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martes, 10 de julio de 2018

¿Nos acostumbramos a la violencia? Del Niño Vegas a Los Cotorros, la memoria es corta por @contrapuntovzla



Por Rocío Cazal


Especialistas en el área de criminalística y criminología señalan que no hay naturalización de la violencia: no se olvida, se reprime. Los medios de comunicación son importantes para que los casos se revivan y queden en el inconsciente colectivo

En Venezuela han sonado casos de violencia y de crímenes importantes que han conmovido a la opinión pública, bien sea por excesos, la crueldad o la injusticia, pero, aunque crearon gran impacto social, con el transcurrir del tiempo quedaron en el olvido.

¿A qué se debe esto? ¿Insensibilidad social? ¿Naturalización de la violencia? ¿Memoria corta? Expertos criminalistas y criminólogos no lo ven de esa manera. Un caso que trascendió y creó conmoción social ocurrió el pasado 16 de junio tras la muerte de 17 personas, ocho de ellos menores de edad, en el Club Social El Paraíso, conocido popularmente como Los Cotorros. Las redes sociales se reventaron de comentarios llenos de indignación por tal suceso hasta que las autoridades policiales informaron la detención de siete implicados. Después de allí el tema no se ha tocado más.

En este caso prevaleció la imprudencia. Aunque el suceso no es considerado como consecuencia de la inseguridad, lo curioso es el acceso que tuvo un menor de edad a una bomba lacrimógena y la acción de activarla luego de una riña, según se desprenden de las investigaciones preliminares.

José Castillo, abogado penalista con especialidad en criminalística y maestría en seguridad de la nación, señala que no se trata de que los casos sean olvidados. "La necesidad del ser humano es el luto y luego el olvido. Estructuramos nuestra razón para no anclarnos". En tal sentido habla de varias aristas: "El cerebro, por instinto de conservación, debe reprimir las experiencias dolorosas, las cuales pueden dar origen a padecimientos de neurosis manifestada en ira, síndrome de pánico, etcétera. Nunca se olvida, se reprime".

Castillo recalca, entonces, que no se trata de insensibilidad social, pues no todos los casos que han causado conmoción deben recordarse, a menos que se trate de los que han quedado impunes, pues señala que generalmente esos son los que se mantienen en el inconsciente colectivo, tomando en cuenta la importancia de la sociedad ante los hechos que no han tenido castigos. "Si no te importa ni siquiera el sufrimiento de la familia, entonces ahí sí podríamos hablar de la naturalización de la violencia".

                                             Foto: Ernesto García

Ante esto, recuerda algunos casos políticos de otras épocas que aún son recordados como, por ejemplo, la masacre de El Amparo, El Caracazo y los cuerpos apilados en La Peste en el Cementerio General del Sur, así como el más reciente como la quema de Orlando Figueras en una guarimba, que solo es recordado por una parte de la sociedad.

Pero más allá de estos casos, están los llamados "crímenes comunes" que tuvieron impacto en los medios de comunicación y, por ende, en la sociedad como, por ejemplo, la violación y asesinato de la modelo Marisol Da Silva Vieira, de 22 años de edad, en el Parque Nacional El Ávila, ahora Waraira Repano. El homocida resultó ser Víctor Colmenares Luvión, quien fue sentenciado a 30 años de prisión, pero 18 años después fue arrestado sorpresivamente por tratar de ultrajar a una joven de 24 años de edad. El 22 de mayo de 2012 fue condenado nuevamente, esta vez a 15 años de prisión en el Internado Judicial de Los Teques por violencia sexual agravada. Después de allí, el caso del "crimen de la modelo del Ávila" se recordó y volvió a ser historia.

Da Silva fue violada y asesinada el 9 de febrero de 1993. El caso volvió a sonar en 2011. Foto: cronicasdeltanato

Pero un caso que data de muchos años más atrás, y que sale a relucir de vez en cuando, es el del secuestro y posterior muerte de Carlos Vicente Vegas Pérez, de 13 años de edad, mejor conocido como el "Niño Vegas". Fue todo un escándalo. Muchos no lo recuerdan porque ocurrió en 1973, aunque se tocó en el libro del desaparecido criminalista Fermín Mármol León 4 crímenes, 4 poderes, y luego en la película Cangrejo, bajo la dirección de Román Chalbaud.

En el expediente policial de este suceso, salieron los nombres de jóvenes de la alta sociedad que pudieron haber estado involucrados: José Luis "Caramelo" Branger; Alfredo Parilli Pietri, sobrino de la entonces primera dama, Alicia Pietri de Caldera; el desaparecido cineasta Diego Rísquez; Gonzalo Rafael Capecci; Nicomedes Zuloaga, Orietta Cabrices; Javier Paredes, Julio Morales, Omar El Chino Cano Lugo y hasta el hermano mayor del niño, el escritor Federico Vegas. Los medios difundieron cada paso del caso. Nadie pagó condena por la muerte del niño.

Para el criminólogo y criminalista Javier Gorriño, hechos como este quedan en la mente de las personas por la connotación y el seguimiento que le da la prensa. "En el caso del niño Vegas Pérez descubrieron a los culpables, pero la justicia no se dio como debía haberse dado por el tema de los poderes. Eso continúa ocurriendo en el país: el tema de la influencia política, militar o religiosa, por ejemplo. Cuando hay esa influencia no se procesa por la policía. Es un problema acentuado".

Los medios y las redes sociales reviven los casos

Otros casos que "han quedado en el pasado" son, por ejemplo, el triple homicidio de Mamera, que llevó Gorriño a cuestas en los años 80, en el que el entonces funcionario de la extinta Policía Metropolitana Argenis Rafael Ledezma, catalogado por los medios como "El monstruo de Mamera", mató a tres adolescentes por celos de su esposa Rosa Elena Pinto, conocida como "Chena", de apenas 14 años de edad. Los medios de comunicación se dieron banquete con este suceso y ha sido recordado en ocasiones, no solo por la notoriedad que tuvo para esa época sino porque de ahí también salió otra película: Macu, la mujer del policía, de Solveig Hoogesteijn.

Otro hecho que marcó a la sociedad venezolana fue la muerte de los hermanos Faddoul (John Bryan, Kevin y Jason), quienes fueron secuestrados junto a su chofer Miguel Rivas en una "alcabala policial" en Vista Alegre, en Caracas, el 23 de febrero de 2006. Sus cuerpos fueron encontrados el 4 de abril siguiente.


Por este caso fueron condenados cuatro efectivos de la entonces Policía Metropolitana Jean Carlos Rodríguez, Maikel Alexander Monsalve, Carlos Enrique Talavera y Francisco Javier Gudiño, así como Lennon Gandica, además de otros 14 implicados. Este último, señalado como el autor material de las muertes de John Bryan, Kevin y Jason, también estuvo involucrado en el secuestro y asesinato del empresario ítalo-venezolano Filippo Sindoni.

Gandica fue capturado el 18 de junio de 2015, y el 15 de agosto de ese mismo año fue asfixiado en el centro penitenciario Alayón, en el estado Aragua. Se dice que estuvo ligado a la banda de "El Picure" y así se revivió nueve años después el doloroso caso de los hermano Faddoul en la opinión pública.

No menos importante para la sociedad fueron las muertes trágicas de los periodistas Ricardo Durán (VTV) y de José Daniel Hernández (El Nuevo País). El primero fue asesinado el 19 de enero de 2016 en la UD4 de Caricuao y por el caso fueron detenidos 14 funcionarios de Polichacao, 12 de ellos están en libertad. El segundo fue atacado con un arma blanca en el cuello y su cuerpo fue hallado el 1 de agosto de 2017 en la llamada "tierra de nadie" de la Universidad Central de Venezuela. Estos dos casos aún están impunes.


Ricardo Durán fue asesinado el 19 de enero de 2016. El caso lo tiene el Tribunal Supremo de Justicia

No menos doloroso fue el caso del asesinato al periodista Javier García, ocurrido hace 10 años, el 14 de junio de 2008, al recibir 14 puñaladas de parte de Isaac Oberto Molleda Zárraga, en su apartamento en las residencias Alto Alegre, ubicado en Bello Monte. Su homicida fue sentenciado a 15 años de prisión por el delito de homicidio intencional calificado con alevosía. El caso volvió a sonar 10 años después de manera macabra, el 12 de marzo de 2018, cuando el hermano de Javier, Pedro Enrique García, de profesión gastroenterólogo y profesor universitario, fue hallado muerto en el mismo apartamento y bajos circunstancias similares, pero esta vez por traumatismo craneal.

En el caso de Pedro Enrique, funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) identificaron al asesino como Fernando Antonio García Gutiérrez, de 19 años de edad, pero aún no han dado con su paradero.

El abogado José Castillo reitera y califica a la sensación de impunidad como sinónimo de desdén de olvido y por eso manifiesta que los medios de comunicación juegan un papel muy importante para recordar los casos, pero sabe que actualmente han venido reduciendo su capacidad informativa.

Gorriño coincide en que no es que exista insensibilidad de parte de la sociedad al olvidar los hechos que causaron conmoción sino que se van centrando a través de los medios como la prensa escrita, radio y televisión, aunque ahora la gente cree más en las redes sociales, donde pueden resurgir los temas.

Es por esto que para Gorriño estos sucesos se van olvidando porque siempre van surgiendo otros casos en la cotidianidad que también van impactando en el presente, aunque puede que algunos queden por más tiempo en el inconsciente colectivo como, por ejemplo, el caso de "El comegente" que muchos todavía recuerdan. "Son casos de generaciones que van quedando y hacen la historia policial de un país, pero con el tiempo esos que ocurrieron en los años 70, 80, 90 pasan al olvido porque no lo vivieron o no lo leyeron", precisa.

El suceso que más se recuerda es el de los asesinatos de la exmiss Venezuela y actriz Mónica Spears,y su esposo Thomas Henry Berry, quienes venían de viaje la noche del 6 de enero de 2014, pero se quedaron accidentados en la autopista Valencia-Puerto Cabello, a la altura del sector El Cambur, donde miembros de una banda les robaron las pertenencias, les quitaron la vida y dejaron herida a su pequeña hija Maya. La banda se desarticuló y fueron condenados. Dos de ellos son menores de edad y podrían salir en libertad en 2019. Cada año los medios recuerdan el caso para que no quede en el olvido.

Caso "Los cotorros"

Algunos pudieran verlo como "un accidente", pero el tema que ha surgido en la opinión pública en el caso del Club Social El Paraíso, donde murieron 17 personas, producto de la asfixia y estampida que ocasionó la manipulación de una bomba lacrimógena, activó todas las alarmas de la sociedad.


Gorriño manifiesta que no es la primera vez que ocurre situaciones como esta. 

"Allí pasaron dos cosas: no tenía las condiciones mínimas ni medidas de seguridad. Eso es algo grave que se debió corregir y que está latente en todos los locales. Estoy seguro de que no es el único. Lo otro es la bomba lacrimógena, que es usada para disolver manifestaciones. ¿Cómo se tiene el acceso? Es inconcebible", recalca.

Castillo coincide con Gorriño en el tema del acceso a este artefacto químico, lo cual es un tema de reflexión, tomando en cuenta la proliferación y uso de las armas que hay actualmente en el país. "La bomba lacrimógena no es considerada letal. El efecto que se buscaría para quien la activó quizá no era la de producir esos resultados pero hay que hacer una reflexión de cómo llegan las armas y esos artefactos a las manos de la gente".

Lo cierto es que, para ambos expertos, diariamente se registran sucesos, unos más relevantes que otros, y la sociedad se conmueve, muestra indignación, utiliza mecanismos de defensa en el presente y luego reprime los hechos, por lo que los medios de comunicación son parte fundamental para "levantar el polvo", de manera que las investigaciones no se queden archivadas y los casos no queden en el olvido.

09-07-18




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