Ismael Pérez Vigil 21 de abril de 2019
Que yo
sepa, no hay ningún proceso de negociación en curso, aunque si existiera, no
tendría por qué ser público; pero, de todas maneras, es necesario reflexionar
al respecto.
En
varios estudios recientes –que son citados por John Magdaleno, el Centro de
Estudios Políticos y Gobiernos de la UCAB y algunos autores como Sergio Bitar y
Abraham Lowenthal en su libro “Transiciones Democráticas”, de 2016 – se plantea
la negociación como una vía fundamental para alcanzar una transición
democrática.
Cuando
hablamos de una negociación política, en el caso de Venezuela, son tres los
puntos claves a considerar: uno el tema de la negociación, otro los actores que
participarían y, por último, los obstáculos que se podrían presentar. Veamos en
esta ocasión los dos primeros puntos.
No se
trata de poner condiciones a una negociación, pero sí de definir claramente el
tema de la discusión y este no puede ser otro que la salida de esta oprobiosa
dictadura: cómo debe producirse, cuándo debe producirse, en qué condiciones
debe ocurrir; no hay otra alternativa. Viene a mi memoria un ejemplo de un
amigo que dice que hay cosas —como, por ejemplo, este régimen— que son como la
nata del café con leche, tú puedes revolver el café con leche y la nata
desaparecerá, pero por más que le revuelvas, al poco tiempo vuelve aparecer; la
única manera de librarse de ella es sacándola, físicamente, del medio. De
manera que el único tema a tratar en una negociación política en el país es la
salida de la dictadura, no puede haber otro.
Con
respecto a los actores del sector que apoya la dictadura –a los actores de la
oposición me referiré al tratar los obstáculos a la negociación– tenemos que
hacer algunas consideraciones porque si bien se presenta como monolítico desde
un punto de vista, llamémoslo ideológico o de organización política, tiene
algunas divisiones que es importante remarcar pues pueden darle matices y
comprometer cualquier negociación. No voy a hacer un detalle exhaustivo ni
proporcionar nombres, no es ni siquiera necesario pues seguro que cada quien
los identificara al irlos caracterizando y describiendo. También es bueno
aclarar que esta clasificación es del “tipo ideal”, estos grupos no son algo
“puro”, perfectamente separados, delimitados e identificables, sino que se
entremezclan y cruzan y algunos personajes y sectores, sin duda participan de
más de uno de ellos.
De una
parte, está un sector civil, vamos a llamarlo así, cercano al gobierno de
usurpación, que conforman su “equipo ejecutivo de gobierno”, que están más o
menos organizados, que cuenta con buena parte del PSUV y de los llamados
colectivos, algunos de los cuales están armados y son muy violentos y que los
utilizan para reprimir las manifestaciones opositoras o las manifestaciones
populares de protesta. En ese sector hay también una buena parte de lo que
podríamos llamar una masa popular o seguidores populares de la dictadura,
“clientelarizados”, victimas del populismo, de la entrega de prebendas durante
años y que están pendientes de aquello que pueden aprovechar y de lo que cae de
la opulenta mesa del gobierno.
Cercano,
pero no necesariamente formando parte del grupo anterior, hay un grupo de
“hombres de negocios”, vamos a llamarlos de esa manera, porque no les podemos
decir empresarios, que como su nombre indica, son los que han hecho los grandes
negocios con el Estado, obteniendo dólares preferenciales para realizar
importaciones, que hacen negocios con las importaciones de comida, insumos y
medicinas, que hacen negocios fabulosos con contratos de todo tipo con el
Estado, para obras de infraestructura, por ejemplo, muchas de las cuales no se
ejecutan o concluyen nunca y que han obtenido cuantiosas fortunas, depositadas
la mayor parte en bancos en el exterior, hacia donde han extendido sus
negocios; que han adquirido empresas, bancos, medios de comunicación, etc.
Forman una nueva burguesía, bolivariana, son los llamados “bolichicos” y que el
pueblo denomina también: “enchufados”, que se han beneficiado de estos 20 años
de oprobio.
Hay un
tercer sector conformado por militares y ex militares –estos últimos ligados al
cruento intento de golpe de estado de 1992– y que son, los que actualmente
están en ejercicio, los que sostienen por la fuerza de las armas a la
dictadura, pero que también han hecho fabulosos negocios en estos 20 años; se
han enriquecido en cargos públicos y empresas del estado, constituyendo
“empresas” para realizar actividades petroleras, mineras, de importación de
alimentos y algunos otros insumos y que se han aprovechado y muy bien de su
relación con el gobierno.
Hay un
cuarto grupo, muy poderoso, no por su tamaño, sino por su significación y al
que llamaré el de los “innombrables”, y que está constituido por varios
sectores o sub grupos:
* Uno
de ellos lo conforman una serie de personas, sectores civiles y militares, que
se han enriquecido claramente con la corrupción que se ha desbordado en estos
20 años; con fortunas mal habidas producto claramente de delitos contra la cosa
pública, producto de expoliar las arcas del estado, de aprovecharse y hacer
negocios con la miseria del pueblo venezolano.
*
Entre los “innombrables” hay otro grupo, constituido también por civiles y
militares, que está ligado al tema del narcotráfico internacional, que han
hecho su fortuna y consolidado su poder a partir de esta actividad, de este
delito. Y esto no es ningún secreto, pues han sido denunciados públicamente y
sobre algunos de ellos pesan órdenes de captura internacionales, e incluso
algunos, ligados a esferas importantes del régimen, están ya pagando penas de
cárcel.
* Un
tercer grupo a destacar es el constituido por una serie de personajes,
funcionarios, igualmente civiles y militares, comprometidos o involucrados con
delitos contra los derechos humanos y de lesa humanidad, carceleros,
torturadores, que han sido igualmente denunciados internacionalmente, señalados
por ONG ligadas a la defensa de los derechos humanos, tanto del país como del
exterior.
* Y
finalmente, dentro de este grupo de los “innombrables”, hay un sector ligado al
terrorismo internacional, de Europa, Oriente Medio o irregulares colombianos, y
que también tienen un peso específico en su relación con la dictadura.
Sería
injusto si no mencionara que hay un quinto grupo, conformado por algunos
seguidores originales de un proyecto que se les dibujó como promesa en 1998
pero que realmente nunca se materializó de manera positiva en el país y que sin
embargo algunos siguen creyendo en su posibilidad; muchos de ellos ya se han
decepcionado y algunos incluso se han pasado a las filas claramente opositoras,
pero ese grupo, yo creo que pequeño, existe, sigue allí y forma parte de esos
actores que también habrá que tomar en cuenta en cualquier proceso de
negociación.
Todos
estos grupos, en sus interacciones con el gobierno dictatorial, usurpador, son
los que conforman uno de los bloques de negociación para cualquier transición o
regreso a la democracia y que, obviamente, tendrán mucho que ver con el punto
que trataré en mi próximo artículo y que se refiere a los obstáculos para la
negociación.
Ismael
Pérez Vigil
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