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viernes, 25 de septiembre de 2015

DE REVOLUCIÓN BONITA A REVOLUCION FEA Por David Esteller


Por David Esteller Ortega



Chávez para satisfacer su ego populista o quizá creyendo que iba  a desarrollar una economía social pujante, promovió a diestra y siniestra la creación de cooperativas, las cuales resultaron empresas falsas salvo raras excepciones, y  en vez de producir y dar empleo, más bien sirvieron para estafar las finanzas públicas. Luego impulsó la creación de empresas sociales y, más tarde, empresas comunales que, al parecer, han sido un gran chasco económico. Si desde el comienzo, se hubiera apoyado en las cooperativas existentes para entonces y se hubiera asesorado por personas versadas en cooperativismo, hubiera logrado un movimiento económico popular importante para el fortalecimiento de la producción de bienes y servicios, y para ensanchar el campo de empleo.

Las expropiaciones de muchas empresas privadas que estaban produciendo a plenitud, con el objetivo de establecer el tal socialismo del siglo XXI, redujo vertiginosamente la producción de bienes y especialmente alimentos, contribuyendo a aumentar el desempleo, la escasez y el aumento de los precios. Las empresas estatales llegaron hasta quintuplicar sus listas de trabajadores, para fingir que en el país había disminuido el número de desempleados. Esto creó un empelotamiento de trabajadores sin rendimiento alguno y bajaron los índices de eficiencia y de productividad. Además, en vez de disminuir la corrupción, que había sido consigna fundamental de la mal llamada revolución socialista, aquélla se centuplicó, devorando insaciablemente la inmensa cantidad de dólares petroleros que había ingresado al país.

 Con todo y lo malo que pudieron tener los gobiernos anteriores a 1998, nadie podría haberse imaginado adonde nos iba a conducir la tal revolución bonita. Una inmensa mayoría de compatriotas creyeron en aquellos jóvenes militares que insurgieron en 1992 contra la corrupción y  el desorden. Angela Zago, conocida por sus ideas de extrema izquierda, escribió un libro sobre lo que llamó la rebelión de los angeles,  que venían a liberar nuestra Patria de la corrupción y la explotación; pero no le cruzó por su mente, que aquellos angelitos se iban a transformar, si era que ya no lo traían por dentro, en ángeles de exterminio que están acabando con Venezuela, salvo contadas excepciones.

No se consigue trabajo y nuestros jóvenes están emigrando, cuando nuestro país era polo de atracción para inmigrantes  e inversionistas. Las innumerables colas para comprar un kilito de harina pan, una latita de mantequilla o cualquier otro artículo de primera necesidad, cuando lo hay. Las universidades abandonadas por el gobierno cuando para otros países son instituciones de preferencia. Los hospitales en la inopia, los sueldos miserables de médicos y enfermeras, los enfermos muriéndose de mengua, porque ni siquiera se consiguen los medicamentos. Y para colmo, el malandraje  desbocado asesinándonos vilmente.

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