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viernes, 11 de mayo de 2018

Apaga y Vamonos, por @romanibarra




Román Ibarra 10 de mayo de 2018

En nuestro país ocurren las cosas más insólitas en el ámbito de la política, o en la cotidianidad misma, y pareciera que nada nos afecta realmente. Es como si viviéramos en otro planeta, como fantasmas insensibles e inservibles para la resolución de nuestros propios conflictos.

Es impresionante ver como el país se cae a pedazos en las manos de un gobierno comunista, y militarista que, junto a su antecesor, tienen casi 20 años de ejercicio ininterrumpido en el poder, sin haber resuelto ni uno solo de los problemas que ciertamente heredaron, luego profundizaron y hasta crearon otros nuevos que contribuyen a hacer de nuestras vidas, un hecho absolutamente calamitoso.

Somos el país de las contradicciones más profundas; nuestro gobierno se ufana de contar con las más grandes reservas de hidrocarburos del mundo, pero no es capaz de utilizar los recursos del petróleo para generar estabilidad económica, inversión, empleo, seguridad, progreso y desarrollo. No son capaces de producir gasolina, y hoy el país tiene que importarla.

Gracias a la providencia, tenemos en Venezuela un sinfín de recursos materiales y ambientales, que administrados por gente sabia, profesional, y proba, permitirían su explotación racional y sustentable para el desarrollo presente, y como garantía de futuro para las nuevas generaciones.

Cómo es posible que un país que tiene casi un millón de Km2, buena parte de su territorio de alta fertilidad, no puede autoabastecerse en los rubros alimenticios más importantes para satisfacer la demanda interna?

Cómo es que no disponemos de electricidad ni agua con fluidez, teniendo el país inmensas fuentes hidroeléctricas?

Por qué en vez de perseguir a la empresa privada, a los emprendedores, a las universidades, a los trabajadores, a los estudiantes, no se nos convoca  a todos como sociedad para coadyuvar en los planes de desarrollo de la nación? Por qué el sectarismo y la exclusión?

Son preguntas obvias, que lamentablemente no encuentran respuesta en quienes conducen los destinos del país, y que –para mayor desgracia- se empeñaron en el secuestro de todas las instituciones del Estado para procurarse la perpetuidad en el poder, y con ella la impunidad en cuanto a la comisión de todos los delitos y desafueros, habidos y por haber!

Esa situación lamentable y destructiva de la vida de nuestra ciudadanía, se expresa claramente en la percepción popular, la cual alcanza casi el 80% de repudio por la acción del gobierno, y sin embargo, no hay una posibilidad cierta y tangible poder para cambiar las cosas.

También la oposición tiene una importante dosis de culpabilidad, en términos de su incapacidad para concitar el acompañamiento de la sociedad en la construcción de una plataforma ideológica y programática para combatir eficazmente los designios del comunismo que hoy impera.

Luchas intestinas; egos muy crecidos; insinceridad; megalomanías desbordadas, y falta de sentido de la realidad, imposibilitan la implementación de un plan unitario y consensuado para enfrentar y derrotar a un gobierno que por sus incapacidades manifiestas para administrar, debería estar contra la pared, pidiendo a gritos un relevo salvador.

Quienes toman las decisiones políticas en la oposición están seriamente divididos y no son capaces de ofrecer esperanza a un pueblo, otra vez proscrito, y estafado con la propuesta cruel y criminal del socialismo del siglo XXI.

De verdad a veces se pierde el ánimo, y hasta las ganas de luchar frente a tanta descomposición en un escenario –presuntamente opositor, con potencialidad ganadora- en el que la orden del día es la mutua destrucción.

Que cada quien asuma la posición que mejor le resulte, siento que la brújula está perdida. Apaga y vámonos!!


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