Por Alfredo Infante sj
Director de la Revista SIC
Por lo que he ido midiendo
entre la gente desde la observación y relacionalidad primaria, considero lo
siguiente:
Las descaradas estratagemas
del gobierno a través de su brazo político electoral (CNE) con el fin de
profundizar la abstención está provocando en el elector una indignación tal que
la gente, vecinos y grupos familiares, se están organizando entre sí, para ir a
votar a dónde sea que los envíen, sin miedo.
Ha aumentado la
intencionalidad del voto y aunque por la cultura presidencialista
históricamente en las elecciones regionales los porcentajes de abstención son
importantes, en estas elecciones se superará con creces los tradicionales
porcentajes de participación.
De igual modo, para La MUD,
remar contra viento y marea, como sucedió con la validación de los partidos
políticos, ha aceitado el motor y fortalecido la musculatura de la maquinarias
de los partidos.
Aunque hubo una campaña al
interno de la oposición contra los partidos políticos y la MUD, la misma ha
perdido agarre al coincidir, no en la intencionalidad pero si en los hechos,
con la táctica gubernamental.
Ha calado hondamente la
consigna de «el voto es calle», desmontando los argumentos de quienes a nombre
de la resistencia señalaban que «votar era traicionar la calle».
De igual modo, ha ido
creciendo la conciencia de que en un proceso electoral no basta votar sino que
hay que cuidar el voto y -aunque el gobierno a través de su brazo político
electoral (CNE) no ha permitido la observación de organizaciones serias en la
materia como El Observatorio Electoral Venezolano (OEV)- los ciudadanos están
dispuestos a inventar modos alternativos de defender su voto.
Creo, también, que el gobierno
ha descuidado dos elementos culturales que se activan en estos contextos, el
primero, el lúdico, el venezolano asume el hecho electoral no sólo como un
evento político sino como una competencia deportiva y festiva, y no hay nadie
más detestable que aquel que quita los espacios para jugar, o compra al
árbitro, o se apropia de la pelota, o quiere que todos aplaudan a su equipo; el
otro elemento es la solidaridad natural de nuestro pueblo por aquel que se
encuentra en desventaja.
Pero lo más importante de
todo, es que las mayorías desean un cambio político, y aunque las regionales no
van a cambiar mágicamente la situación, éstas representan un paso importante
para reconstituir las fuerzas democráticas como un acto reisilente ante tanta
adversidad.
Hay en el pueblo de a pie,
cada vez más, la conciencia de que esta tragedia que vivimos tiene
responsabilidades políticas claras en quienes han dirigido los destinos del
país durante estos 18 años.
Por todo esto, estas
elecciones regionales serán también una especie de referendo revocatorio,
quienes salen a votar no solo votarán por un gobernador, sino que descargaran
su indignación contra el régimen.
14-10-17
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