Por Hugo Prieto
Integrante de la Plataforma en
Defensa de la Constitución Nacional, Santiago Arconada, luchador social,
plantea que “si el gobierno quiere buscar recursos para paliar la crisis, que
salga a buscar los capitales del desfalco que se hizo al Tesoro nacional, en
lugar de lo que calcula obtener al poner en venta el 12 por ciento del
territorio nacional”. La cifra, lanzada al voleo por el “defenestrado” Nelson
Merentes, ex presidente del Banco Central de Venezuela, apenas representa el
25% (alrededor de 120.000 millones de dólares) de los capitales fugados.
Arconada es un ferviente
defensor de la Constitución Nacional, entre otras cosas, porque refleja el
momento de mayor auge de los movimientos sociales. ¿Qué son las Constituciones
sino el espejo de un momento histórico de los pueblos? Y ahí es donde Arconada
se ubica, más allá de la izquierda, de la derecha y aún más lejos del gobierno
de Nicolás Maduro.
Ustedes han mantenido una
posición muy crítica frente al decreto del Arco Minero. Pero en esa región del
país hay reservas de oro, coltán, diamantes, que nos podrían sacar de esta
crisis y prolongar, además, el pensamiento mágico de que Venezuela es un país
rico. ¿Por qué romper con ese sueño?
Nunca vamos a salir de esta
crisis profundizando la conducta rentista, del buscador de minas o ratificando
el mito del Dorado 500 años después. La primera gran afectación del decreto del
Arco Minero es al preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela. En 1998, Venezuela era un país en plena efervescencia, en el que
había una gran discusión un gran debate, y cuando nos pensábamos multiétnicos y
pluriculturales, ¿qué pensábamos? ¿Qué decíamos?
Digamos que esas ideas de
transformación, de cambio, no tenían mucho asidero en la realidad. Se cometió
un error que lo estamos padeciendo ahora.
No, no estoy de acuerdo. Lo
que no tenía asidero con la realidad era la Constitución del 61, que despachaba
a las comunidades indígenas en dos líneas de un artículo referido a comunidades
campesinas. Eso si era mirar a otro país y no reconocerse. Más allá de ideas de
izquierda o de derecha, lo que había en Venezuela en 1998 era una visión
bolivarianista y una fuerte presión anticolonial. Las constituciones, si son
algo, son espejos que reflejan un momento de la sociedad. La Constitución del
61, que se hizo para superar una dictadura y que también tenía postulados de
derechos que propendían a la felicidad humana encerraba, igualmente, una visión
construida dentro de la dialéctica barbarie versus civilización, tan propia de
nuestro novelista máximo (Rómulo Gallegos).
El proceso constituyente lo
lideró Hugo Chávez y las fuerzas políticas que lo apoyaban, las cuales —en
mayor o menor medida—, adscribían lo que se conoce como la izquierda.
Chávez, para entonces, estaba
firmemente convencido de la , ni socialismo ni
capitalismo. No lo digo yo, lo dijo Aristóbulo Istúriz: yo me acuerdo
cuando Chávez nos trataba de convencer de las bondades de la tercera
vía. A la izquierda le encanta el extrativismo. La izquierda forma parte
del pensamiento, de la cultura occidental, para quienes los valores de
desarrollo y progreso permanecen incuestionados. La gente de izquierda, para
referirse a otros, que no los siente como tales, les dice .
No se baja de esos conceptos. Precisamente, yo siento que la Constitución del
99 era subversiva en su preámbulo. Como decía el hermano Jesús María Korta
(sj), fundador de la Universidad Indígena de Venezuela, la sociedad
venezolana no encontrará salida mientras no se reconcilie con su madre
indígena. Una sociedad que desconocía sus raíces, que se avergonzaba de ellas vuelve
su mirada en 1999 —con la Constitución Bolivariana— a su realidad y trata de
asumirla. Multiétnicos y multiculturales. Estamos hechos de muchos pueblos,
estamos formados de muchas culturas.
¿No se trata simplemente de
prolongar la cultura rentista o hay otros elementos que entran en juego?
Ese decreto, en mi opinión, es
como una bomba de racimo que se dirige a varios objetivos. Uno de ellos, acabar
con la Constitución Bolivariana. Pero la primera de las bombas estalla sobre el
sueño de país que fuimos. Se trataba, y con esto quiero responder a tu pregunta
inicial, de tener una racionalidad que dijera. Allí hay coltán, pero no
necesariamente tenemos que sacarlo. Tomemos en cuenta que hay una
presencia cultural, la occidental, que me dice. Sí, sí hay coltán tienes
que sacarlo. Pero también hay otra presencia cultural que se hace una
pregunta ¿Por buscar el coltán, no pueden verse afectadas muchas otras
cosas que son importantes para la vida? Precisamente, ese país
multicultural y multiétnico insurgía contra ese sentido común occidental que
dice como hay coltán, hay que sacarlo.
En Venezuela practicamos una
religión y hablamos una lengua que son propias del mundo occidental. Hay una
presencia cultural que en gran medida es lo que prevalece ¿No es muy difícil ir
contra ese sentido común?
No diría que es fácil. Lo que
quiero plantearte es que yo reivindico a la Constitución Bolivariana, no como
una Constitución de izquierda, sino como un ejercicio de enfrentamiento a ese
sentido común, que es uno de los bastiones de la colonialidad. Yo creo que la
izquierda no ha hecho la crítica necesaria como para insurgir contra el
pensamiento colonial.
Hubo una época de
efervescencia, para citar sus palabras, de sueños, pero eso terminó en la
pesadilla que estamos viviendo.
No le eches la culpa de la
pesadilla al sueño.
Diría que se convirtió en
pesadilla, entre otras cosas, porque hay una continuidad permitió llegar hasta
aquí. No veo ninguna contradicción entre lo que está pasando en Venezuela
actualmente y lo que se propuso Chávez el 4-f.
Imagínate, ¿cómo no va haber
una contradicción flagrante en un movimiento que insurge contra un mar de
corrupción? Como lo dice el ministro de Educación, Elías Jaua, la
corrupción que permea y daña los mejores esfuerzos, una corrupción corporativizada ¿Si
eso lo está diciendo el ministro Jaua qué queda para el pueblo? ¿Qué podemos
decir los demás?
Sí, pero Jaua es parte del
gobierno.
Si a ti te parece un acto de
hipocresía, yo puedo compartir contigo ese sentimiento. Porque podría uno preguntarle:
¿Usted tiene idea de cómo se salda cuentas con la corrupción? Que es lo que él
dijo. No tenemos vida si no saldamos cuentas con la corrupción. Denos
una pista, ¿cómo se hace eso? Empieza tú (Jaua) a dar una idea de qué es eso de
saldar cuentas con la corrupción.
Santiago Arconada retratado
Roberto Mata
Pero no solamente eso. El
proceso bolivariano tiene que saldar cuentas con los derechos civiles y
políticos de los venezolanos y con aquel proyecto liberal que ellos se
plantearon y que está recogido en la Constitución del 99.
¿A ti te parece que la
Constitución Bolivariana se corresponde con los esquemas de una forma de
gobierno liberal? ¿Con la separación de poderes y todo lo demás?
Sí, pero no se cumple.
No me digas de las cosas que
están pasando en violación de la Constitución porque por eso, gente de
disímiles procedencias, de disímiles trayectorias, nos vinimos a juntar en una
plataforma de objetivo único: la defensa de la Constitución, que no es ni de
derecha ni de izquierda, sino el momento culminante del movimiento popular, que
a lo largo de muchísimas luchas, de muchísimas décadas, fue significando la
cosa que mejor refleja sus aspiraciones, preservando los espacios de libertad
propios de una sociedad que tiene que decir ese documento es tan mío que
soy obrero como tan suyo, de usted, que es empresario. Ahí está un
contrato social que reconoce un conjunto de elementos. No por casualidad el
presidente Chávez lo llamó en su momento el Popol Vuh, el libro de todos.
Pareciera que no hay una línea
de tiempo, un principio y un fin entre 1998 y 2017. Creo que sí la hay. Ahí
están las palabras de Chávez. “Mi opinión firme, plena como la luna llena,
irrevocable, absoluta, total es que ustedes elijan a Nicolás Maduro”. ¿Quién le
propuso al país la unión cívico militar? ¿No es eso lo que estamos viviendo
ahora?
No creo que haya ese hilo
conductor. Yo recuerdo haber enfrentado dentro del gobierno bolivariano, en el
que estuve involucrado desde 1999, con las Mesas Técnicas de Agua, tendencias
autoritarias. Pero la Constitución Bolivariana no es autoritaria. Recuerdo
haber enfrentado tendencias que propugnaban, por ejemplo, que no todo el
mundo tiene derecho a saberlo todo. Todo el tiempo pasaba eso y todo el
tiempo lo enfrentábamos. Y decíamos que no había ninguna instancia que tuviera
derecho a saber lo que el pueblo no supiera en asamblea.
Convendrá en que esas
tendencias fueron las que se impusieron.
No solamente eso, sino que
marco, en el proceso, una línea divisoria a partir del año 2007. En el año 1998
arrancó un país con un sentido de futuro que no lo brincaba un venado. La
sensación que estábamos saliendo de una hegemonía militar, económica y
política, que venía del imperio estadounidense. La sensación de que estábamos
construyendo una ruta nueva y nuestra propia versión de salida a otro mundo
posible. Después llega la pinta del Frente Francisco de Miranda. Otro
mundo posible sólo es posible si es socialista. ¡Ah! Esa es harina de otro
costal. En 2006, el presidente Chávez eleva su votación en términos absolutos y
relativos, lo cual es un precedente en la historia política del país. Algunos,
incluido él, pudieron haber pensado. El mandado está hecho. Y plantearon la
enmienda constitucional para meter la palabra socialismo. Y mágicamente, un
pueblo sapientísimo, a meses de darle al presidente Chávez la victoria electoral
más contundente, le dice nanai.
Regresemos al planteamiento
que hizo alrededor del decreto del Arco Minero, ¿realmente cree que ese decreto
es una bomba de racimo que acaba con la Constitución Bolivariana?
Hoy (27 de enero), justamente,
se cumplen dos años exactos de la fecha en que la representación del pueblo
ñepá introdujo ante el Tribunal Supremo de Justicia un recurso de amparo
constitucional, porque estaban en total estado de indefensión jurídica ante la
inexistencia de demarcación de sus tierras, que además están afectadas por
partida triple, porque allí hay coltán, oro y diamantes. Según el censo más
reciente, su población oscila entre 5.000 y 7.000 personas, lo cual le da una
dimensión profundamente delicada. Yo no comparto las expresiones biologicistas
que determinan si son o no un pueblo en extinción. No, precisamente, es un
pueblo que ha dado la lección más profunda de constituirse, de reconocerse y de
trabajar el hecho de su idioma.
Si el gobierno no ha hecho los
estudios de impacto ambiental del Arco Minero, tal como lo establece la
Constitución y las leyes, ¿por qué se asegura que en esa zona del país hay
depósitos de oro, coltán, diamantes y otros minerales? ¿Cuál es el sustento de
esa afirmación?
La existencia de diamantes es
muy conocida, incluso, es una referencia histórica, porque es la mina de
Guaniamo. No me voy a detener mucho en eso, pero en los trabajos que ha hecho
el ingeniero Gustavo Montes, que desde el punto de vista de la investigación
holística sobre el problema del Arco Minero son, en mi opinión los de mayor
profundidad, en los mapas aparecen referidos los yacimientos de coltán y de
oro, que están allí como en todo el macizo (guayanés). No es que tenga arenas
auríferas localizadas en un punto, más bien están disgregadas. El Guaniamo es
uno de los ríos de las tierras ñepás. Además del Guaniamo, son cuatro ríos
(Cheveripa, Suapure, Cuchivero y Guarataro). En todo caso, esa visión que ha
tenido el pueblo ñepá de decir tenemos necesidad de que nos reconozcan y
no hay un reconocimiento distinto, al del espacio y hábitat donde hemos vivido
milenariamente, es hoy la piedra en el zapato del decreto del Arco Minero y
plantea una situación tremendamente compleja en las manos del Tribunal Supremo
de Justicia, porque el TSJ no puede decir que lo dicho por los ñepá es mentira.
En Venezuela hay una
Constitución que reconoce a los pueblos indígenas…
… en el papel.
Si la Constitución es sólo
papel, hermano…
… estamos en esa situación. El
15 de diciembre del año 2016 se cumplieron 15 años de violación del artículo
119 de la Constitución, que obliga al Ejecutivo a demarcar las tierras de los
42 pueblos indígenas reconocidos.
¿No resulta paradójico que la
plataforma de defensa de la Constitución insurja, por decirlo de alguna manera,
cuando muchos de sus integrantes apoyaron en sus inicios al proyecto
bolivariano? ¿Qué sean ustedes la voz cantante, los que se opongan con más
fuerza al decreto del Arco Minero?
Para quienes luchamos por
todas las cosas que habíamos soñado, por todas las cosas por las que habíamos
luchado en el pasado, las equidades, las igualdades, toda la libertad, tienen
mucho sentido para nuestras vidas, especialmente para nuestras vidas políticas,
que todo eso se convirtiera en ley. Estábamos montados en esa ola e hicimos unas
cosas de las cuales yo me siento profundamente orgulloso. Yo creo que existen
muchísimas comunidades organizadas que sienten que hay una falla, un dejar de
ser como se era, un abandonar los principios que se tuvieron. Que seamos
nosotros, precisamente, los que salgamos a decir la Constitución Bolivariana
está siendo violada en toda su extensión y la única posibilidad de ser honestos
y leales al proceso bolivariano es enfrentando a quienes desde el gobierno
hacen caso omiso del documento más importante del movimiento popular.
Santiago Arconada retratado
Roberto Mata
Aquí se creó una empresa
militar, la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de
Gas (Camimpeg) que se va a encargar de la explotación del Arco Minero.
No creas eso. Se va a encargar
de cosas asociadas a eso, pero las transnacionales que vienen son las mismas de
siempre.
¿No hay una serie de
atribuciones en manos de los militares?
Demarcar un territorio donde
no existe ley del trabajo, donde no existe libertad de organización sindical,
donde no existe posibilidad de que los pueblos indígenas diriman conflictos en
defensa de sus derechos, porque todo eso va en contra del . Precisamente, si de algo me puedo sentir orgulloso en 2016, es
formar parte del equipo humano que introdujo la solicitud de nulidad del
decreto del Arco Minero ante la Sala Político Administrativa del TSJ, no porque
crea que en esa instancia resida la justicia, a eso aspiro, aunque no pongo mi
mano en el fuego por eso, sino para decirle a mis hijos y a mi
descendencia, con mi nombre no hicieron eso, con mi complacencia no fue
que destrozaron el país y acabaron con el agua, el aire y la biodiversidad de
esta tierra.
¿Claro que resulta paradójico,
no?
A mí me parece que es
tremendamente expresivo lo que tú preguntas. Que hayan sido ex ministros, ex
edecanes del presidente Chávez, además de luchadores sociales de distintas
trincheras, que hicimos cosas por el gobierno bolivariano durante muchísimo
tiempo, los que hayamos solicitado la nulidad de ese decreto. Aquí la única
lealtad violada es la del gobierno hacia el pueblo y no al revés.
¿Cuál es la expectativa que
tiene Santiago Arconada en particular? ¿Cuál es la expectativa que tiene la
Plataforma en Defensa de la Constitución?
Creo que están pasando muchas
cosas que no las vemos, de las cuales no nos enteramos porque los noticieros
calichosos están refritando informaciones todos los días. Y, sin embargo,
subyacen cosas que a mí me siguen pareciendo importantes, que me siguen
pareciendo significativas.
¿Cómo cuáles?
A mí me llamó la atención que
la fiscal empezase a hurgar en el caso Odebrecht para ver cuáles fueron los
sobornos en Venezuela. Pero también me hubiese gustado que cuando el ministro
Molina salió a decir que quien firmase no fuese a buscar su bolsa de comida, de
una vez le pegaran los ganchos, porque eso es peculado de uso, como si él
estuviese sacando de su bolsillo la plata para las bolsas de los Clap. No. Los
recursos del presupuesto nacional no son para preservar los intereses de su
partido. Y si hubiera ley, si hubiera Poder Ciudadano, le ponen los ganchos de
una vez porque eso es peculado de uso. Es un caso público y notorio.
Es noticia criminis, no hace falta más nada. Lo pillaron en flagrancia.
Ahí está, búsquenlo en los medios.
¿Alguna otra información que
los noticieros calichosos no hayan reflejado? ¿Algo del Arco Minero que haya
pasado inadvertido?
El pasado 14 de enero se
realizó una reunión comunitaria por convocatoria de la Asamblea Constituyente
Somos Pueblo Ñepá en la comunidad de San Pedro, aledaña a Caicara del Orinoco.
Yo tuve oportunidad de asistir por invitación y puedo decir que la convicción
que tiene el pueblo ñepá de que el Arco Minero sólo traerá desgracia y muerte
para su pueblo es hoy muchísimo mayor que la que pude percibir en la última
asamblea, realizada hace cuatro meses. Al enclave minero de Guaniamo llegó la
Comisión de Prospección de Minería y no solamente no consultó, no pidió
permiso, no se reunió con nadie, sino que no dejó que la comunidad se enterara
de la prospección que estaban haciendo los representantes del gobierno con los
representantes de las empresas y estaban monetizando la mina.
Ustedes han desarrollado un
trabajo con sectores académicos en general que se oponen al decreto, pero no hay
en el radar presencia de fuerzas políticas que serían necesarias para
consolidar el frente en defensa de la Constitución y de la herencia natural de
los venezolanos. ¿Por qué no hay presencia de otras fuerzas políticas que se
pronuncien y participen además en todo lo que ustedes están haciendo?
Yo creo que hay sectores que
tienen mucho que perder, sobre todo en espacios donde el decreto del Arco
Minero tiene un elemento característico de todos los procesos de corrupción.
Aquí hay una conchupancia de intereses de los sectores que teóricamente están
enfrentados polarmente, en negocios que están implicados allí. Eso significó
que la Plataforma en Defensa de la Constitución le haya dicho a la Asamblea
Nacional, entregaron el 12 por ciento del territorio y tú no dijiste nada.
Y en verdad, no había dicho nada. No había revirado. Uno tenía perfecto derecho
a pensar que había intereses reflejados allí. Después la Asamblea se curó en
salud y nos convocó y después supimos que ese pronunciamiento, así como las cartas
que la Plataforma envío a las embajadas de los países donde esas empresas están
radicadas, tuvo implicaciones en esferas internacionales, parece que la baraja
no está tan segura.
¿Y esos intereses existen?
Sí, del mismo modo en que
existe la presencia de capitales nacionales, los Cisneros, por ejemplo,
asociados a la empresa Barrick Gold. Y eso significa que ese tema está fuera
del canal de televisión.
29-01-17
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