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lunes, 8 de enero de 2018

Análisis de la coyuntura política por @efecepe2010


Por Félix Cordero Peraza


Tiempo de evaluación política. De diagnóstico objetivo, certero y mentes profundas e integrales. Fase de un proceso que requiere reflexión, inteligencia y competencia analítica. Capacidad prospectiva y planificación estratégica. Periodo para la acción unitaria y la programación consensuada. El uso de lenguaje llano y explícito y la diseminación de contenidos interconectados con los grandes problemas económicos y sociales de la población. Época de un discurso vinculado a las penurias y carestías de la familia venezolana. De propuestas razonables y soluciones sencillas. Comprensibles y percibidas como garantes de dominio y manejo de la problemática. Que generen confianza y eleven la credibilidad en el liderazgo político. ¡Hoy disminuido! Espacio para el surgimiento de un liderazgo con significado claro en la solución de los graves problemas de la nación. ¡Quien mejor represente la solución tendrá la posibilidad de ganar la presidencial!
 
Reina la confusión y la apatía

Mientras la oposición y el gobierno se preparan para la gran batalla –presidencial 2018— la confusión reina entre los electores. En la calle todo es especulación sobre quién o quiénes serán los candidatos. En la mente de los electores el independiente Lorenzo Mendoza, de la MUD Capriles, López, Ramos Allup, Falcón, Claudio Fermín y Eduardo Fernández. Del lado oficial, Maduro. En la oposición todos claman por un candidato unitario. Tanto el liderazgo político como los electores. Para hacer frente a la candidatura única del gobierno. Allí está la posibilidad de triunfo opositor. Complementado, por supuesto, con un programa de gobierno viable y consensuado. Unas propuestas y soluciones claras y específicas para solucionar los problemas de la inflación, la escasez de alimentos y medicinas, la baja de los ingresos familiares y la terrible inseguridad de bienes y personas.

El segmento opositor es claramente mayoritario, pero para motivarlo e incorporarlo a la campaña se necesitan unas conductas del liderazgo que proyecten una imagen de preocupación por el país y prioricen los grandes intereses colectivos. En lugar de la división como producto de rivalidades personales y ambiciones de poder. Lo que ha debilitado a sus organizaciones partidistas. Este es el principal reto del liderazgo alternativo al presente gobierno.  No será fácil, pues el disgusto, la desilusión y la apatía han golpeado seriamente el ánimo y el deseo de participar de las mayorías opositoras. Hoy, insensibles e indiferentes ante las estrategias de la oposición y de la política en general. Para esto se requiere sobre todo actitudes unitarias, desprendidas y aceptables. El descrédito de los partidos puede ser comparado al existente en la década de los 90. Y la fuerza del antipartido se ha multiplicado impresionantemente. Se observa en la calle y en las conversaciones cotidianas. 

 
Tímida popularidad gubernamental

Por el lado del gobierno, encontramos una tímida popularidad. Las clases D y E, representan el 73% de la población general del país. Y a ellos van dirigidos los programas y misiones sociales, por ser los más pobres. Sin embargo, solo ha logrado un respaldo electoral del 27,5%, de los casi 20 millones de votantes. En su ejecución campea la corrupción, el desvío de alimentos y la irregularidad en las entregas. Sobre la mala imagen del gobierno recae la culpa por la terrible y dramática hiperinflación y el estancamiento de la economía. El otro aspecto que jugará decididamente en la presente coyuntura es el proceso de diálogo y negociación que se realiza en República Dominicana. Y en cuyos avances está el destino de la paz y convivencia de la nación. Un año complejo y de terribles retos tanto para la oposición como para el gobierno.
 
El factor Lorenzo Mendoza

Aunque poseo información sobre la oposición de la familia a la candidatura de Lorenzo Mendoza, ésta toma cuerpo en vastos sectores de la sociedad. El factor Lorenzo Mendoza pudiera capitalizar el generalizado descontento de los ciudadanos con los partidos políticos. Aglutinar el estructural antipartidismo, arrastrar la abstención y atraer incluso gruesos sectores de las clases D y E. Por su significado de hombre vinculado a la economía, a la gerencia y a las relaciones con importantes corporaciones mundiales, que invertirían en la producción de alimentos y medicinas. La personalidad de Mendoza pudiera simbolizar una administración pública eficaz y honesta frente al desastre de incompetencia, despilfarro y alarmante corrupción. Malos servicios públicos y gigantesca e ineficiente burocracia.



07-01-18




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