Por Jesús Chúo Torrealba
1.- El 23 de Enero los
venezolanos conmemoramos el aniversario del derrocamiento de la penúltima
dictadura que sufrió nuestro país.
2.- Si bien la dictadura del
48 al 58 sale bien parada al ser comparada con el período histórico 1999-2017,
sin embargo no resiste la comparación con los primeros 20 años del experimento
democrático 1958-1998.
3.-En efecto, durante la
primera mitad de esas cuatro décadas de democracia, la expansión con calidad de
la matrícula educativa y en particular de la matrícula universitaria, la
expansión de la cobertura y fortalecimiento de la calidad de la salud pública y
el impulso al aparato productivo nacional bajo la política de sustitución de
importaciones (todo ello soportado y financiado por una política petrolera
nacionalista que entre sus logros tiene la creación de la OPEP) le dio a
Venezuela el perfil de país moderno y progresista que se transformó en imán
para ciudadanos de todo el mundo.
4,.-Los siguientes 20 años
de democracia no tuvieron, sin embargo, la misma fortuna: La bonanza de los
precios petroleros de 1973 (el precio del barril subió de 4 a 12 dólares
americanos) intoxicó al Estado y a la sociedad venezolana con la falsa creencia
de que vivir eternamente de la renta petrolera era posible y deseable.
5.-Esa abundancia no sólo
afectó la cultura del trabajo, sino también los resortes éticos de la sociedad.
Diez años después, el 18 de febrero de 1983, llegaría el Viernes Negro a
despertarnos de esa falsa ilusión.
6.-Pero aunque el
estremecimiento del Viernes Negro fue brusco, el despertar no fue repentino.
Moroso, el país se resistía a abandonar los delirios de grandeza: Tras
las dificultades vividas durante los gobiernos de Herrera y Lusinchi, una
Venezuela nostálgica de la bonanza elige en 1988 a Carlos Andrés Pérez para un
segundo mandato.
7.-Pero Pérez jamás aclaró
que su plan real no era repetir el dispendio dadivoso de su primer gobierno,
sino precisamente lo contrario: disciplinar el gasto, reducir el
proteccionismo, promover la competitividad.
8.-Pretender esos cambios
sobreestimando la fuerza de su prestigio político y la racionalidad técnica de
su gabinete, no esforzarse en construir los consensos necesarios ni en la
sociedad, ni en la clase política y ni siquiera en su propio partido, tuvo muy
alto precio para CAP II y para todo el país.
9.-El descontento se hizo
fecha histórica, y el 27 de febrero de 1989 el país presenció y sangró en “El
Caracazo”.
10.-El “Gran Viraje” que
pretendió CAP naufragó en el descontento social que a su vez abrió las puertas
a los viejos rencores políticos que, disfrazados de “notables”, impulsaron la
inestabilidad y le hicieron la cama al golpismo.
11.-Nuevamente en febrero,
esta vez en 1992, una oscura conjura estrelló contra las puertas del Palacio
Blanco un tanque de guerra, mientras comandos armados ametrallaban la vieja
Casona donde se albergaban la esposa y las hijas del Presidente de la
República. “Quijotada” llamaría, años después, a esa madrugada de traición y
sangre su principal beneficiario.
12.-Las élites de aquel
tiempo, tan ciegas como las de la ahora, no vieron las evidentes señales que
planteaban el conocido dilema: “Cambio o caos”.
13.-Tras el Viernes Negro en
febrero de 1983, tras el Caracazo en febrero de 1989 y la intentona de Golpe de
Estado en febrero de 1992, las élites no supieron, no pudieron o no quisieron
hacer los cambios que hubieran salvado a la democracia.
14.-…Y así fue como el
golpista fracasado de 1992 se transformó en presidente electo en 1998. El
dilema “cambio o caos” se zanjó por el caos.
15.-La misma clase media que
había votado “para castigar a AD y Copei” se horrorizó con el proyecto
educativo con el cual Chávez pretendía adoctrinar a sus hijos. “Con mis hijos
no te metas” fue la consigna con que esa clase media inició su incursión en
política, que ha resultado más larga y exigente de lo que muchos suponían por
allá, a principios de los años 2000.
16.-De la ingenuidad del
2000 a los sucesos terribles del 2002, del Revocatorio en el 2004 a la suicida
abstención del 2005, muchos fueron los errores cometidos hasta que, por fin, en
el 2006 la lucha del pueblo venezolano por la libertad dejo los atajos de la
desesperación y retomó la senda electoral.
17.-En 2007 ganamos el
Referendo Constitucional; en 2008 ganamos las más importantes alcaldías y
gobernaciones; en 2010 el no-chavismo ganó el voto popular en las
parlamentarias; en 2012 subimos 30% la votación en las presidenciales frente a
Chávez; en 2013 prácticamente empatamos 50-50, si no ganamos, frente a Maduro;
en 2015 arrasamos con las dos terceras partes de la AN en las Parlamentarias.
18.-Tras todos estos logros
del tantas veces despreciado “gradualismo”, llegamos al 23 de Enero de 2017,
luego de pasar todo el 2016 sufriendo los efectos de una recaída en el
inmediatismo, en la que algunos ofrecieron resultados “en seis meses”,
promoviendo la activación de mecanismos que suponían “convocar elecciones en 30
días”. Alguien incluso llegó a decir “si no salimos de esto en 2016, en 2017 no
cuenten conmigo”. Se suponía que eso era “radical”.
19.-Pero lo verdaderamente
radical es el hambre del pueblo, la inseguridad atroz que asesina a un
venezolano cada 18 minutos, el dolor que traspasa a los niños que mueren por
falta de medicinas, la rabia que inunda a los ciudadanos que comen en los
basureros.
20.-Frente a ese drama ya el
Gobierno definió su política: la confrontación absurda, el “Comando AntiGolpe”,
El Assaimi Vicepresidente…
21.-La política de los
demócratas no es hacerle el juego a la violencia politiquera del gobierno, sino
asumir “LA CALLE” ¡La calle de verdad! ¡La que lloró a sus mineros en Tumeremo!
¡La que hizo correr al déspota en Villa Rosa! ¡La que en diciembre explotó en
El Callao y Ciudad Bolívar, en Guasdualito y Valera! ¡La que denunció la OLP en
Barlovento! ¡La que protestó en Cariaco! ¡La que por millones aplaudió a
Monseñor López Acosta ante la Divina Pastora!
22.-Esa calle con pueblo es
la CALLE SOCIAL que –con dirección unitaria- puede conquistar la RUTA ELECTORAL
para lograr un GOBIERNO DE UNIDAD NACIONAL capaz de hacer realidad un
consensuado PROYECTO PAÍS.
23.-Ese es, en 2017, el
llamado “Espíritu del 23 de Enero”: Ni la mascarada militarista que utiliza a
los mártires del pasado para tapar la corrupción del presente, ni el falso
radicalismo que solo encubre la impaciencia de las agendas particulares. El
“Espíritu del 23 de Enero” es la unidad del pueblo, la UNIDAD DE PUEBLO CON
PUEBLO, exigiendo hoy en la calle lo que mañana lograremos con los votos:
¡Nuestro derecho a vivir en libertad! ¡Palante!
22-01-17
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