Por Henrique Capriles
El nombre de nuestra amada
Venezuela, se asociaba con oportunidades para su pueblo y para quienes
quisieran encontrar en esta tierra aquello que no hallaban en otras latitudes.
Teníamos modernos centros
industriales en cuyas fachadas podían verse los nombres de empresas nacionales
e internacionales de fama mundial. Éramos conocidos por contar con la que llegó
a ser la segunda empresa petrolera del mundo y la mayor empresa de América
Latina.
Nuestro sistema de salud
ofrecía atención a los venezolanos, los aeropuertos conectaban con los
principales destinos del mundo y los hoteles vivían abarrotados por visitantes
que venían por negocios y turismo.
Nuestro pueblo sabía que con
trabajo y esfuerzo era posible progresar, lograr un techo y oportunidades para
la familia.
Un país en el que,
ciertamente, todavía había mucho por hacer, pero que cayó en manos que lo
llevaron a la destrucción. Hoy sólo tenemos estadísticas negativas que mostrar.
Cifras que hablan de la magnitud de la miseria en la que han hundido a nuestra
Venezuela.
En un país donde producíamos
todo, vivimos una crisis humanitaria por la falta de alimentos y medicinas. Y
Maduro tiene el descaro de decir que es por una supuesta persecución financiera
que no se pueden comprar medicamentos.
No hay quien pueda creer el
cinismo con el que Maduro se burla del pueblo diciendo que “en los restaurantes
del este de Caracas se ve la crisis”. No hay peor ciego que el que no quiere
ver. ¿Cómo ignorar a los hombres, mujeres y niños que hurgan en la basura para
buscar algo que llevarse a la boca?
Su respuesta es hacer
ajustes salariales que sólo logran empujar aún más la hiperinflación. Somos el
único país donde los ajustes de salario son vistos como una mala noticia porque
no hay ajuste que aguante la rapidez con la que suben los precios en el país,
ya ni siquiera podemos decir que mientras el salario sube por la escalera los precios
lo hacen por el ascensor.
Para comprender la gravedad
de la situación saque esta cuenta. Un trabajador necesitaba en enero ganar más
de 142 salarios mínimos, lo que es igual a 12 años de trabajo, para poder
cubrir las necesidades básicas de un solo mes.
Hoy, con el nuevo salario,
se compra 15 % de lo que se compraba hace un año, y el que llevó a nuestros
trabajadores a esta situación pretende seguir seis años más. No lo podemos
permitir.
El caso de nuestros abuelos
es alarmante. ¿Qué pueden hacer con 549 mil 705 bolívares? ¿No ha visto Maduro
las colas que hacen para ver si pueden retirar su pensión con la que no compran
ni un cartón de huevos? ¿Sabrá que hay abuelos a los que literalmente se les va
la vida en una cola para cobrar su pensión?
El barco hace agua por todos
lados. Parece imposible que en un mismo país puedan coincidir cifras tan
alarmantes. De allí que solo en enero hubo 714 protestas y 141 saqueos o
intentos de saqueo ¡Hablamos de 24 protestas diarias!
Frente a este drama social
que vivimos, el Gobierno tiene que aceptar una elección realmente libre y con
condiciones, que le permita a los venezolanos comenzar a construir las
verdaderas soluciones a la terrible crisis que vivimos. No hay que vivir del
pasado, pero recordemos la Venezuela que fuimos y que podemos recuperar.
El camino para alcanzar esa
Venezuela, sigue siendo constitucional, democrático, pacífico y electoral.
Estudios de opinión en el país, indican que una gran mayoría de venezolanos
quiere y desea votar, saben que sólo así alcanzaremos un cambio que perdure y
que logre el respaldo de todos los países del mundo que nos respaldan en la
lucha por restablecer la democracia.
Nuestra lucha no ha cesado.
El pueblo exige cambio y para eso deben darse las condiciones que garantices
unas elecciones libres y democráticas, con condiciones igualitarias para
competir y para la participación ciudadana.
Hay que fijar una fecha
electoral que dé margen suficiente para garantizar, construir y difundir las
ofertas electorales; conformar una misión de observación internacional, que
participe en todas las etapas del proceso; garantizar la actualización y
auditoría del registro electoral tanto para los venezolanos residentes en
Venezuela como para los que están en el exterior.
También se requiere designar
nuevos rectores; incorporar a ambas partes en cada instancia relacionada con el
proceso; el acceso equilibrado a medios privados y públicos y la suspensión de
las cadenas de radio y televisión.
Deben revertirse las
decisiones que llevaron a inhabilitar a la MUD, Primero Justicia y Voluntad
Popular; restaurar las garantías y condiciones tecnológicas; proceder al sorteo
de los miembros de mesa; reinstaurar los centros de votación a los centros
originales; actualizar el registro electoral dentro y fuera de Venezuela y
garantizar el derecho al voto libre, sin coacción externa.
A quienes quieren
perpetuarse en el poder les decimos: ¡Oigan al pueblo! Terminen de irse y dejen
que los venezolanos podamos ser libres y que nuestro país salga de esta
oscuridad.
Hoy más que nunca, nuestra
amada tierra merece que demos lo mejor de nosotros para sacarla adelante y la
unidad es la garantía de que lo podemos lograr.
¡Nunca abandonemos nuestros
sueños! Quien lucha puede perder pero quien no lucha ya perdió.
Venezuela siempre está
primero y siempre hay una luz que nos iluminará el camino hacia tiempos
mejores.
¡Que Dios bendiga a nuestra
Venezuela!
04-03-18
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