Ariela NAVARRO 26 de abril de 2019
La embajada de Venezuela en Washington,
objeto de pugna entre el gobierno de Nicolás Maduro y el opositor Juan Guaidó
sigue ocupada por activistas chavistas pero Estados Unidos dijo este jueves
estar dispuesto a desalojarlos si así lo dispone el presidente interino
reconocido por más de 50 países.
El
representante especial de Estados Unidos para la crisis en Venezuela, Elliot
Abrams, dijo que corresponde al representante de Guaidó decidir el momento de
la salida de los activistas estadounidenses que ocupan la embajada hace dos
semanas.
“Este
es un asunto que debería ser discutido entre el embajador (Carlos) Vecchio y
las fuerzas de seguridad”, dijo Abrams en rueda de prensa en
Washington antes de que los activistas celebraran una protesta a la que
acudieron unas 60 personas, según los organizadores.
Los
militantes de izquierda, que llevan dos semanas durmiendo en la embajada, se
agruparon bajo el nombre Colectivo para la Protección de la Embajada (Embassy
Protection Collective) y cubrieron el edificio de pancartas que dicen “Las
manos fuera de Venezuela”, “No a la guerra por el petróleo” y
por un gigantesco lienzo amarillo con una bota militar pateando al planeta
Tierra con el mensaje “No al golpe”.
Desde
la ONU, el canciller venezolano Jorge Arreaza, amenazó con acción recíproca si
Estados Unidos ingresa a su embajada en Washington.
“Qué
locura sería (que EEUU decidiera) ingresar allí ilegalmente. ¿Nosotros hemos
propuesto acaso eso en la sede de la embajada de los EEUU en Caracas? Ahora, si
lo hicieran ellos tendríamos que pensar como reciprocar en ese caso”, dijo
Arreaza.
“Tienen que irse”
Abrams
indicó que es un “territorio soberano venezolano” y dijo que
los activistas, que ocupan el edificio con la anuencia de los diplomáticos del
gobierno de Nicolás Maduro, “tienen que irse”, pero para Arreaza
los grupos se han propuesto “para proteger las propiedades venezolanas”.
La
sede está cerrada al público, después de que la mayoría de los diplomáticos
dejaran el país tras perder su estatuto, cuando Estados Unidos se convirtió en
uno de los primeros países en reconocer a Guaidó como presidente interino.
Ahora
del ala norte del edificio de cuatro plantas ubicado en el elegante barrio de
Georgetown, cuelga una pancarta en blanco y negro con los ojos del fallecido
Hugo Chávez.
Venezuela,
sumida en una debacle económica sin precedentes en la historia reciente de la
región, vive desde enero un pulso por el poder entre Guaidó y Maduro, quien
cuenta con el apoyo de los militares y de Rusia y China.
Los
últimos funcionarios que quedaban oficialmente como emisarios extranjeros, por
ser representantes ante la Organización de Estados Americanos (OEA),
abandonaron la instalación, dijo a la AFP una fuente reservada.
La OEA
votó el 10 de abril por 18 votos a favor aceptar al enviado de Guaidó, Gustavo
Tarre, como representante de Venezuela hasta que haya nuevas elecciones.
Esa
resolución considera que el gobierno de Maduro, quien el 10 de enero asumió un
segundo mandato, “carece de legitimidad” y por lo tanto
tampoco la tienen sus funcionarios.
El
plazo para que la delegación de Maduro abandonara el edificio expiraba este
jueves, pero los activistas aseguran que no se moverán.
Intervenciones en América Latina
Medea
Benjamin, militante de Code Pink, calificó la toma como algo “sin
precedentes”.
“Creo
que nunca antes en la historia de nuestro país personas comunes y corrientes
han dicho que no van a dejar que un grupo de personas sin legitimidad vengan y
tomen el control de una embajada”, dijo durante la protesta.
Benjamin
argumentó que el gobierno de Maduro “fue electo, que está en el poder y
que es reconocido por la ONU”.
“Hay
ciudadanos de los Estados Unidos que sabemos muy bien cuál ha sido el resultado
de nuestras intervenciones en América Latina (…) y estamos tratando de evitar
eso”,
agregó a la AFP.
David
Paul, un enfermero retirado de 69 años, viajó desde San Francisco para
participar en la protesta.
“Yo
veo que nuestro gobierno está haciendo contra el gobierno venezolano algo
similar que lo que hizo contra otros gobierno que están tratando de desarrollar
un camino independiente”, contó a la AFP, aclarando que no apoya
específicamente a Maduro.
Abrams
advirtió que no se permitirá “esta violación de la ley”.
“Hay
un embajador venezolano ante Estados Unidos y él les dijo que tenían que irse”,
argumentó.
Mara
Verheyden-Hilliard, abogada de la Asociación para la Justicia Civil, que fue
invitada a hablar por los convocantes, alegó que la presencia de los activistas
es legal ya que las personas que han acampado “lo han hecho con la
invitación de quienes legalmente están a cargo del edificio”.
Para
la abogada las personas que duermen en la embajada “han establecido un
inquilinato” que es legal “según las leyes del Distrito de
Columbia”.
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