Por Froilán Barrios
Como los villanos de Ciudad
Gótica, los maestros de la maldad siempre están al acecho, no descansan para
fraguar letales torturas que quebranten la decisión de un pueblo que decidió su
camino definitivo a la libertad. Lo sufrido en Venezuela los meses de marzo y
lo que va de abril no tiene parangón en la historia continental. En mi
caso particular, además de las penurias de solo acceder a electricidad 5 horas
al día, con varios apagones de hasta 5 días continuos, significó que no pudiera
escribir durante un mes mi opinión semanal, pues acá en el Zulia es una
lotería: cuando aparecen los alumbrones, a decir del sufrido pueblo
cubano, no hay Internet, ni Wi-Fi, ni cyber cercano que puedas
utilizar porque la administración de carga, como llama jocosamente el gobierno
a los cortes eléctricos, es parcial y por sectores en las ciudades del estado.
Maduro y el chavismo no
tienen escapatoria, ni cabo de vida como dice el marino petrolero, que los
salve de su hundimiento; les llegó su hora y ni siquiera la impaciencia de
quienes reclaman la presencia del Comando Sur en las costas de La Guaira podrá
detener su epílogo. En la conciencia de la población se ha establecido una
clara posición de echar abajo el régimen, como lo demuestra lo sucedido en la
colonia agrícola de Turén. En esta región del estado Portuguesa se
registró la protesta campesina contra la dictadura de Pérez Jiménez en 1950 y
ahora, casi 70 años después, la marcha de más de 10.000 manifestantes exigiendo
el fin del régimen madurista.
Asi como estas, pueden
citarse centenas de protestas en el oriente, el centro y el occidente del
país.
Hoy nada justifica la
permanencia de Maduro y su séquito en la Presidencia, simplemente porque ya
dejó de ser considerado como tal por una mayoría aplastante de los
venezolanos. Haber llevado a la prehistoria a la sociedad más próspera del
continente es imperdonable para las instituciones y pueblos del mundo entero.
Por otro lado, el soporte
económico se le derrumba dia a dia. Producir hoy 700.000 barriles de
petróleo a través de las empresas mixtas deja a Pdvsa bajo la figura
de una factoría ante Colombia, que acerca su producción a 1.000.000 de
barriles diarios, lo que refleja el estado de ruina de las empresas del Estado,
siendo las de Guayana las que encabezan la lista del naufragio industrial
nacional. Esta caída en los ingresos no podrá ser suplida por el saqueo
del oro del Arco Minero, el coltán o la esmirriada ubre de los impuestos via
Seniat.
El colmo de la tragedia se
acelera con la masacre de puestos de trabajo originada por el derrumbe del
servicio eléctrico, que deriva en la multiplicación de la diáspora, cuya
proyección apunta a los 5.000.000 en 2020 de no producirse un desenlace
político que le permita visualizar esperanzas de cambio en el corto plazo.
Por tanto, el régimen se
encuentra atrapado y sin salida, arrinconado aún más con las movilizaciones que
Guaidó desata en todo el país y la emoción que despierta en los pueblos
que visita. Acorralado Maduro si busca un desenlace militar que convierta al
país en la Siria de America Latina y ahogar la nación en un conflicto bélico
indefinido, como única oportunidad de escape a su crisis terminal.
Las poses guapetonas de
voceros del régimen que se presentan como fortalecidos son la confesión de su
debilidad extrema. La puesta en escena de colectivos, de marchas de
milicianos, la persecución contra las marchas opositoras, son acciones inútiles
ante un pueblo que decidió su destino: reconquistar la libertad y la
democracia.
17-04-19
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