Por Roberto Patiño
Venimos de un año 2017 en el
que las esperanzas de cambio expresadas en protestas multitudinarias y eventos
democráticos, como el del 16J, se vieron contrarrestadas por la represión
sangrienta del Estado y grupos afectos al gobierno. El régimen impuso una
asamblea constituyente en condiciones de fraude e ilegalidad, que se
mantuvieron en la realización de elecciones regionales y municipales. 2018
inicia con amenazas, represión, chantaje y propaganda por parte de la dictadura
madurista que impulsa un contexto de gran conflictividad, deterioro económico y
crisis social. El ánimo del país es de tristeza, desesperanza y angustia ante
la enorme gravedad de nuestra coyuntura y a que se mantengan, en el largo
plazo, las actuales condiciones de crisis y emergencia.
Frente a esto encontramos
causas para no sucumbir ante el pesimismo y la anomia, no desde falsos
optimismos o expectativas irreales, sino desde nuestra propia experiencia en
las calles de Caracas. 2017 ha sido un año de vivencias con la continuidad del
programa Alimenta la Solidaridad, y nuestro trabajo en el Movimiento Mi
Convive, que nos han mostrado, día a día, el valor de las personas, y su
capacidad para lograr la transformación de las realidades más adversas, a
partir del ejercicio de valores de la convivencia, la solidaridad y el
encuentro.
Reconocer los logros,
conseguidos con gran trabajo, compromiso y constancia, por los integrantes de
comunidades como La Vega, Carapita, Los Mecedores, Antímano, Cota 905, Las
Mayas, San Agustín, 23 de Enero, entre otras, es darle rostro y nombre a la
esperanza para superar el estado de crisis y emergencia que atraviesa el país.
De igual forma, hablar del involucramiento y participación de organizaciones
vecinales y de trabajo social, de voluntariado y de pequeños y grandes
empresarios, confirma nuestra creencia fundamental en los venezolanos. De la
gente, nuestra gente, como generadora, protagonista y destinataria de los
procesos de cambio que se precisan para revertir la tragedia del modelo
empobrecedor y destructivo del actual gobierno.
Tal vez uno de los mayores
daños causados por el régimen ha sido el de estimular y profundizar la
fragmentación social, ligada a taras y problemas profundos de nuestra sociedad.
El grupo en el poder ha manipulado y promovido, la exclusión y la desconfianza
entre los venezolanos, transgrediendo el papel esencial del Estado en la
generación de vínculos y el establecimiento de espacios para la convivencia y
el encuentro entre los diversos sectores del país. De esta forma ha explotado
los aspectos más oscuros del alma nacional para la implantación de su modelo,
generando un efecto destructivo y empobrecedor, cuyos resultados se evidencian
en la terrible situación que atravesamos.
Nuestra experiencia y trabajo
contradice por completo está visión perversa del régimen. En situaciones de
violencia y necesidad, de pérdidas irreparables, de hambre o de penuria, hemos
vivido la respuesta de las personas apelando a lo más elevado de su naturaleza.
Superando el miedo, la desconfianza, la impotencia y el egoísmo para surgir
desde las sombras hacia la vida. Transformándose no solo a sí mismos sino
también a su entorno y a quienes les rodean, de manera positiva y
ejemplarizante.
No hay duda de las inmensas
dificultades que entraña 2018. De los esfuerzos que tendremos que hacer en
todos los aspectos de nuestra realidad, individual y colectiva, para no
sucumbir ante las enormes adversidades de la crisis y del régimen que la genera
y aprovecha. Pero con estas líneas queremos visibilizar los triunfos que desde,
por y para la gente han logrado quienes trabajan y comparten con nosotros.
Queremos expresar nuestro profundo agradecimiento y respeto hacia ellos. Su
ejemplo y esfuerzo nos dan esperanza de que podremos salir adelante y la
certeza de un encuentro real entre los venezolanos, reconociéndonos a partir de
lo mejor de nosotros mismos.
05-01-18
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico