Chávez para
satisfacer su ego populista o quizá creyendo que iba a desarrollar una economía social pujante,
promovió a diestra y siniestra la creación de cooperativas, las cuales
resultaron empresas falsas salvo raras excepciones, y en vez de producir y dar empleo, más bien
sirvieron para estafar las finanzas públicas. Luego impulsó la creación de empresas
sociales y, más tarde, empresas comunales que, al parecer, han sido un gran
chasco económico. Si desde el comienzo, se hubiera apoyado en las cooperativas
existentes para entonces y se hubiera asesorado por personas versadas en
cooperativismo, hubiera logrado un movimiento económico popular importante para
el fortalecimiento de la producción de bienes y servicios, y para ensanchar el
campo de empleo.
Las expropiaciones de
muchas empresas privadas que estaban produciendo a plenitud, con el objetivo de
establecer el tal socialismo del siglo XXI, redujo vertiginosamente la
producción de bienes y especialmente alimentos, contribuyendo a aumentar el
desempleo, la escasez y el aumento de los precios. Las empresas estatales
llegaron hasta quintuplicar sus listas de trabajadores, para fingir que en el
país había disminuido el número de desempleados. Esto creó un empelotamiento de
trabajadores sin rendimiento alguno y bajaron los índices de eficiencia y de
productividad. Además, en vez de disminuir la corrupción, que había sido
consigna fundamental de la mal llamada revolución socialista, aquélla se
centuplicó, devorando insaciablemente la inmensa cantidad de dólares petroleros
que había ingresado al país.
Con todo y lo malo que pudieron tener los gobiernos
anteriores a 1998, nadie podría haberse imaginado adonde nos iba a conducir la
tal revolución bonita. Una inmensa mayoría de compatriotas creyeron en aquellos
jóvenes militares que insurgieron en 1992 contra la corrupción y el desorden. Angela Zago, conocida por sus
ideas de extrema izquierda, escribió un libro sobre lo que llamó la rebelión de
los angeles, que venían a liberar
nuestra Patria de la corrupción y la explotación; pero no le cruzó por su
mente, que aquellos angelitos se iban a transformar, si era que ya no lo traían
por dentro, en ángeles de exterminio que están acabando con Venezuela, salvo
contadas excepciones.
No se consigue
trabajo y nuestros jóvenes están emigrando, cuando nuestro país era polo de
atracción para inmigrantes e
inversionistas. Las innumerables colas para comprar un kilito de harina pan,
una latita de mantequilla o cualquier otro artículo de primera necesidad,
cuando lo hay. Las universidades abandonadas por el gobierno cuando para otros
países son instituciones de preferencia. Los hospitales en la inopia, los
sueldos miserables de médicos y enfermeras, los enfermos muriéndose de mengua,
porque ni siquiera se consiguen los medicamentos. Y para colmo, el malandraje desbocado asesinándonos vilmente.
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