Por Carlos M. Montenegro
Para los que me leen y los que
no, les deseo un mejor año
Adolf Hitler tras la Primera
Guerra Mundial, entró en el incipiente Partido Obrero Alemán (DAP) el 12 de
septiembre de 1919. Un año después cambió su nombre
por Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei, Partido
Nacionalsocialista Obrero Alemán, comúnmente denominado Nazi.
A principios de la década de 1920, el DAP había crecido hasta más de 100
miembros, y Hitler recibió su carnet n° 555; organizó la Ordnertruppen,
una brigada de “protección de sala” que se conoció con el nombre de “División de
Gimnasia y Deporte”. Es muy probable que su propósito principal fuera mantener
el orden en los mítines nazis y expulsar a quien los perturbara, pero no
tardaría en extender sus atribuciones.
Ascendió en los primeros años
de existencia del partido a un lugar prominente por ser uno de sus mejores
oradores y no tardó en exigir a los otros miembros que lo hicieran líder, con
la amenaza de abandonarlo, cosa que le concedieron. En parte le ayudó su
habilidad para convencerles de utilizar la violencia para avanzar en sus
objetivos políticos, reclutar más miembros que compartieran este deseo y tomar
el poder rápidamente; implantó el tono violento del movimiento nazi cambiando
al Ordnertruppen, la “protección de sala”, por la sección
paramilitar Sturmabteilung, literalmente “Destacamento Tormenta” o SA
(sección de asalto), que funcionaría como una organización tipo milicia del Nsdap.
A los miembros de las SA se les conocería como “camisas pardas”, para
diferenciarlos de los “camisas negras” de Mussolini en Italia, de donde Hitler
copió el concepto para las SA.
Por entonces la Baviera
católica confrontaba al gobierno protestante de Berlín, y Hitler pensó que
podría con su partido ayudar a fomentar una revolución bávara, usando el
descontento popular como trampolín para hacerse con el poder. Y se decidió a
dar un golpe al estado, el Putsch de
Múnich de 1923. Pero ese primer intento fracasó y fue encarcelado
junto con otros dirigentes, aunque traería sus frutos. Hitler utilizó ese
tiempo para escribir Mein
Kampf (Mi
lucha), que plasmaba su pensamiento y que acercaría a Hitler a
las masas, humilladas por el tratado de Versalles, entusiasmándolas, pues
argumentaba que Alemania necesitaba un hombre de hierro, un Führer (guía),
para rehabilitarse y reconstruir el imperio de la raza aria, al que las
democracias europeas con su afeminada ética judeo cristiana no se
atreverían a enfrentar.
Al salir de la cárcel fue
cuando decidió cambiar la táctica para alcanzar el poder, esta vez sería a
través de medios “legales”. A mediados de la década,
el partido entró en una lucha electoral en la que Hitler participó como orador
y organizador y a finales de los años 20 y principios de los 30, los
nazis consiguieron suficientes apoyos electorales para convertirse en el mayor
partido político del Reichstag. La combinación de agudeza política, capacidad
de engaño y astucia de Hitler convirtió, como en un juego de ilusionismo,
la mayoría simple del partido nazi, en una alternativa de
gobierno para la debilitada y corrupta República de Weimar.
A partir de este momento los
acontecimientos se sucedieron rápidamente, Hitler, en la cresta de la ola de su
popularidad, apoyándose en una envenenada propaganda diseñada por su ministro
Goebbels*, con interminables discursos transmitidos en cadena por radio a todo
el estado, junto a una violenta campaña de terror en las calles, tomó la
iniciativa y dando una serie de golpes de mano, ilegales, que la oposición no
pudo digerir, fue haciéndose gradualmente con todo el poder del Estado alemán.
La secuencia fue más o menos como sigue:
El 30 de enero de 1933 Hitler
fue nombrado canciller por el anciano presidente Hindemburg.
El 2 de febrero el consejo de
ministros preparaba las nuevas elecciones para el 5 de marzo.
El 4 de febrero apareció una
disposición de emergencia que otorgaba al gobierno la capacidad de prohibir
manifestaciones públicas y publicaciones a los partidos que se presentaban a
dichas elecciones.
El día 6 se ordenó la
disolución del parlamento prusiano mediante otra disposición de emergencia.
Intervino a la Policía abriéndola para que los cuerpos de las SA y las SS se
integraran como cuerpos auxiliares en la misma.
El día 24 la central del
Partido Comunista de Alemania (KPD) en Berlín fue tomada por los agentes de la
policía. Sólo en los primeros días de febrero fueron asesinadas quince personas
y más de un centenar fueron heridas.
El 27 de febrero los nazis
incendiaron el Reichstag (Parlamento) que les sirvió de excusa para continuar
con su labor criminal y terrorista: esa misma noche fueron detenidos cuatro mil
funcionarios, especialmente del KPD. Se tomaron las sedes del Partido
Socialdemócrata de Alemania (SDP) y las redacciones de varios
periódicos opositores.
El día 28 se aprobaba un nuevo
decreto de emergencia, el conocido como “Para la protección del pueblo y del
Estado” complementado por la disposición “Contra la traición al pueblo alemán y
las maquinaciones de alta traición” que invalidaba los derechos fundamentales,
las libertades civiles y ampliaba la pena de muerte. Más de diez mil personas
fueron detenidas desde el decreto del día 28 hasta mediados de marzo.
En medio de ese desastre, sin
garantías de ningún tipo, con los derechos fundamentales y libertades civiles
suspendidas y los demás partidos, especialmente el SPD y KPD, perseguidos y sus
miembros detenidos o asesinados, Hitler llamó a elecciones que se llevaron a
cabo el 5 de marzo de 1933. Los nazis obtuvieron 288 de 647 escaños pero pudo
formar gobierno con los centristas y nacionalistas. Los días siguientes se
dedicó a asediar y ocupar los edificios oficiales, perseguir a las autoridades,
jefes de policía, alcaldes, gobiernos regionales que no perteneciesen al
partido nazi, y obligarles a su dimisión. Finalmente, el día 23 de marzo se
aprobaba la Ley Habilitante de 1933 por la cual:
1º: El poder legislativo
pasaba del Reichstag al gobierno del Reich, o sea a Hitler.
2º. Se trasladaba el derecho
de promulgar las leyes del presidente Hindemburg al canciller del Reich.
3º. Ampliaba los poderes
absolutos del ejecutivo para poder modificar la constitución.
4º. Se extendía la validez de
la Ley sobre determinados acuerdos con países extranjeros.
5º. Limitaba la validez de la
Ley Habilitante a cuatro años tras la promulgación.
El rizo se rizó cuando Adolf
Hitler al día siguiente, 24 de marzo, pidió al Reichstag que se
habilitase una ley para darle plenos poderes “temporalmente” para acabar con la
inestabilidad en el país, (creada por él). Se la otorgaron, y esta ley le
permitió gobernar durante cuatro años en un estado de emergencia; lo primero
que hizo fue eliminar el resto de partidos, con lo que el partido nazi se
presentaría en solitario a las próximas elecciones.
Los nazis no sólo utilizaron
recursos estatales en su campaña, el 20 de febrero el
Canciller Hitler y sus ministros Göring y Hjalmar Schacht, se
reunieron con unos veinte industriales, entre los que destacaban Fritz Thayssen
(acero) Gustav
Krupp (armamento), El Nobel Carl Bosch (IG Farben química)
y Kurt Schmitt, de la financiera Allianz). En esta reunión,
Hitler prometió contratos para reconstruir el Ejército, Marina y Aviación, y
eliminar a los marxistas .
También les aseguró que sin importar el resultado de las elecciones, no
entregaría el poder y que permanecería en el mismo utilizando “otros medios” y
“otras armas”. Göring, por su parte, solicitó un sacrificio monetario a los
industriales, informándoles que después de estas elecciones pasarían diez años
hasta las siguientes, o incluso hasta cien años. A la mayoría los usó y engañó.
Algunos fueron juzgados en Núremberg pero casi todos se libraron a pesar de su
parte de responsabilidad muchos millones de muertos.
Tras una combinación
de tejemanejes a base de violencia, terror, falsedades, demagogia y la
indiferencia pusilánime de las potencias europeas, vemos cómo Hitler llegó
“legal y democráticamente” al poder
Con todo el poder a su
disposición, Adolf Hitler empezaría a manejar un aparato demoledor para
adoctrinar desde las escuelas, comprar conciencias y cambiar perspectivas
históricas. El Führer logró convencer a toda Alemania de que él era el salvador
del país ante la grave crisis que se vivía en Alemania y en el mundo, producto
de la resaca que dejó la Gran Depresión. El partido Nazi se radicalizó y la
oposición en Alemania fue desbaratada mediante el proceso
denominado Gleichschaltung (eufemismo de “nazificación”).
No hay que ser muy sagaz para
comprobar que con solo invertir los polos (derecha por izquierda o viceversa)
el manual sirve para todos los tiranos. Se sigue usando y me temo que se
seguirá practicando, porque al parecer les funciona.
* En este link verán
brevemente cómo lo tenía de claro Joseph Goebbels.
31-12-17
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