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domingo, 4 de mayo de 2014

La mentira como lenguaje del engaño



ROSALÍA MOROS DE BORREGALES sábado 3 de mayo de 2014

Al hablar de mentira podríamos abarcar extensos tratados desde diferentes puntos de vista incluyendo sus consecuencias en el individuo y la sociedad. Sin embargo, nuestra perspectiva de hoy se refiere al uso de la mentira desde la autoridad hacia el colectivo con el fin de engañar. La mentira según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es una expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa. Podríamos afirmar entonces, que la primera condición para que haya mentira es la convicción; es decir, saber, que dicha declaración que expresamos a través del lenguaje es falsa parcial o totalmente.

Engañar es dar a la mentira la apariencia de verdad; es un maquillaje no para resaltar la belleza sino para esconder la realidad. Engañar a través del lenguaje consiste en hacer uso de las palabras de una manera orquestada, premeditada para inducir a alguien o al colectivo a aceptar como verdadero lo que realmente es de otra forma. No obstante, existen infinidad de temas en los cuales no podríamos hablar de una verdad absoluta. El ser humano se encuentra en constante evolución; lo que hoy es considerado como una verdad podría llegar a ser desplazado en un tiempo a través de las diferentes manifestaciones de la ciencia. El punto es la intención de engaño implícita en la formulación de una declaración, no una opinión contraria sobre un mismo tema.

Desde el punto de vista ético la verdad es tratada de la mano de la fidelidad; reconociéndose la verdad y la fidelidad a ésta como una unidad no disociable. De tal manera que, el conocimiento de la verdad va ligado a la fidelidad de su defensa. En nuestro mundo actual la ética se ha convertido en algo así como una pieza de museo guardada en un depósito polvoriento, dando la sensación de estorbo. Aunque, el que decide desempolvarla se encuentra con que esa pieza ignorada termina siendo una de gran valor para el arte y la historia. Por esa razón, cuando disertamos sobre algo desde un punto de vista ético somos siempre impulsados a luchar para alcanzar individualmente la fidelidad a esas verdades universales de la existencia humana.

Al mismo tiempo, el lenguaje de la mentira debido al carácter gregario del ser humano trasciende al individuo, para adquirir una dimensión colectiva perfectamente transmitida y demostrable a través de la red de comunicaciones actuales. Originariamente, la comunicación es ejercida en beneficio de la sociedad por medio de la exposición de la verdad. Sin embargo, la comunicación puede ser puesta al servicio del engaño a través de la visión de los dueños de medios, quienes pueden adulterar la verdad en función de la conveniencia de intereses de toda índole, sobre todo políticos y económicos.

Es la revelación de la pretensión del poder de erigirse como dueño absoluto de la verdad a través del lenguaje de la mentira y la acción del engaño. Es la destrucción de la expresión de la verdad en la diversidad de opiniones por lo estrechamente único del totalitarismo dominador. Como expresó P. Ricoeur,Verité et mensonge, "la mentira de la verdad", ya que el poder ataca a la verdad, la desvirtúa desde su nacimiento. Muchas veces ni siquiera le permite dar a luz porque pervierte su búsqueda, enmarcándola en un pensamiento sin fronteras, condicionado a la voluntad de unos pocos que pretenden el engaño de la mayoría.

Bíblicamente, el cuarto mandamiento del Decálogo expresa: -No dirás falso testimonio. De esta manera las Sagradas Escrituras nos llevan aun más allá de la simple mentira como tal. Nos instan al testimonio del corazón, a la intención como esencia de lo que se dice. El propio Jesús de Nazaret insta a la multitud en el Sermón del Monte a que su "si" sea SI, y su "no" sea NO y, añade:  -porque lo que es más de esto proviene del mal. Mateo 5:37. Es en la prueba, justificación y comprobación de la verdad de algo, es decir, en el testimonio, en donde nace el engaño, siendo la mentira el lenguaje que lo sustenta. Ahora bien, el poderoso podrá pretender y practicar el engaño, pero su fin ya está determinado. Y recuerden que Dios es veraz en sus palabras, que sus sentencias solo pueden ser revocadas por un genuino arrepentimiento y restitución.

"¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso?
La misericordia de Dios es continua. Agravios maquina tu lengua; como navaja afilada hace engaño. Amaste el mal más que el bien, la mentira más que la verdad. Has amado toda suerte de palabras perniciosas, engañosa lengua. Por tanto, Dios te destruirá para siempre"...  
Salmo 52:1-5.

ROSALÍA MOROS DE BORREGALES

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