Por Nelson Freitez
Día a día se agudizan y
generalizan en todos los rincones del país las múltiples afectaciones en la
población que configuran, lo que nunca imaginamos que pudiésemos vivir en
Venezuela, una emergencia humanitaria compleja. Entendida como aquélla
“…situación excepcional de un país de pérdidas o daños a la vida o el bienestar
de las personas de una escala, intensidad y severidad que sobrepasa las
capacidades de respuesta interna” (Civilis. 2018) y en la que el Estado que
debe garantizar las respuestas institucionales apropiadas a tales pérdidas es
incapaz de hacerlo por sus propios medios, impidiendo además los aportes de la
cooperación internacional.
Ya se cuenta por miles las
personas y familias que experimentan diariamente la escasez de medicamentos y
alimentos y emigran o buscan emigrar del país, como expresiones más
constatables de los más graves efectos de tal Emergencia Humanitaria. Al final
los deterioros y daños señalados en las condiciones de vida y la salud de la
población se manifiestan en pérdidas de vida de grupos de edades diversas, en
especial los más vulnerables, la infancia, adultos mayores y población con
patologías crónicas.
Ante el acelerado incremento
de tales situaciones el comportamiento predominante del alto gobierno se ha
caracterizado por la negación de la magnitud de las afectaciones y de las
posibilidades de apelar a la cooperación internacional para enfrentar este
dramático cuadro. La total carencia de datos oficiales sobre las condiciones de
vida y la salud de la población, es parte de esta política oficial del
ocultamiento sobre las múltiples afectaciones y bloqueo al apoyo internacional.
Sin embargo, lo que el
gobierno no puede ocultar es la presencia exigente de personas afectadas
reclamando en las calles lo que por derechos les corresponde:
medicamentos, agua potable, dotación en los hospitales, alimentos, gas para
preparar alimentos, salarios dignos, seguridad pública… La Emergencia
Humanitaria se hace compleja porque el deterioro social y económico va
aparejado con el desmantelamiento de las instituciones que debían ofrecer
respuestas sistemáticas a las necesidades de la población y no lo hacen,
contribuyendo a agravar los problemas y afectaciones.
Entre la población que ha
decidido salir a las calles a manifestar el requerimiento de sus necesidades
destacan las personas con enfermedades crónicas, las cuales desde sus
patologías comunes se han venido encontrando y, dada la ya crónica escasez de
medicamentos y las múltiples promesas incumplidas del Estado, se han organizado
y se han hecho sentir en el espacio público a través de diversas formas de
protesta pública de calle
Las cientos de acciones que
han protagonizado estas asociaciones y fundaciones de personas con patologías
crónicas en distintas ciudades del país, a las cuales hemos acompañado diversas
ONGS de DH, tienen en común las siguientes actitudes y comportamientos
colectivos.
Cada vez más evidencian
conciencia de sus derechos y le exigen airadamente a los altos funcionarios del
Estado el cumplimiento de sus obligaciones. No se les percibe temor por ejercer
su derecho a la manifestación pública y al estar frente a los funcionarios les
interpelan y desafían con voz clara y firme. A pesar de la intermitencia con la
que asumen su participación en estas asociaciones y acciones precisamente por
su estado de salud, suelen retomar su activismo para volver a insistir en sus
exigencias. En el último año han tendido cada vez más a articular sus
acciones entre distintas asociaciones de afectados de patologías crónicas y se
van coordinando con otros actores del sistema de salud que denuncian la
gravísima situación de los hospitales públicos
Estas iniciativas de
organización y acción de personas con afectaciones de riñón, cáncer, parkinson,
diabetes… se están multiplicando. Hay cientos de personas que están
plenamente conscientes que no tienen mañana si no se movilizan por su derecho a
la salud. Nos están demostrando que aún con la salud y la vida
comprometida por una grave afectación, los seres humanos somos capaces de
luchar por nuestros derechos, ser solidarios con nuestros semejantes y mantener
la dignidad y la aspiración de cambiar una situación que nos afecta.
06-07-18
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