Por Fernando Facchin B., 04/06/2015
El éxito de la marcha del sábado pasado estuvo fundado en la frustración social, una realidad incuestionable que ha
cohesionado un calentamiento social que tuvo como espita primaria la
concentración. La frustración social constituye el motor de acción para el
poder ciudadano; en este sentido, la marcha del sábado es un ejemplo de impacto
favorable surgido de una situación de frustración social que demanda una efectiva
acción por parte de la MUD.
Afortunadamente la frustración ha colocado al protagonismo ciudadano
por encima de los políticos de oficio y de los partidos. La unidad
circunstancial que garantiza el triunfo de las parlamentarias, sólo podrá
lograrse a través del acuerdo, del diálogo respetuoso, de la suma de voluntades
y respeto al protagonismo ciudadano. Hoy más que nunca la política, a través
del poder ciudadano debe ser herramienta para impulsar los cambios que el país
requiere y no para obstruirlos.
Es necesario y urgente que se le devuelva al ciudadano el poder que
legítimamente le corresponde. Ya debemos hablar de una nueva política, acabar
con los viejos vicios y crear una plataforma política impregnada de la voluntad
de cambio, reconociendo que la sociedad es deliberante. La participación
ciudadana es, entonces, una respuesta creativa frente al desgaste de los
mecanismos de representación formal.
Publicado el 04/06/2015
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