Por Hugo Prieto
No siempre se llega a una
síntesis tan contundente sobre un objetivo político. Más en un país, cuya
realidad es una mezcla dramática de crisis social y abusos políticos. Con un
pasado zigzagueante y una complejidad que lo atraviesa transversalmente. Nadie
sabe lo que va a ocurrir mañana, pero sería un lugar común reseñar el más
reciente episodio de incertidumbre y falta de expectativas.
Hay un trasfondo psicológico
en todo esto. Actitudes y conductas que se disparan por la frustración y la
rabia. ¿Para qué vamos a votar, si al final estos tipos —el gobierno— van a
hacer lo que le da la gana? Angel Oropeza, coordinador del Equipo de Apoyo
Político de la MUD, ofrece esa síntesis, que pudiera ser, además, una
respuesta. ¿Si la oposición, tal como lo anticipan los estudios de opinión,
logra un control importante de las gobernaciones y la Asamblea Nacional juega
un papel político más relevante, lo prioritario sería concentrase en las
elecciones presidenciales o en asuntos pendientes como la negociación política
en República Dominicana. A fin de cuentas, sería un interlocutor renovado en su
liderazgo y con mayor fortaleza.
“La importancia del 15 de
octubre va más allá de escoger gobernadores”, dice Oropeza. “Si logras un
triunfo contundente, la presión sobre Maduro aumenta. Ya no tendrá las
gobernaciones serviles y sumisas a él, sino 23 instancias de lucha, la gente se
va a preparar para lo que venga. La presión internacional aumentará mucho más,
porque ese día será una demostración más del rechazo que tiene Maduro y la
necesidad de cambio que tiene la gente. La presión sobre la negociación va a
irrumpir en las puertas del gobierno. ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a correr? No es
sólo la Asamblea, sino las gobernaciones. ¿Qué te falta? Por tu bien, por tu
bien, siéntate a negociar tu salida. No se trata de negociar tu permanencia,
sino tu salida. La presión interna dentro del oficialismo va a ser mucho mayor.
Las tensiones dentro del chavismo, que este año fueron muy agudas, se ocultaron
con la Constituyente, ahora, si logramos ganar una mayoría importante de
gobernaciones, esas tensiones se van a volver a disparar. ¿Qué tienes? Presión
internacional. Presión sobre la negociación, presión interna dentro del
oficialismo. Todo se dispara, pero en gran medida está sujeto a lo que ocurra
el 15 de octubre”.
¿Qué emoción está motivando a
los venezolanos frente al proceso electoral del próximo domingo?
El rasgo psicólogo
predominante es la indignación, la irritación. ¿Por qué? Por la crisis social.
El hambre no es cuento. Irritación porque estás viviendo en el país más pobre
de América Latina. Más pobre que Haití, incluso, en términos de ingresos. Un
país que se ha ido pauperizando a pasos agigantados en los últimos cinco años.
Mucha indignación, mucha rabia contenida, y al mismo tiempo mucha confusión
mezclada con incertidumbre. Nadie sabe lo que va a pasar aquí. En cualquier otro
país, la gente sabe cuándo va a haber elecciones, pero aquí no. Frente a esa
realidad, a esa misma materia prima, unos dicen. ¿Sabes qué? No me hables
de política. No quiero saber más nada. No voy a votar. Mientras que a
otros, esa misma situación de indignación y rabia, los lleva a
motivarse. ¿Sabes qué? Vamos a echarle pierna. Esto lo vamos a cambiar.
A pocos días de las
elecciones, no se sabe nada de la sustitución de candidatos y en procesos
anteriores, a estas alturas, ya se conocía el número de auditorías y los
simulacros eran noticia. Un pronunciamiento del CNE, con la anuencia de los
técnicos de la oposición y del PSUV. Digamos que había algo de certidumbre
alrededor de las elecciones, pero en esta ocasión no se puede decir algo
similar. Pareciera que todo esto es una estrategia del gobierno para
profundizar la incertidumbre. Ese estado de ánimo. ¿Usted qué piensa?
Pareciera no, es así. Partamos
de un hecho. El gobierno va a esta elección de manera obligada. El no la
quería, tan no la quería que se robó el revocatorio el año pasado. Si no fuera
por la fuerte presión interna y externa, no habríamos llegado a este punto. El
gobierno va obligado, siendo así incurre en delitos, en corrupción, ya no se
trata de hacer trampa. ¿Cuál es su objetivo? La abstención. El gobierno
necesita que la gente no vote. Para eso ha hecho varias cosas, como las que
acabas de mencionar. El CNE está ocultando información. Quién le está
informando a la gente que se están eliminando centros de votación y se están
nucleando electores es la Mesa de la Unidad, cuyos técnicos, además, están
montados encima. Las auditorías a las máquinas han funcionado perfectas. Ahí no
hay problema. En el tema de las migraciones tampoco, salvo el caso del estado
Táchira, donde hubo 17.000 venezolanos naturalizados que el CNE eliminó,
después de haber cerrado el período. El trabajo de los técnicos ha sido el de
estar encima, vigilando a alguien en quien no se confía. Las sustituciones, más
que una trampa, es un delito, una violación a un artículo de la ley de procesos
electorales que, además, fue presentado por Tibisay Lucena, en la legislatura
que presidió (2012-2016) Diosdado Cabello. Las sustituciones es un mero
trámite, pero el CNE no lo ha querido aceptar, incluso en el caso de candidatos
que han ido a ese organismo con sus cartas de renuncia.
Ángel Oropeza retratado por
Roberto Mata
¿Cuál es el compromiso de los
candidatos que renunciaron luego de ser derrotados en las primarias?
Voy a referirme al caso del
Táchira. Allí ganó Laidy Gómez (Acción Democrática). Los otros cuatro
candidatos de los partidos coaligados renunciaron, en un gesto de hidalguía
política que ha pasado inadvertido para mucha gente. ¿Cuán unidad es la Unidad?
Bueno, ahí está la prueba. Tú ganaste y yo no sólo renunció, sino que me
meto a trabajar contigo, te apoyo y hacemos campaña juntos. Pero al no
aceptar el CNE las sustituciones, se crea un riesgo para el elector opositor
que está viendo la tarjeta de su partido —Primero Justicia, Avanzada
Progresista, Acción Democrática o el que tú quieras— y lo marque, ese voto será
nulo, porque la única tarjeta que tiene la cara de Laidy Gómez es la de Acción
Democrática. ¿Dónde está el delito? De nuevo, voy a una elección que no quiero,
entonces la voy a hacer bien corrupta y una de las formas de hacerlo es
engañando a la gente. Eso nos ha obligado a hacer una campaña muy
dura. Olvídate de las tarjetas, fíjate en la cara del candidato.
¿Ustedes tienen mecanismos
para verificar si en otros estados ocurre algo similar a lo que pasa en el
Táchira?
En el caso de Bolívar,
Francisco Sucre sale derrotado. ¿Qué hace Andrés Velásquez? Lo nombra
como jefe de campaña. En el caso del Zulia, Evelyn Trejo de Rosales no se fue
para su casa, está trabajando codo a codo con Juan Pablo Guanipa.
¿Ese es el caso de los
dirigentes? ¿Pero puede decir lo mismo de los activistas, que en una elección
cuentan y cuentan mucho?
Yo creo que la gente está muy
clara en que este no es momento de los partidos sino de la República. Tú no
ganas nada con que tu partido, tu parcela, se haga del poder y yo pierda la
República. No ganas nada diciendo que en el Zulia ganó Arias Cárdenas,
pero yo fortalecí mi tarjeta. Si gana Arias Cárdenas, tú alejas el
objetivo principal de la lucha, que es derrocar la dictadura y superar la
tragedia social que ella ha traído. ¿Tú sacas a Maduro en esta elección? No,
pero si tú ganas en esta elección montas un cerco sobre Maduro, que lo
debilita. ¿Cómo es Maduro más fuerte? ¿Con 23 gobernaciones en sus manos, con
23 aliados que van a hacer lo que él diga, o con 23 instancias de lucha que
empiecen a combatirlo y a ejercer más presión para que él salga del poder? Como
queremos que salga, por la vía electoral y pacífica, pero que se dé. El país es
mucho más que twiterzuela.
¿Twiterzuela?
¿Recuerdas cuando los partidos
fueron a validar? Mucha gente dijo: No, eso es convalidar al CNE, eso es
seguirle el juego al gobierno. Hubo que decirle aquí hay que validar,
porque tú no puedes derrocar ELECTORALMENTE a un gobierno, sin partidos. Pese
a todas las trabas, fueron a validar cinco partidos (PJ, AD, VP, AP, UNT) y lo
lograron. Menos mal que no le hicimos caso a los twiteros que nos llamaron
traidores, porque de lo contrario no hubiera elección hoy. Esos partidos están
corriendo el riesgo de que los vuelvan a invalidar, están haciendo una cosa
heroica. Ver a Luis Florido en Lara diciendo: No voten por mí, ni por la
tarjeta de VP —que es un partido nacional—, voten por la tarjeta en la que
aparece la cara de Henri Falcón, es un acto de generosidad que a veces la gente
no entiende. Eso hay que tenerlo muy presente, para entender que esta lucha va
más allá de los errores, de las omisiones. Esta es una lucha donde los partidos
son instrumentos, pero no el fin.
Tal vez esté funcionando un
factor de carácter psicológico. Fuimos al firmazo, fuimos a la consulta
ciudadana del 16 de Julio, fuimos a las primarias y también a la protesta, a
las manifestaciones y enfrentamientos en las calles… pero perdura la sensación
de que no hay un avance significativo ¿Por qué no se termina de entender que la
vía pacífica y electoral implica grandes sacrificios?
Yo creo que la mayoría del
país, de acuerdo a los estudios que hemos hecho, compra esta estrategia. La
estrategia de una solución electoral y política. Más allá de lo que algunos
piensan, queda claro que esto no es un juego de bolas criollas. Esto es un
juego de ajedrez donde tienes que jugar con todas las piezas. En el ajedrez
puedes jugar bien, pero si se te olvida que existe el caballo puedes perder. En
política es igual. Tienes varias piezas: Una, la presión de calle. Dos, la
presión internacional. Tres, el trabajo organizativo con la gente. Cuatro, la
negociación, cuando haya que usarla. Y cinco, la lucha electoral. La idea es
jugar a todas las piezas cuando haga falta. Sin calle, esto no sale. Pero si
sólo tienes calle, tampoco sale. Y otro tanto con el resto de las piezas.
Quizás nos ha faltado un poco de pedagogía política para que esto se vea mucho
más claro. Te pongo un ejemplo, los que aseguran que se perdió las batallas de
las protestas. Las protestas arrancaron mucho antes de la Constituyente espuria
porque se denunció que había un golpe de Estado.
Ángel Oropeza retratado por
Roberto Mata
Se denunció no, lo dijo la
fiscal Luisa Ortega Díaz.
A donde voy es que una vez que
el golpe se constató, la gente dijo. Ya está. Llegamos al acabose. Y
decide lanzarse a las calles, impulsados además por el avance indetenible de la
crisis social En el ínterin, porque fue así, la respuesta del gobierno fue lanzar
la Constituyente. La gente la incorpora como parte de la lucha. Al final, a
pesar del esfuerzo gigantesco en las calles, la Constituyente logra instalarse.
Pero la presión fue tal que nació muerta. Nadie la reconoce, ni dentro ni fuera
del país. No es un desconocimiento pasivo, sino activo. Eso es lo que dispara
la presión internacional contra el gobierno y la solidaridad con la oposición.
Hoy en día el gobierno se ve obligado a hacer unas elecciones que de lo
contrario no hubiera hecho. Se lograron unas cosas y otras no. Tenemos unas
elecciones, tramposas, corruptas, todo lo que tú quieras, pero las tenemos.
Obligado por la presión internacional que a su vez fue producto de la lucha en
las calles.
¿Por qué habla de derrocar al
gobierno y no de derrotar la dictadura?
Si quieres te digo una palabra
que no te comprometa. Es superar la dictadura y superar, además, la tragedia
social. Esto no es un juego de poder, es una lucha por el país. El país se está
haciendo inviable, ya de hecho lo es. Superar el problema del hambre, de la
inseguridad, de la salud, no se puede hacer si no se cambia el gobierno. Es
superar, derrotar, a la dictadura y la tragedia que la acompaña.
¿Qué le faltaría al gobierno
de Nicolás Maduro para ser una dictadura? ¿Un brochazo? ¿Una pincelada? ¿Una
sutileza apenas visible?
Esto es algo que la gente ya
no discute. El consenso nacional e internacional es que esto es una dictadura.
¿Qué no se parece a la norcoreana o que se parece más a otra? Bueno, ningún
secuestro es igual a otro. Puede que yo tenga la dicha, comillas, de ser
secuestrado por alguien que me dé comida y agua y tú tengas la desdicha de ser
secuestrado por alguien que no te dé ni comida ni agua. Pero en ambos casos es
un secuestro. ¿Qué te permita ciertas cosas porque necesita una fachada externa
o bien porque no pueda hacer otra cosa y permita ciertos espacios de relativa,
y lo subrayo, relativa libertad? Bueno, una vez más, eso no quita que sea una
dictadura.
Si la oposición consigue el
resultado que señalan los estudios (alrededor de 18 gobernaciones),
previsiblemente el que va a cantar fraude es el gobierno.
Sí, habrá que ver esa película
de cómo el gobierno va a decir que el CNE es fraudulento y el Plan República
también.
¿Ustedes están preparados para
ver esa película?
Cuando tú estás en dictadura,
hay cosas que tú tienes que hacer, pero no puedes decirlas. Primero, porque
alertas al gobierno. Segundo, cosas que en otros países son normales, decentes
y legales, aquí casi son delincuenciales. Bajo la dictadura de Pérez Jiménez,
nadie le pedía a la Junta Patriótica —el liderazgo opositor y clandestino— qué
elaborara un boletín diciendo que es lo que iba a hacer. Había conciencia de
que eso era una dictadura y se tenía que enfrentar. Aquí hay una lucha que
estamos jugando con varias piezas, pero también hay que prepararse para varios
escenarios, incluido el fraude, cosa que el gobierno puede hacer, y tú no te
adelantas, no lo adviertes, pero estamos preparados. Ahora, con el tema de las
expectativas aquí hay que tener mucho cuidado, entre otras cosas, porque se van
a producir dos resultados. Uno, el número de gobernaciones. Dos, la votación
nacional. Según el gobierno ellos acaban de sacar ocho millones de votos, vamos
a ver si el 15 de octubre aparecen todos esos votos.
¿Qué otros factores podrían
incidir en la votación del 15 de octubre? ¿Igualar o superar la votación
obtenida en las elecciones parlamentarias no es en sí misma un desafío?
Ambos resultados —el número de
gobernaciones y la votación nacional— van a depender de la participación o no
de la gente. Hay quienes piensan que las elecciones del 6 de diciembre de 2015,
que ganamos de manera apabullante, fueron muy limpias. Para nada. Esa fue una
elección muy corrupta, ahí nos robaron votos, hubo violencia e incidentes de
todo tipo, pero fue tanta la participación de la gente y tanta la vigilancia de
los testigos de mesa, que no hubo forma de torcer el resultado. ¿El mensaje
cuál es? Van a hacer trampa. No, ya la están haciendo, la eliminación de
centros de votación, impedir las sustituciones, eso ya es trampa, ya es delito.
¿Cómo se combate eso? Por dos vías, con electores y con vigilancia en las
mesas. ¿Cuántas gobernaciones vamos a ganar? Si nos guiamos por lo que dicen
los estudios de opinión… Todas. Pero esa encuesta hay que transformarla en voto
y el voto en Venezuela pasa por un CNE que es fraudulento y por un gobierno que
es corrupto. En ese tránsito de preferencia al voto hay que estar muy atentos.
Ángel Oropeza retratado por
Roberto Mata
Si yo creo que esto es una
dictadura, si mi activismo consiste en decirle a la gente que no vale la pena
votar porque <>, no le puedo pedir a la dirigencia opositora que revele su
estrategia para impedir el fraude. Me estaría desdiciendo al hacer ese
planteamiento. ¿Qué piensa usted? ¿Qué mecanismos psicológicos están
funcionando ahí?
Seamos coherentes, la mata de
mango da mango, no otra cosa. La dictadura, cuando va obligada a unas
elecciones, como en este caso, te la va a poner bien complicada. Lo que estamos
haciendo, sabiendo que vas obligado, es pasarles por encima a todos tus delitos
y trampas. Y lo vamos a hacer con gente volcada a votar y vigilancia en las
mesas electorales. Esa es la estrategia. Si quieres googleas o revisas tu
memoria, pero date cuenta de que en la elección de 2015, esa que ganamos de
manera apabullante, había gente que decía, ¿para qué vamos a votar, si
estos tipos, al final, van a hacer lo que les dé la gana? ¿Te acuerdas que
Maduro decía vamos a ganar como sea? O si Dios no lo quiera y la
oposición gana, aquí va a correr sangre en las calles. Hubo gente que lo
creyó, pero al final es una ínfima minoría. Siempre hay una gente que se pasa
de crédula y da por hecho todo lo que Maduro o Diosdado dice. O gente que para
castigar a la MUD, se queda en su casa y prefiere que el gobernador de Miranda
sea Héctor Rodríguez y no Carlos Ocaríz. ¿En serio? Esa conducta, esa
autoflagelación es realmente minoritaria. Pero de nuevo, el gran país como que
no come cuento. El gran país te reclama, te critica, te hace observaciones,
cosas por demás necesarias, pero a la hora de la chiquita sale y hace lo que
tiene que hacer.
Mientras la oposición se ha
convertido en mayoría, la situación del país se ha vuelto mucho peor. Son
dos procesos que corren en paralelo. Aunque no haya causalidad entre uno y
otro, entre otras cosas, porque la oposición no es gobierno, no toma decisiones
propias del Ejecutivo. La situación se vuelto mucho peor, porque el gobierno se
niega a cambiar su modelo o a lograr un arreglo político. El diálogo, por
ejemplo, ha sido lo que ya sabemos una cortina de humo para ganar tiempo.
¿Adónde podría llevarnos el incremento de la crisis?
Hay cosas que el gobierno
pudiera hacer, pero no las hace, voy a poner dos ejemplos. Uno, la inseguridad.
Ese es un problema multicausal, una de ellas es la impunidad. Según el informe
de la Fiscalía, cuando era Fiscalía, en los casos de homicidios la impunidad
era de 94%. Ese es un tremendo incentivo para delinquir, porque el riesgo de
que me sancionen es casi nulo. Parte del problema radica en la crisis del
sistema de justicia. La mayoría de los jueces son accidentales. No les dan la
titularidad, así que tienen que estar pendientes de lo que diga Miraflores. Un
juez titular empezaría a decidir conforme a la ley y por ahí, el gobierno
pierde poder político. ¿Qué hace el gobierno? Ni por casualidad
profesionalizo la justicia. Si el precio significa perder poder político,
prefiero que el problema siga. El otro caso son las bolsas Clap. No hay
negocio en el mundo, ni el narcotráfico, ni el tráfico de armas o el tráfico de
personas, que arroje ganancias tan altas. Antes de que México cortara ese
negocio, una comisión de la AN viajó a ese país y determinó que el contenido de
esa bolsa en México, al detal, costaba 14,5 dólares. Lleva eso a 20 dólares
(costos de distribución y transporte). Todo eso se compraba con dólares a 10
bolívares. ¿Cuánto debería costar las bolsas Clap? 20 x 100, son 200. Véndelas
a 400 bolívares. No, a 15.000. No voy a invertir en la recuperación de la
economía, en la recuperación del agro, porque no me interesa. Se me cae el
negocio. Son dos problemas que el gobierno no va a resolver nunca, porque
dejaría de ser quien es.
¿Cuál va a ser el impacto que
van a tener estos mecanismos de coacción y chantaje, uno de ellos el carnet de
la patria, en la conducta electoral del chavismo? Algún impacto tendrán, porque
el gobierno tiene una base de datos que podrán usar a discreción.
Sin duda, lo tiene. Pero no
como el gobierno espera. Cuando hablamos de dictadura, tenemos que decir que
esta es una dictadura cruel, inhumana. Realmente indolente. La gente está
obligada a comprar la bolsa de comida, porque no consigue alimentos en ninguna
otra parte. La condicionas a una militancia política, a un gesto de fidelidad
que es el carnet de la patria. Las vacunas a los muchachos —difteria, sarampión
y el resto de enfermedades endémicas que están reapareciendo— las condicionas
al carnet de la patria. Otra vez la sumisión política. La gente sabe que
inventos como la captahuella, demostradamente no le dicen al gobierno por quién
votó la gente, pero si le permite al PSUV al gobierno saber quién está votando
y quién no. En poblaciones pequeñas (menos de 50.000 personas) es fácil saber
si fulanito, que tiene el carnet de la patria votó o no. Aquí aparece que no ha
votado. Lo mandan a buscar. Claro, fulanito sabe que ellos saben que no ha
votado, pero no pueden saber por quien votó. Pero es complicado, porque hay un
paréntesis de duda. Ese chantaje de te cambio fidelidad política por
comida y vacuna es lo más bajo, lo más inhumano que se puede esperar de un
gobierno. Ahora, en elecciones pasadas, eso no le dio resultado, porque la
gente es mucho más digna de lo que el gobierno piensa.
08-10-17
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