María Denisse Fanianos de Capriles 09 de junio de 2015
@VzlaEntrelineas
Horas antes que Nicolás Maduro anunciara
que había cancelado su audiencia con el Papa Francisco, el nuncio apostólico en
Venezuela, Aldo Giordano, concedió una entrevista al diario La Verdad donde
entre otras cosas muy importantes señalaba que: “Venezuela necesita a
Dios. El Dios que hemos conocido en el
evangelio. Jesucristo es un Dios que nos
ha traído a la tierra el amor, necesitamos del amor cristiano; ha traído
también la esperanza, Venezuela necesita esperanza, que nace de la fe”.
Muchos de quienes vivimos en este país
sabemos que esa es una gran verdad.
Venezuela, más que nunca, necesita a Dios, necesita mucho Amor, mucha
Fe, mucha Esperanza… porque pareciera
que los encargados de solucionar los graves problemas que vivimos el día a día
(escasez, inflación, delincuencia, desempleo, falta de libertad, injusticias,
corrupción, etc.) no son capaces de resolver lo que pasa.
El Papa Francisco, al igual que nuestro
nuncio actual y el anterior, Pietro Parolin, conocen exactamente qué es lo que
está pasando en Venezuela. Ellos han
tratado por todos los medios, al igual que la Conferencia Episcopal Venezolana,
el Cardenal Jorge Urosa Savino y nuestros obispos, de dialogar con el gobierno,
de sembrar la conciliación y la paz en todo momento, de hacer cientos de
peticiones que lo único que reclaman es el respeto a la dignidad y los derechos
humanos de todos los venezolanos.
Pero cada cosa que dice el Papa para
Venezuela, cada cosa que dice el nuncio, cada cosa que dice el Cardenal, cada
cosa que dice la CEV, cada cosa que dicen nuestros obispos, pareciera que les
entra por un oído y les sale por el otro.
No hay forma ni manera que se escuche ni se acepte que estamos viviendo
una de las peores crisis económicas, políticas y sociales de nuestra
historia. Y lo peor, no hay forma ni
manera que hagan algo en serio por tratar de resolver los problemas.
La Iglesia, como jerarquía, no ha podido
¡ni podrá! (pienso yo) hacer mucho ante la sordera “diplomática” venezolana que
aparenta buenos deseos y luego actúa evadiendo toda responsabilidad. ¿Qué más muestra de esto que la cancelación
de una cita tan importante con el Papa Francisco donde se iban a tocar temas
fundamentales de derechos humanos?
Por eso ante la insistencia de algunas
personas que creen que la Iglesia (como jerarquía) puede hacer mucho, debemos
recordar que la Iglesia somos ¡todos! los católicos bautizados y que sólo con
nuestra intensa oración, unión, organización y trabajo para alcanzar las metas
democráticas que tenemos, podremos avanzar hacia un futuro mejor para todos.
Dios nos ayudará en la medida en que
nosotros nos ayudemos dialogando de verdad, escuchándonos de verdad (sin ningún
tipo de otitis), poniendo bien lejos los intereses personalistas, porque la
soberbia es lo peor que hay, ésta va formando un tapón de cera gigante que
bloquea cualquier oído y da una tremenda otitis crónica.
Estamos jugándonos el futuro de nuestro
país, el futuro de nuestros hijos y nuestros nietos. Tenemos que rezar, pensar y trabajar unidos
para lograr que Venezuela recupere sus instituciones y se pueda aplicar
Justicia a todos y cada uno de los culpables de esta tragedia que estamos viviendo.
La semana pasada el Papa Francisco dijo
claramente que: “No hay Paz sin Justicia”.
Y hasta que no llegue la Justicia a nuestro país no podremos vivir en
Paz. ¡Es así de simple!
Para cerrar este artículo copio la
respuesta que dio nuestro nuncio Aldo Giordano ante la pregunta del periodista
del diario La Verdad sobre si Venezuela necesita resucitar: “Debemos creer que
es posible. Si hay un pueblo que cree
que es posible, va a crear la paz. Yo he
visitado casi todas las diócesis de Venezuela y veo como el pueblo de Venezuela
tiene en su corazón la paz. Debemos
tener el coraje de construirla. Me he
dado cuenta que es un pueblo joven y tenemos la responsabilidad de darles un
mundo donde no haya violencia”.
¡Así es su Excelencia! Claro que creemos que podemos resucitar. Claro que los venezolanos, en su inmensa
mayoría, somos hombres y mujeres de Paz.
Por eso hay que enfocarse en llevar la paz de Cristo a todos los rincones
de nuestra tierra, y trabajar muy unidos para recuperar democráticamente todas
nuestras instituciones. Y así se
aplicará la Justicia y llegará la Paz a Venezuela. ¡Aquí hay tanta gente joven que así lo
quiere, y que para eso se están preparando y trabajando noche y día!
Tenemos un gran país, con mucha gente
buena y maravillosa. Nada ni nadie nos
detendrá. Y unidos lograremos salir de
esta triste etapa de nuestra historia. Y
sabemos que Dios y la Santísima Virgen de Coromoto son nuestros más importantes
compañeros en esta lucha por lograr el Bien para nuestra Patria.
¡Triunfaremos y Venezuela
resucitará! ¡Y brillará un nuevo
amanecer lleno de Verdad, Libertad, Justicia y Paz para todos!
María Denisse Fanianos de Capriles
@VzlaEntrelineas
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