Por Eddie Ramírez, 07/04/2015
Tal día como hoy, en el 2002, el difunto despidió en cadena nacional y
con un pito a siete trabajadores de Pdvsa, principales voceros de las protestas
iniciadas el 25 de febrero en rechazo a la violación de la meritocracia en la
empresa. El acto fue tan grotesco que la sociedad civil caraqueña reaccionó
masivamente en apoyo a los despedidos, nos acompañó en las concentraciones en
Chuao y organizó la gran marcha del 11 de abril. Esta marcha terminó en una
masacre y en la renuncia del teniente coronel. Cabe recordar estos hechos y
sacar algunas conclusiones.
- Existía gran molestia por el Decreto 1011. “Con mis hijos no te metas”, promovido por la Asamblea de Educación, era un clamor general. La Confederación de Trabajadores de Venezuela estaba disgustada por el intento del régimen de tomarla por asalto y Fedecámaras por leyes que cercenaban la propiedad privada. Los petroleros iniciamos un paro el día 4, al cual se sumaron los días 9 y 10 la CTV y Fedecámaras.
- La sociedad civil se propuso sacar del poder a quien había violentado el estado de derecho. El liderazgo estaba representado por Carlos Ortega y Pedro Carmona. La popularidad del presidente era de solo un 30%. La mayoría de los miembros de la Fuerza Armada eran institucionalistas.
- El 11 de abril marchamos a Miraflores a solicitar la renuncia del presidente, lo cual es un derecho. Lamentablemente, en lugar de proceder como López Contreras en 1936 y recibir a los manifestantes, el autócrata y sus palafreneros decidieron llamar a sus paramilitares. Fueron asesinados 19 venezolanos y hubo unos 200 heridos. ¿Por qué no ordenó que la Guardia Nacional interceptara la marcha en la autopista Fajardo? Unas cuantas lacrimógenas la hubiesen disuelto. Tampoco se apoyó en la Guardia Presidencial. Acudió a sus paramilitares para evitar que lo acusaran de violar los derechos humanos.
- Como consecuencia, el Alto Mando Militar le solicitó la renuncia al presidente. Este aceptó bajo la promesa de que sería enviado a Cuba. Un grupo de militares se negó a honrar el acuerdo, con el argumento de que debía ser juzgado. En declaraciones a su amiga Marta Harnecker, citadas por Ernesto Villegas en su libro, reconoció que estuvo dispuesto a abandonar el cargo. El mismo Villegas señala que Chávez redactó de puño y letra, pero que no llegó a firmar, un documento en el que afirma: “… consciente de que he sido depuesto de la Presidencia , declaro que abandono el cargo para el que fui elegido… Igualmente declaro que he removido de su cargo, ante la evidencia de los acontecimientos, al vicepresidente ejecutivo, Ing. Diosdado Cabello”. Lloró y su cuento de que lo querían asesinar no tiene asidero, ya que hay videos en los que conversa con sus custodios y con monseñor Baltazar Porras.
- El Decreto Carmona contenía considerandos que recalcaban las violaciones de Chávez a la Constitución. Entre sus decisiones establecía realizar elecciones legislativas en ocho meses y presidenciales antes de un año; la disolución de la Asamblea Nacional y la potestad de destituir y designar provisionalmente a los titulares de los Poderes Públicos. El presidente de facto no podría presentarse como candidato presidencial Se puede estar o no de acuerdo con este Decreto, pero evidentemente no contemplaba establecer una dictadura. Por cierto, ningún trabajador petrolero asistió a este acto, ni firmó el Decreto.
- En Fuerte Tiuna, un grupo de oficiales con mando de tropa se reunió con el general Vásquez Velasco. No objetaron la detención de Chávez, sino que se modificara el Decreto para restituir a los diputados. Vásquez hizo un pronunciamiento en ese sentido y Carmona emitió un nuevo Decreto. Evidentemente este ya no contaba con el apoyo de la Fuerza Armada y tampoco de Carlos Ortega. Ante el peligro de ingobernabilidad, el ejército prefirió reponer al teniente coronel. Las manifestaciones de apoyo popular a Chávez se iniciaron tímidamente a partir del mediodía del 13 de abril. Nuevamente en Miraflores, pidió perdón por el pitazo y por otros hechos y prometió enmendarse, pero al poco tiempo volvió a las andadas. El 15 de enero del 2004, declaró ante la Asamblea Nacional : “Cuando yo agarré el pito aquel en un Aló Presidente y empecé a botar gente, yo estaba provocando la crisis; cuando nombré a Gastón Parra y aquella nueva Junta Directiva pues estábamos provocando la crisis…”. Desde esa fecha las elecciones no han sido transparentes.
Puede concluirse que salir de un régimen totalitario por elecciones es
posible y hay que intentarlo, pero la probabilidad no es muy alta. Hacerlo por
otras vías exige unidad tanto en el mundo civil, como en el militar.
Como en botica: Pido excusas por mencionar en mi artículo anterior
que Jóvito había dado el visto bueno al golpe del 18 de octubre de 1945. Amigos
me hicieron notar que siempre lo adversó. Sí avaló el del 24 de noviembre de
1948. Mientras no haya auditoría, las firmas contra el Decreto de Obama son tan
chimbas como la partida de nacimiento y los votos de Maduro. ¡No más
prisioneros políticos, ni exiliados!
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