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martes, 14 de mayo de 2019

Madre coraje y sus hijos por @martadelavegav



Por Marta de la Vega


El título de este texto es el de la famosa pieza teatral anti-épica y anti-bélica, que Bertolt Brecht escribió en una isla sueca, en su ruta hacia el exilio, en 1939. Es todo lo contrario de lo que parece anunciar, pues con ironía, distanciamiento y sin buscar ninguna empatía del público hacia la protagonista, retrata las peripecias de una mujer que astutamente evita los obstáculos del enfrentamiento entre bandos, para hacer de la guerra un comercio y del engaño una práctica cotidiana. No es la lucha altruista ni la generosidad sin límites.

Al contrario, está inspirada en un personaje de la picaresca alemana del siglo XVII cuya acción transcurre durante la guerra de religión de los 30 años, que saca partido del dolor y la desgracia humanas y convierte la confrontación bélica en un medio para sobrevivir. Al final, la codicia la lleva a la pérdida irreparable de sus hijos.

Queda sola con su carreta desvencijada antes de que el conflicto termine. La reflexión a la que Brecht invita a los espectadores con esta sátira trágica, es que no siempre la perseverancia es una virtud ni es verdad que con ella siempre se gana. Y denuncia la degradación y horror de la guerra, a la antípoda de la “madre coraje”, que lamenta la posibilidad de la paz porque va a arruinar sus negocios: Madre Coraje. “La paz me rompe la crisma. Compré mercaderías, por consejo del Capellán, y ahora se disper­sarán todos y yo me quedo con mis petates estancados.”

En Venezuela vivimos una guerra atroz, desde hace más de 20 años, mediante manipulación, demagogia y mentiras populistas. Se nos ha impuesto una farsa siniestra llamada “socialismo de siglo XXI”, y tanto el difunto Chávez como el usurpador Maduro y sus secuaces ilegítimos,  han hecho de la confrontación y el desprecio del  otro, de manera cínica y rabiosa, con resentimiento y rencor social, su modo de vivir y de lucrarse en una cleptocracia dominada por una banda mafiosa vinculada con el crimen organizado internacional.

Aferrarse al poder es su única meta, a costa de la supresión de la vida, la destrucción de la civilidad, la violación continuada de la Constitución vigente, la ruptura del Estado de Derecho.  Pero la resistencia cívica y el coraje de las mujeres que hoy luchan contra el régimen tiránico de Maduro y sus aliados internacionales, nos levanta la esperanza y nos abre caminos para recuperar la decencia.


Los ejemplos son muchos, algunos heroicos, otros desgarradores, otros llenos de humor y gracia. Con motivo de la celebración del día de la madre en muchos de nuestros países latinoamericanos el domingo 13 de mayo, que es un homenaje a la entrega y dedicación de las madres para darles a sus hijos lo mejor, no podemos sino admirar la lucha de las venezolanas, muchas veces trágicamente derrotadas con el suicidio o la muerte por hambre o enfermedad, sin alimentos ni medicinas,  para defender la democracia, la paz y la dignidad cotidianas.

13-05-19




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