Por Antonio Ecarri Bolívar
Resulta sospechoso, por decir
lo menos, que el presidente de la República y su ministro de la Defensa que se
las pasan dragoneando contra la “intervención imperialista”, cada vez que el
Departamento del Tesoro de Estados Unidos sanciona a algún sospechoso de
corrupción, en cambio hagan mutis en un tema tan grave como es la explotación
petrolera en la zona en reclamación del Esequibo.
La Comisión Permanente de
Energía y Petróleo de la Asamblea Nacional aprobó un acuerdo de rechazo a las
operaciones petroleras en la zona de reclamación del Esequibo, por parte del
gobierno de Guyana, por violar el acuerdo de Ginebra firmado en 1966 y el artículo
10 de la Constitución de Venezuela, que establece la soberanía nacional de ese
territorio. Ese acuerdo, aprobado por unanimidad, fue propuesto por el diputado
zuliano Elías Mata, vicepresidente de la comisión y quien ha mantenido una
firme posición al respecto.
La explotación del área, por
parte de la empresa Exxon Mobil, viola lo establecido en el Acuerdo de Ginebra,
pues allí quedó previsto, en su artículo 5º, la prohibición expresa de explotar
recursos naturales en toda esa zona sin acuerdo previo de las dos naciones que
mantienen ese diferendo. El diputado Mata dijo en su intervención en
la Asamblea Nacional lo que sabemos todos los venezolanos y que el gobierno
oculta por razones inexplicables: “Guyana realizó operaciones petroleras en
mayo de 2015 y la empresa Exxon Mobil informó sobre un descubrimiento en el
pozo Liza-1 ubicado en el bloque Stabroek, y el 17 de noviembre de 2016 anunció
la comercialización entre 800 millones y 1,4 millardos de barriles de petróleo
crudo de alta calidad perteneciente a las aguas costeras del Esequibo, región
que pertenece a Venezuela”.
Además, el parlamentario
explicó que el 12 de enero de 2017 la compañía Exxon Mobil anunció un
descubrimiento de petróleo en el pozo exploratorio Payara-1 ubicado dentro del
bloque Stabroek. Para que nuestros lectores vean la magnitud del problema,
debemos informarles que el bloque Stabroek ocupa un espacio marítimo de 26.800
km2 que comprende desde aguas territoriales guyanesas, área en reclamación
e incluso aguas territoriales venezolanas. En este último caso se encuentra el
pozo Payara 1, es decir, en la zona conocida como del Esequibo
venezolano.
La semana pasada el presidente
de Guyana, David Granger, anunció otro hallazgo y se trata del sexto
descubrimiento de petróleo desde 2015 en ese yacimiento, el más grande hasta la
fecha. El pasado año Guyana informó que trabajaría con Exxon
Mobil en el desarrollo del sector petrolífero en el país suramericano, lo
que supondría una inversión de 5.000 millones de dólares por
parte de la petrolera estadounidense.
Uno se pregunta ¿cuál puede
ser la explicación de un gobierno y una élite militar que se llenan la boca a
diario con una eventual “guerra asimétrica” ante una imaginaria invasión
imperialista, y mientras tanto no diga una palabra, ni ejerza ningún acto
de soberanía frente a esa flagrante agresión?
No se trata de aparecer como
guapetón de barrio, echando plomo a la plataforma exploradora y explotadora de
petróleo de la Exxon Mobil –aunque Jaime Lusinchi, por una agresión menor a esta,
amenazó con bombardear el Caldas en aguas territoriales venezolanas y preservó
nuestra soberanía– pero el gobierno de Venezuela le debe exigir al
representante del secretario general de la ONU para la controversia fronteriza,
entre Venezuela y Guyana, el reputado diplomático Dag Halvor Nylander, se sirva
ordenar suspender, ipso facto, la explotación de petróleo dentro del área
en reclamación, mientras se busca un arreglo pacífico de la
controversia.
Ha sido tan descarada la
actitud de la Exxon Mobil que ha ofrecido 20 millones de dólares como fondo de
ayuda a Guyana para los gastos judiciales frente a una eventual
reclamación judicial venezolana. Obviamente que no se nos escapa la influencia
de la Exxon Mobil en el gobierno de Trump, habida cuenta que Rex Tillerson,
secretario de Estado de ese gobierno, viene de ejercer la presidencia de la
Exxon Mobil. Lo que se ve como una amenaza para Venezuela podemos convertirla
en ventaja comparativa, si se ve a la nación ejerciendo su soberanía con dignidad
y firmeza. Todo lo contrario a lo actuado hasta ahora, porque el
mismísimo finado Hugo Chávez llegó a la vileza de decir que la reclamación
venezolana contra Guyana era una controversia adeca del pasado. Ya vemos cuáles
son los efectos de la ignorancia y la traición a los intereses de la patria por
ataduras ideológicas.
Lo cierto es que estamos
hablando de las reservas petroleras más importantes del mundo, lo que fue
reconocido por el Servicio Geológico de Estados Unidos como “la segunda mayor
área del mundo con petróleo sin explorar”. La zona total en disputa con Guyana
comprende alrededor de 160.000 km cuadrados y eso representa dos
terceras partes del territorio de Guyana; sin embargo, estimo que lo más
importante, en este momento, es precisar que esa zona rica en petróleo, de
26.800 km2, debe ser preservada para explotación conjunta y nunca como
explotación exclusiva de Guyana, a quien no le pertenecen esas áreas marinas y
submarinas.
Esperemos a ver si los
arrestos antiimperialistas de este gobierno se orientan hacia la defensa de ese
inmenso potencial de riqueza venezolano y no sigue alardeando de antiyanqui
solo para proteger corruptos sancionados, con razón, por la comunidad
internacional.
12-01-18
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