Editorial, 27/02/2015
Telescopio Internacional
El gobierno bolivariano ha tenido siempre en la mira no solo a los
estudiantes sino a todos los jóvenes de Venezuela por su propia naturaleza
autoritaria, por cuanto los jóvenes son irreverentes y no solo no le temen sino
que son indiscutiblemente opuesto a la barbarie, a los abusos, a la
arbitrariedad, a la corrupción, a la injusticia y todo aquellos que suene a
quitarles la libertad, más aún, cuando tienen frente a sí un régimen
troglodita, arcaico, esclavizante como el régimen cubano y una crisis económica
con una conducción inepta, que definitivamente les liquida su futuro.
El gobierno bolivariano desde el inicio se condujo con toda libertad
porque los partidos políticos llegaron al siglo XXI no solamente debilitados
sino prácticamente liquidados, no por Chávez y su revolución bolivariana, sino
porque la anti-política se encargó de liquidarlos con la certitud de que había
llegado el momento de asumir el gobierno y apoyaron a Chávez para usarlo sin
siquiera imaginarlo que él sería a su vez su propio verdugo, error que sufren
hasta el día de hoy. Esperemos que la lección la hayan aprendido. Solo ha sido
el movimiento estudiantil aparecido en el 2008 cuando nace una verdadera
oposición y la sociedad venezolana ve una esperanza de reencontrarse con la
democracia y de reconquistar su libertad. Desde ese momento el movimiento
estudiantil ha puesto en jaque a la revolución bolivariana no solo porque
representan ese impulso renovador sino que se convirtieron en escudo protector
o en esa vacuna anti autoritaria que ha frenado y evitado, por ahora, la
implementación del proyecto comunista bolivariano y ha dado oxígeno a las
esperanzas de retomar el camino democrático. Estos muchachos lo lograrán en la medida
que no permitan que los sectores políticos los usen o manipulen. El país los
respalda y los respaldarán porque ellos representan la descontaminación de las argucias
políticas, su lucha son por ideales, valores y principios y no por liderazgos viciados, mañosos y
convertidos en la otra cara autoritaria del chavismo o de intereses de grupos
que siempre pretenden usufructuar las circunstancias políticas.
El gobierno bolivariano odia a los jóvenes no solo porque lógicamente
carecen de ellos sino porque el movimiento estudiantil de febrero del año
pasado que comenzó con protestas por la violación de una estudiante en la
Universidad del Táchira transitó por los caminos que ya todos conocemos, pero
lo importante de rescatar de esa actitud inmoladora de los jóvenes, fue que
lograron quitarle la careta democrática a este régimen bolivariano de la que
tanto alardeaban y sustentaban con los múltiples procesos electorales
plebiscitarios, terminaron mostrándole al mundo su verdadera naturaleza
opresora, represiva , violadora de los derechos humanos y peor aún, mostraron a
un régimen que en su accionar político y su afán de permanecer en el poder a
toda costa, era capaz de utilizar la tortura como Política de Estado para
doblegar el espíritu indomable de los jóvenes venezolanos. Pusieron al
descubierto a un régimen forajido y sin escrúpulos que ahora la Comunidad
Internacional a comenzado a ver con preocupación sus abusos y su política
represiva, ya no solo contra los jóvenes estudiantes sino contra los sectores
disidentes, poniéndose de manifiesto con la detención sin orden de allanamiento
y sin sustento político ni jurídico del Alcalde Mayor, Antonio Ledezma, que de
inmediato ha puesto en alerta a toda la comunidad internacional. Maduro y su
gobierno bolivariano definitivamente odia a los jóvenes y está dispuesto a
sacrificarlos con tal y puedan mantenerse en el poder. Los jóvenes venezolanos
están dispuestos a confrontarlos y derrotarlos por la vía pacífica aunque la
violencia del régimen se incremente porque ésta, terminará por derrotarlos.
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