Por Henrique Capriles
A pesar de los errores que
pueda tener, no podemos dudar que la democracia es el mejor sistema de gobierno
que existe, porque en democracia todos debemos tener los mismos derechos y
deberes, porque en democracia el pueblo decide quienes serán sus gobernantes… y
estos están obligados a cumplir las reglas que la democracia establece. En
democracia debe haber libertad y progreso.
Por eso hoy decimos que
nuestro mayor reto es vencer democráticamente a un gobierno que no es
democrático, un gobierno que ha secuestrado el derecho de los venezolanos a
votar y decidir su futuro, porque no solo se robaron el derecho a tener un
Referendo Revocatorio, sino que tienen secuestradas todas las elecciones, hoy
en el país aún no hay un calendario electoral y recordemos que las elecciones
de gobernadores debieron hacerse el año pasado y las de alcaldes corresponden a
este año.
En democracia, además, las
decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de
participación directa o indirecta que le confieren legitimidad. En sentido
amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que todos sus
habitantes son libres e iguales ante la ley. Pero en Venezuela, hace ya un
tiempo que no hay una democracia y todos estamos llamados a recuperarla.
Y es que en democracia, el
camino de la política debe guiarse por la separación y equilibrio de los
poderes, así como el reconocimiento de las diferencias. Si un poder no respeta
a otro no existe democracia, por lo que ninguno debe cumplir funciones que no
le correspondan. Pero más aún, cuando la democracia funciona con normalidad, no
hay que hablar de diálogo, porque se hace diálogo de forma permanente, pero en
Venezuela actualmente, el poder está secuestrado por un narco gobierno
corrupto.
Maduro debe su supervivencia
política al control institucional que ejerce y a la falta de independencia de
los Poderes del Estado, excepto el Legislativo, donde se logró el cambio por la
decisión de la mayoría de los venezolanos.
Entre esos poderes, el que ha
tomado más protagonismo ha sido el judicial, ya que a través del Tribunal
Supremo de Justicia, el cual se convirtió en una trinchera para defender a los
poderosos, para defender a Maduro, y con la venia de una cúpula militar, este
gobierno nefasto se mantiene en el poder, aunque el 80% de los venezolanos
quiere cambio ya.
Ese TSJ es el mismo que emite
sentencias casi a diario para proteger al ocupante temporal de la silla de
Miraflores, pero que por tercera vez consecutiva negó un recurso de amparo
introducido por el Centro Comunitario de Aprendizaje, mejor conocido
como CECODAP, para proteger a los niños frente a la escasez de medicinas.
Mientras en el país hay 92% de
impunidad y el Poder Judicial no hace nada para evitar que la inseguridad nos
esté robando el futuro, ese mismo TSJ ha autorizado a Maduro a desgobernar bajo
el estado de excepción, sin rendir cuentas, ni presentar presupuestos, aunque
la Constitución es clara y contempla que debe rendir cuentas ante la Asamblea
Nacional.
Es inaceptable que 60
venezolanos pierdan la vida diariamente en la calles por culpa de la violencia
y que este gobierno no haga nada para remediarlo. Siguen inventando planes de
seguridad sin resultados. ¿Cuántas familias amanecen todos los días llorando a
un hijo o hermano porque lo mató el hampa? Mientras tanto Maduro habla de una
guerra que sólo existe en su imaginación. La única guerra que existe y que hay
que dar en Venezuela es contra el hambre y la inseguridad. La verdadera guerra
está en las calles de nuestro país, donde perdieron la vida 29 mil venezolanos
a manos del hampa en el año 2016.
Por cierto, mientras la cúpula
militar se encargaba la semana pasada de eliminar enemigos imaginarios en
cadena nacional, y afirmaba y reafirmaba que la Fuerza Armada Nacional está en
control de la seguridad del país, una banda criminal robaba y destruía el
Palacio de las Academias, a plena vista de los cordones de seguridad de la
Guardia Nacional que custodia el Palacio Federal Legislativo, sede de la
Asamblea Nacional.
¿Cuándo la Fuerza Armada va
a darse cuenta que Maduro está fuera de la Constitución y
permanentemente pisotea los derechos de los venezolanos, incluyendo los de
los soldados de la patria y sus familiares? El actual régimen constituye el
gobierno más irresponsable en la historia de nuestro país. Vivimos una crisis
sin precedentes, producto de políticas erradas y de la negativa de cambiar un
modelo económico obsoleto e improductivo.
El gobierno huye hacia
adelante y permanentemente niega todas las consecuencias desastrosas de sus
actos, pero lo más grave es que ha cerrado los caminos constitucionales
utilizando el poderío del Estado con el único fin de mantenerse en el poder,
destruyendo así la democracia venezolana, que alguna vez fue ejemplo para
Latinoamérica.
Aunque no veamos claro el
panorama, tenemos que seguir luchando para que en Venezuela se retome el
camino democrático y hoy más que nunca los venezolanos tenemos que ser los
protagonistas de este cambio, porque como escribió sabiamente en su momento el
novelista francés Honoré de Balzac: “la resignación es un suicidio cotidiano”.
Este 23 de enero estamos todos
llamados a dar un paso más en esta lucha, que se oigan nuestros gritos de
cambio, que se sienta nuestra fuerza, no podemos perder la esperanza, el futuro
debemos construirlo entre todos.
En Venezuela vivimos una
situación de no democracia y el cambio político, económico y social, solo nos
lo darán las elecciones. Sabemos que esta lucha tendrá muchos capítulos, porque
el gobierno no quiere contarse, pero los venezolanos debemos seguir luchando
para rescatar a nuestra Venezuela.
El 23 de enero de 1958, un
movimiento cívico militar derrocó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y
renació la democracia. Revivamos ese espíritu de lucha.
Tenemos que derrotar el miedo,
no tengamos miedo, porque con este gobierno cada vez tendremos menos comida y
medicinas, pero más inseguridad e inflación. Defendamos la democracia.
Nosotros no tenemos armas de
guerra, porque creemos en la Constitución y en el voto. Debemos movilizarnos
para que el mundo vea que Venezuela quiere votar. La solución política es que
haya elecciones en nuestro país. El pueblo unido tiene que hacer escuchar su
voz para exigir el rescate del voto, que es el arma más poderosa de los
pueblos.
¡Qué Dios bendiga a nuestra
Venezuela!
22-01-17
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