Refinería Dominicana de Petróleo, en la que PDVSA tiene una participación del 49 por ciento |
ANTONIO MARÍA
DELGADO 31 de marzo de 2015
Presionado
por el evidente colapso de las finanzas públicas, el régimen de Nicolás Maduro
ha emprendido una agresiva campaña para tratar de conseguir dinero fresco en el
exterior, buscando la venta de activos petroleros y contrayendo nuevos
préstamos garantizados por su filial estadounidense Citgo y por sus reservas en
oro.
Expertos
consultados dijeron que la búsqueda de dinero fresco se ha vuelto desesperada
para el gobierno, en momentos en que las necesidades de moneda dura previstas
para este año superan los $21,200 millones que el país tiene en reservas
internacionales.
Entre
las operaciones que están siendo preparadas por el régimen se encuentra la
venta de su participación de 49 por ciento en la Refinería Dominicana de
Petróleo S.A. (Refidomsa), un nuevo préstamo gestado por Citgo de proporciones
similares al obtenido hace apenas unas semanas, operaciones swap en el mercado
internacional garantizadas por sus reservas en oro y la venta a descuento de la
deuda que Jamaica le debe a Venezuela por los subsidios petroleros que la isla
recibe a través de Petrocaribe.
“Está
realizando una cantidad de operaciones para buscar financiamiento a corto plazo
y seguir, mientras pueda, pagando la deuda externa sin tener que decidir entre
hacerlo e importar comida y bienes básicos”, señaló Diego Moya-Ocampos,
analista senior de IHS Global Insight en Londres.
“El
gobierno sabe que está llegando a un punto donde simplemente no hay dinero para
seguir importando comida y bienes básicos”, enfatizó.
Una
de las iniciativas anunciadas contempla la venta, posiblemente a empresarios
locales, de la participación de Petróleos de Venezuela en Refidomsa, reportó la
prensa dominicana.
Según
informes publicadas por Listín Diario, la operación podría representarle a
PDVSA un ingreso de cerca de $200 millones, casi $70 millones más de lo que
pagó hace cinco años por la participación accionaria en la refinería con una
capacidad de 34,000 barriles diarios.
Los
planes de venta de la participación accionaria, confirmados por personas
cercanas a la operación, se dan luego de que República Dominicana logrará
adquirir los más de $4,000 millones que le debía a Venezuela por las ventas de
crudo bajo términos favorables otorgados a través de Petrocaribe, pagando solo
$1,900 millones para borrar esas obligaciones.
También
se produce en el marco de los anuncios de que Venezuela ha cortado a la mitad
los suministros de crudo a Petrocaribe, en una señal de que está tratando de
mejorar su renta petrolera.
Para
Juan Fernández, ex director ejecutivo de planificación de PDVSA, la venta de la
participación en Refidomsa tiene sentido ante los recortes en el suministro de
Petrocaribe y en especial ante la incapacidad del gobierno de desembolsar
nuevos fondos para ampliar la capacidad de la refinería.
“Esa
refinería era parte del acuerdo de suministro de Petrocaribe y Venezuela se
había comprometido a realizar esas inversiones para aumentar la capacidad de
procesamiento de la refinería”, dijo Fernández en Miami.
Un
cheque de $200 millones podría ayudar a paliar un poco los graves problemas de
desabastecimiento que enfrentan los venezolanos, pero el régimen en realidad
obtendría mucho más con sus planes de vender a descuento la deuda que Jamaica
le debe por el suministro de crudo de Petrocaribe, obligaciones que suman cerca
de $3,000 millones.
No
obstante, el descuento para titularizar esa deuda podría ser incluso mayor que
el que Venezuela concedió por la operación con República Dominicana, ya que la
economía jamaiquina es mucho menos dinámica, lo que representaría un mayor
riesgo para los eventuales inversionistas, dijo Moya.
De
concretarse este año, esa operación podría sumar cerca de $1,200 millones para
las arcas del gobierno que complementarían los ingresos a ser obtenidos a
través de los nuevos préstamos que están siendo negociados por Citgo.
La
filial estadounidense de PDVSA ya había contraído un financiamiento fresco por
$2,800 millones a inicios de año, que le sirvió a Maduro para cumplir con los
vencimientos de deuda previstos en marzo.
Pero
el régimen de Caracas está haciendo planes para endeudarla más, dijo Moya.
“Venezuela
está buscando hacer otra emisión de Citgo. Este gobierno se ha dado cuenta que
no puede vender a la empresa, primero porque el valor que el mercado le quería
colocar es menor al que ellos aspiraban”, explicó Moya.
“Pero
más importante, ellos se dieron cuenta que si vendían a la compañía le podían
congelar esos activos por las demandas que Venezuela enfrenta en el Ciadi
[Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones] por
las expropiaciones de los activos petroleros en Venezuela de las grandes
transnacionales”, añadió.
Al
final, el régimen concluyó que podía obtener los mismos recursos endeudando más
a la compañía, y al final, “Citgo va a quedar como una empresa llena de
deudas”.
Otra
de las estrategias emprendidas por el régimen para obtener financiamiento se
basa en la emisión de swaps garantizados con el oro que descansa en las
reservas internacionales.
El
uso de ese mecanismo está generando preocupación entre quienes tratan de
evaluar el verdadero estado de las finanzas venezolanas porque el Banco Central
no está dando a conocer qué proporción de sus reservas se encuentran
comprometidas en esta operación, con lo que se podría estar generándose un
efecto de sobredimensionamiento de las verdaderas reservas del país.
Con
los swaps, Venezuela está recibiendo financiamiento a corto plazo con un alto
costo financiero con una promesa de entregar oro en caso de que no pueda
devolver los préstamos.
Al
recibir los préstamos, Venezuela entonces puede reportar que tiene más dinero
sin descontar la posición en oro que fue comprometida con la emisión de los
swaps, situación que brinda una imagen falsa de la verdadera realidad
financiera del país, dijo Moya.
Por
otro lado, ese tipo de operaciones tampoco están siendo sometidas a ningún tipo
de contraloría o el análisis de algún actor independiente que pudiese evaluar
si las condiciones de los préstamos lesionan o no el patrimonio del país.
Moya
dijo que Maduro ha emprendido estas estrategias para tratar de obtener más
ingresos en vista del alarmante cuadro económico del país que de empeorar aún
más podría llevarle a escoger entre dos alternativas de muy alto riesgo
político: el default o la paralización de las importaciones.
“Ahorita
están tratando de ver cómo hacen, porque si no pagan la deuda, se afecta la
estabilidad política porque no hay acceso a créditos y eso podría frenar la
producción petrolera, afectando también el financiamiento de las misiones y las
políticas sociales”, señaló Moya.
Eso
incrementaría el descontento y la protesta social. Pero el descontento también
aumentaría si comienzan a escasear totalmente las medicinas y los productos
básicos de consumo.
“Todos
los caminos están conduciendo hacia esa terrible decisión, y el gobierno no
tiene más alternativa que salir a raspar la olla para poder postergar hasta
donde más pueda el momento de tomarla”, comentó.
La
apuesta del gobierno es que pueda conseguirlo hasta el próximo año y que luego
el régimen se salve si eventualmente se da una recuperación en los precios del
petróleo, dijo.
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