Luis Manuel Esculpi 18 de julio de 2017
@lmesculpi
Prohibieron
a los medios emplear la frase de dos palabras: Consulta Soberana. Exigieron
minimizar la cobertura del evento. Utilizaron sin el menor recato la censura
previa. A última hora inventaron un simulacro el mismo día. Evidenciando -una
vez más- el temor a contarse electoralmente. La iniciativa los desconcertó.
Recurrieron desde las tradicionales amenazas y agresiones hasta los falsos
llamados a dialogar.
Somos
renuentes a calificar de histórico cualquier acontecimiento, aún valorando su
importancia, pero esta vez no dudamos en señalar como tal la jornada del pasado
domingo. Coincidiendo con quienes la han mencionado como una acción de
desobediencia civil inédita en las luchas democráticas desarrolladas incluso a
nivel mundial.
Esa
consulta realizada sin las máquinas de smarmatic, sin los lapsos establecidos
para su convocatoria, sin la logística y el respaldo del CNE , sin campaña en
los medios masivos de comunicación tradicionales y sin la presencia del plan
República constituyó una verdadera gesta trascendental.
Comparar
sus resultados numéricos con otros procesos solo puede asumirse como
referencia, no estábamos en presencia de un acto convencional donde competían
por obtener determinados espacios de poder distintas opciones; la inmensa
movilización de venezolanos en todo el país y en las más diversas ciudades del
planeta, manifestaron su rechazo a la convocatoria fraudulenta del gobierno de
una Asamblea Constituyente.
Al
evaluar el éxito de la jornada no debemos limitarnos a los muy importantes y
significativos datos numéricos, tal como apuntó el ex rector Vicente Díaz que
en 14.000 mesas casi alcanzamos la máxima votación obtenida en 45.000 mesas,
contando con apoyos, recursos y el tiempo que no dispusimos el domingo. Logrando
la hazaña de obtener la asombrosa cifra de 7.176.170 votos con el 95% de las
actas escrutadas.
La
gigantesca movilización, el entusiasmo, sentido de colaboración y solidaridad
manifestado, la vocación democrática expresada y la voluntad de solventar la
crisis política de manera constitucional y electoral son elementos de la
evaluación política no cuantificables en términos numéricos. Allí se revela -en
buena medida- el arraigo de la cultura democrática y destacan los mejores
valores de los venezolanos.
La
nota que empañó ese acto histórico fue la criminal acción contra los votantes
en Catia donde asesinaron a la señora Xiomara Scott, para colmos ese crimen fue
perpetrado en presencia de efectivos de la Policía Nacional. Allí se reveló lo
peor de la naturaleza humana (si así se le puede denominar) de elementos
surgido y auspiciado bajo la sombra protectora del régimen.
A
pesar de los esfuerzos públicos del gobierno por disminuir la connotación y
trascendencia de la consulta, a la par de presentar como un éxito rotundo el
simulacro, constituye un contraste que no resiste la menor comparación. En la
reflexión interna que se está debatiendo en el seno de la cúpula gobernante,
sería recomendable efectuar una correcta lectura de los resultados
cuantitativos y cualitativos de los resultados. El rechazo a la constituyente
de Maduro es monumental, no se limita a la zona de influencia de la MUD, ni
siquiera a los de toda la oposición; abarca importantes capas situada hasta
hace poco en la égida del oficialismo.
Si el
desconcierto, la desesperación y la posturas extremas no caracterizarán la
actuación del gobierno, el lógico proceder de Maduro sería retirar esa
convocatoria fraudulenta, contribuyendo así a disminuir el ambiente de
crispación existente.
La
Mesa de la Unidad por su parte tiene que asumir el mandato recibido con el
mismo sentido de responsabilidad como ha tratado todas sus acciones
fundamentales, con la reciedumbre y el sosiego que supone la conducción
política en medio de la complejidad de los momentos críticos que nos ha
correspondido vivir. Ese es el tamaño del compromiso, nuevamente la unidad está
convocada a colocarse a la altura de esa exigencia que tampoco dudamos en
calificar de histórica.
Luis
Manuel Esculpi
@lmesculpi
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