Por Armando Martini Pietri,
03/07/2017
La Venezuela decorosa está
exigida en reconocer al mundo sus buenos oficios y las declaraciones que en
apoyo se emiten a su favor. Suficientes al inicio, sin embargo, el
desbordamiento de hechos y eventos demuestran lo exiguo que representan hoy.
Rechazar la Constituyente,
violatoria de los principios del Estado de Derecho e igualdad de los derechos
políticos, ubicándonos en el terreno oscuro, escabroso y peligroso como lo es
un régimen castrista comunista militarista, aderezado con desbocada e incivil
represión; precisa dejar la palabrería y encarar la situación. No hacerlo,
logrará servidumbre y esclavitud.
Este diabólico Gobierno será
recordado como el más lóbrego de nuestra historia. Sus integrantes han superado
con exceso las expectativas sobre índices de maldad. Cada día con mayor fuerza
asumen actitudes, que calificarlos representantes del mal, no es
exageración. El amor, justicia, convivencia, romanticismos e ilusiones son
agradables y sanadores pero la realidad es diferente y se impone. No es pesimismo
ni desesperanza, es realidad pura y cruda.
La ciudadanía percibe la
descomposición, incoherencia, contradicciones y grita -por igual- clamores
desesperados a Diputados de la Asamblea Nacional e integrantes de la Guardia
Nacional, desconozcan a sus jefes y actúen por conciencia propia. Exclamación
de un país, que muy pocos escuchan.
Los sollozos y lamentos del
Vaticano, decisivos testimonios de Almagro, Macri, Fox, Quiroga y muchísimos
otros; las tensas y de labios apretados palabras de Tillerson, advertencias de
Trump; y las no tan variadas de nuestros dirigentes que mucho saben
reclamar pero no enfrentar a un chafarote de cuartel que abochorna, deshonra a
sus compañeros, afirmando su hechura delictual, para luego, en un acto ofensivo
y asqueroso se reconozca su actitud servil, despreciable y vil se refrende con
una condecoración que produce masiva irritación.
Lloramos muertos, enumeramos
heridos, torturados, violados, encarcelados. Todos se juegan el pellejo y
respiran gases, hay que reconocerlo. Mientras afirmaciones pomposas de
organizaciones multilaterales, habladas y escritas, están para eso, hablar paja
que es disfraz de los acuerdos verdaderos; pero en fin, tanta habladera por
años párenla ya, fíjense en el sátrapa Raúl Castro que habla lo menos que
puede, mientras hace todo el daño posible.
Lo pedimos en serio, y no por
ingratos, porque, con el corazón en la mano, estamos en deuda por todo lo que
han dicho, vuelto a decir, reiterado mil veces y lo que han pensado hacer, pero
no han hecho. El tiempo transcurre implacable y Venezuela se hunde en un charco
sangriento y pestilente.
Dejen de hablar y, si pueden
actuar, actúen. Si van a hacer, no lo afirmen, háganlo. No subestimen -error
cometido una y otra vez- dejen la obstinación en tratar a los ciudadanos
como borregos a los que no hace falta explicarles, son más inteligentes que
muchos.
Gobierno al que no le parezca
bien lo que hace Maduro, retire a su embajador, dejen la embajada a cargo del
portero, mejor ciérrenla. Banco internacional que no desee comprometer su
patrimonio en las riesgosas y corruptas manos del madurismo, cómplices y
bolichicos, suspenda el crédito, que con Sanguino y las mentes brillantes,
superdotadas de como se llamen los ministros de la economía y otros desastres,
inventaremos algo. El imperio anda encarajinado, magnífico, que no compre más
petróleo, termine de hacerlo. Señor Trump, decida y actúe de una vez.
Dejen de murmurar, chismear,
reunirse y echen pa’lante. No sigan declarando sobre lo protervo de Maduro y
sus compinches. Rompan relaciones, déjennos aislados, ¿qué más humillación,
inflación, hambre e inseguridad podemos sufrir? No será la primera vez que los
venezolanos tomamos nuestras propias decisiones, ¿cómo creen que militares y
civiles derrocaron a Pérez Jiménez con todo y las petroleras metidas hasta las
narices?
Chávez empezó con paciencia
llanera y salivita cubana, atorándonos hasta el güergüero, pero Maduro en su
incapacidad nos despertó, estamos en pleno zarandeo. Nos va a costar mucho,
pero no con las homilías delicadas del Papa y sermones diplomáticos que no dan
para más. Ya está bien, de corazón, de pana, premiamos todo lo que han
anunciado e intentado, pero botamos tierrita y no jugamos más. Llego la hora de
los hechos.
Si lo único que pueden hacer
nuestros ensordecedores compatriotas, vociferando discursos y piezas oratorias
en plataformas de honor, aprobando y suscribiendo considerandos y acuerdos
hermosos, plenos de buena intención, escritura y redacción, gracias, son muy
amables, pero ya está bien. Venezuela esta urgida de obras, no de palabras.
La Fiscal, cómplice de esta
procacidad indigna, habla y hace, pero se queda sin batería, sus camaradas que
deberían recargarla no lo hacen y sectores opositores la homenajea. Helicóptero
sin rumbo pero con rambo vuela a placer, nadie reacciona excepto para decir
pendejadas. Lo cierto es que puede que haya enloquecido pero actuó, hizo, salió
adelante en vez de habladeras, por tener la voluntad, lo desprestigian.
A menos de 30 días de la
catástrofe y ruina, hay que evaluar lo que viene, no será agradable. Este
Gobierno es inservible en materia económica, pero no tan malo en eso de un
pasito pa’lante, medio pa’tras. Sufren de verborrea charlatana y mentirosa,
lanzan bombas de humo -aparte de las lacrimógenas- y cuando se mira,
aparecen más allá.
Años oyéndolos en su torpe y
fracasado modelo. Lo horrendo de esta pesadilla espeluznante, es que en el
sueño, hay demasiado chavismo en sectores contrarios, que alegan proteger el
legado y su constitución; con el agravante y vergonzoso tributo que muchos le
hacen la corte a salta talanqueras y, como enamorados, el perdón sin castigo ni
consecuencia está a flor de labios. El resultado: más de la mitad no se
identifica a favor de ninguno.
Los que van socorrer, ayuden sin
charlar, háganlo con hechos reales, tangibles, categóricos. La paciencia y el
tiempo se agotan, sesiones de la Asamblea deben ser permanentes. Los que van
solamente a departir, vayan con su música a otra parte, tenemos nuestros
violinistas que sí le echan pichón. Por favor no más palabras, actúen. ¡La
patria os lo demanda!
@ArmandoMartini
Tomado de:
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