Pablo Pérez abril
2015
@PabloPerezOf
Ya
tiene notoriedad mundial la crisis que vive Venezuela y padecemos los
venezolanos. Pero uno de los aspectos de esa crisis que más llama la atención
es la reiterada violación de los derechos humanos, sobre todo cuando el
gobierno desde las protestas de 2014 arreció la acostumbrada represión contra
la disidencia democrática en Venezuela.
Este
gobierno desde sus inicios asumió que debía someter y minimizar cualquier rasgo
de disidencia, porque el modelo político y social que ellos han tratado de
imponer tiene como principio fundamental el control y lo han englobado en la
llamada hegemonía que abarca la economía, el sistema político y los medios de
comunicación.
Pero
en la medida que el modelo ha ido fracasando estrepitosamente, se han visto
obligados a tomar medidas para apretar el cerco a la disidencia, ocultar las
verdades que les causan daños a su imagen y por supuesto el intento de
“judicializar” a todo aquel que piensa distinto, reclama sus derechos y resalta
los errores del gobierno.
Lo
que poco han tomado en cuenta públicamente, es que todas las violaciones a los
derechos humanos cometidas por el gobierno a través de sus instituciones, han
sido documentadas y denunciadas mundialmente, lo que no sólo ha venido a
cambiar la imagen que del gobierno tienen muchos países, sino que además ha
conformado un muy grueso expediente internacional por los delitos de lesa
humanidad que siguen cometiéndose.
Es
impresionante la cantidad de venezolanos que están siendo juzgados por
supuestos delitos de instigación al odio y la manifestación violenta, porque de
pronto salieron a las calles a protestar pacíficamente porque el gobierno no
resuelve sus problemas y sobre todo porque han perdido la esperanza de un
futuro digno y próspero en el país que los vio nacer.
En
el nombre de la paz, se han cometido muchos excesos, entre ellos la creación de
“La Tumba” que es una versión moderna y más terrorífica que “La Rotunda” de
Juan Vicente Gómez. “La Tumba” es el mayor símbolo de las violaciones a los
derechos humanos, porque ahí han sido depositados, no recluidos, jóvenes que
asumieron la resistencia ante lo que ocurre en Venezuela y son sometidos a
tratos absolutamente inhumanos. A todos se les ha violado su derecho al debido
proceso y la presunción de la inocencia y en eso tiene mucha responsabilidad el
Poder Judicial en Venezuela.
La
sede del Sebin en El Helicoide es otro centro de violaciones a los derechos
humanos, dónde han sido detenidas muchas personas por supuestos delitos contra
la paz ciudadana y son sometidos a tratos crueles por el sólo hecho que un
“patriota cooperante” los acusó. Ahí está el ejemplo de Rodolfo González, “El
Aviador”, quien se quitó la vida ante las arbitrariedades a las que él y los
jóvenes detenidos fueron sometidos.
La
lista de violaciones a los derechos humanos en Venezuela es larga, pero también
es larga la lista de los responsables directos e indirectos de esos delitos.
Todo el que hoy se ufana del poder que tiene y cae en esos errores, debe
recordar que el poder no es eterno y que los delitos de lesa humanidad no
prescriben, o sea que pueden ser juzgados hoy, mañana y siempre.
La
crisis que padecemos los venezolanos tiene solución, pero eso pasa por asumir
nuestros deberes como ciudadanos activos y participativos. Hoy vemos como el
poder es usado para avasallar y atropellar, más no para solucionar los
problemas que agobian al pueblo. Aún podemos revertir todo eso y comenzar a
reconstruir al país. En tus manos está el comienzo de la solución: actívate y
participa. El futuro aún está en Venezuela.
@PabloPerezOf
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