistas y
verificadores de datos, van desapareciendo, tal como en el pasado aconteció con
el amolador de cuchillos y hoy con los agentes de viaje. Lo cierto es que las
actividades rutinarias y repetitivas de cada profesión se van a automatizar por
el avance de la inteligencia artificial. Elaborar contratos legales, preparar
balances de compañías, calcular edificios, realizar un análisis de sangre,
orina, etc., diagnosticar un paciente, sembrar un terreno y muchas otras
labores más, serán realizadas eficientemente por máquinas. Luego ¿dónde
quedarán los abogados, contadores, laboratoristas, médicos, ingenieros,
agrónomos? ¿Qué pasará con estas profesiones? Ya hay una robótica tan
adelantada en el ámbito de la industria automotriz, en los medios
audiovisuales, en las telecomunicaciones, en la industria aeroespacial, en la
industria en general, en el área militar, y en el área de la salud, que esto es
indetenible. El avance tecnológico está dando un salto cuántico.
Lo que predicen los expertos es que más
del 40% de los empleos actuales no van a existir en los próximos 20 años.
Significa entonces que nosotros y nuestros hijos debemos prepararnos para esta
eventualidad. Antes de entrar en pánico debemos tener muy en cuenta que así
como la tecnología elimina empleos, también los crea. Y lo hace de tal manera
que el Departamento de Trabajo de EEUU, en sus investigaciones predice que 65%
de los empleos que habrá en el futuro, hoy no los conocemos. Entonces lo que
importa es que tengamos muy claro que la formación de capacidades en los seres
humanos, que les permita adaptarse a esta continúa transición, será de una
importancia estratégica para las personas, los países y la humanidad. Hay que
tener una mente dúctil, adaptable y proclive al avance tecnológico.
Los tecno utópicos predicen que en algún
momento entre 2029 y 2045, la inteligencia artificial superará a la
inteligencia humana. Aún en ese escenario, sí van a existir abogados,
contadores, médicos, ingenieros, fontaneros, tecno electricistas, etc., pero su
labor estará signada por el manejo de alta tecnología, manipulación de nuevos
materiales, nuevas actividades, la innovación y la creatividad. Entonces la
educación, orientada a estos factores, se torna crítica y fundamental, algo que
tienen que entender los gobernantes de hoy para que podamos impactar al futuro
en forma decisiva y exitosa.
Caracas, 12 de junio de 2015
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