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sábado, 13 de junio de 2015

Tecnología y puestos de trabajo, por Miguel Méndez Rodulfo

Miguel Méndez Rodulfo 12 de junio de 2015

En el mundo de hoy evocamos como una reminiscencia las profesiones de cochero, de encargados del encendido de faroles en las ciudades, de mantenedor de excusados, etc. Más recientemente los oficios de mecanógrafa, taquígrafa, cartero, barbero, cajeros, han desaparecido o están por hacerlo. En su lugar se han creado empleos de choferes, electricistas, fontaneros, asistentes administrativas, estilistas, especialistas en atención al cliente, etc. Sin embargo, nos encaminamos hacia un mundo en el que vamos prescindir de los choferes porque los autos se van a manejar solos. La electricidad provendrá de la energía solar y se podrá acumular en pilas de gran capacidad y duración, de manera que probablemente los cargos de electricistas entrarán en crisis. Sistemas de nanotecnología separarán las aguas grises y negras dentro del ámbito de la propia vivienda, reduciendo la importancia de la fontanería. Sistemas de inteligencia artificial seguramente van a desplazar a los encargados bancarios de la atención al cliente, muchos de los cuales trabajaban en taquillas dispensando efectivo, que a su vez fueron sustituidos por cajeros automáticos. Así las cosas, debemos preguntarnos como afecta la tecnología nuestras vidas y cómo influye en nuestro destino laboral.

En plena era tecnológica estamos observando como en los medios impresos, cargos de diagramadores, archivistas y verificadores de datos, van desapareciendo, tal como en el pasado aconteció con el amolador de cuchillos y hoy con los agentes de viaje. Lo cierto es que las actividades rutinarias y repetitivas de cada profesión se van a automatizar por el avance de la inteligencia artificial. Elaborar contratos legales, preparar balances de compañías, calcular edificios, realizar un análisis de sangre, orina, etc., diagnosticar un paciente, sembrar un terreno y muchas otras labores más, serán realizadas eficientemente por máquinas. Luego ¿dónde quedarán los abogados, contadores, laboratoristas, médicos, ingenieros, agrónomos? ¿Qué pasará con estas profesiones? Ya hay una robótica tan adelantada en el ámbito de la industria automotriz, en los medios audiovisuales, en las telecomunicaciones, en la industria aeroespacial, en la industria en general, en el área militar, y en el área de la salud, que esto es indetenible. El avance tecnológico está dando un salto cuántico.

Lo que predicen los expertos es que más del 40% de los empleos actuales no van a existir en los próximos 20 años. Significa entonces que nosotros y nuestros hijos debemos prepararnos para esta eventualidad. Antes de entrar en pánico debemos tener muy en cuenta que así como la tecnología elimina empleos, también los crea. Y lo hace de tal manera que el Departamento de Trabajo de EEUU, en sus investigaciones predice que 65% de los empleos que habrá en el futuro, hoy no los conocemos. Entonces lo que importa es que tengamos muy claro que la formación de capacidades en los seres humanos, que les permita adaptarse a esta continúa transición, será de una importancia estratégica para las personas, los países y la humanidad. Hay que tener una mente dúctil, adaptable y proclive al avance tecnológico.

Los tecno utópicos predicen que en algún momento entre 2029 y 2045, la inteligencia artificial superará a la inteligencia humana. Aún en ese escenario, sí van a existir abogados, contadores, médicos, ingenieros, fontaneros, tecno electricistas, etc., pero su labor estará signada por el manejo de alta tecnología, manipulación de nuevos materiales, nuevas actividades, la innovación y la creatividad. Entonces la educación, orientada a estos factores, se torna crítica y fundamental, algo que tienen que entender los gobernantes de hoy para que podamos impactar al futuro en forma decisiva y exitosa.


Miguel Méndez Rodulfo

Caracas, 12 de junio de 2015

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