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domingo, 27 de septiembre de 2015

Entre servicio y servilismo, por @felixpalazzi



FÉLIX PALAZZI sábado 26 de septiembre de 2015


El reciente viaje de Francisco a Cuba ha levantado una nube de opiniones y ánimos encontrados. Algunos mantienen una cierta reserva ante el significado de su ministerio catalogándolo de populista, carente de contenido conceptual sólido; incluso marxista. Otros, contrariamente, encuentran en el ministerio del Papa un mensaje cargado de fidelidad evangélica, profundamente pastoral y adaptado a las exigencias de nuestros días desde una acertada coherencia existencial. Más allá de estas opiniones y juicios, el Papa Francisco es recurrente en ciertos temas y líneas fundamentales que definen tanto a la mayoría de sus intervenciones como a su estilo de vida.

Desde el inicio de su ministerio, el Papa ha insistido en la necesidad de entender el servicio y el amor desde la misericordia y la ternura. Cabría preguntarnos si ante la dureza de la realidad no deberíamos acudir a conceptos más prácticos o eficientes. Si en cambio no deberíamos ser más pragmáticos y combativos y dejar de lado los "idealismos" o conceptos que puedan ser asociados al servicio o a la reconciliación. Es absolutamente comprensible que en nuestra realidad nacional, tan polarizada y cargada de odio y políticas de desencuentro, estas palabras sean confundidas o evitadas con frecuencia. Aún más cuando en nuestra realidad no han faltado las continuas referencias al "amor" para justificar al proyecto revolucionario vigente o cuando se ha llamado a un "diálogo" que, como requisito previo, exige la rectificación del contrario o la sumisión del distinto. La vaciedad de tales ideas y su distorsión en nuestro contexto nacional exacerban nuestra reserva ante lo que significa, para Francisco, palabras como servicio, reconciliación, ternura o amor.

"Servir" significa "cuidar de la fragilidad". En su viaje apostólico a Cuba, el Papa recordaba cuidar a los "frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo". Tener cuidado de ellos no significa desarrollar actitudes paternalistas, de tutela y cuidado. Al contrario, es permitirnos una mirada que descubra, sin prejuicios ideológicos, los "rostros sufrientes, desprotegidos y angustiados a los que Jesús propone mirar e invita concretamente a amar". Esto no significa tener la mirada de un espectador que observa desde lejos. Al contrario, "ser cristiano entraña servir, luchar y vivir en pro de la dignidad de los hermanos". El servicio ha de ser real y concreto. No es producto de un partido político o de una opción ideológica y tampoco la tarea del político de turno. El servicio es, ante todo, la "esencia" práctica de la vocación cristiana.

Sin embargo hay que precisar lo que es el auténtico servicio. Francisco no es ingenuo. No todo "servicio" es desinteresado o plenamente humano y humanizador. Como recordó en Cuba: "hay un servicio que «sirve» a los otros, pero tenemos que cuidarnos de la tentación del otro servicio que «se sirve» de los otros. Hay una forma de ejercer el servicio que tiene como interés el beneficiar a los «míos», en el nombre de lo «nuestro». Ese servicio siempre deja a los «tuyos» por fuera, generando una dinámica de exclusión".

En este sentido "el servicio nunca es ideológico, ya que no se sirven a las ideas, sino a las personas". Cuando un sistema ha dejado de servir a todas las personas, y no únicamente a los "míos" o a los "nuestros", y en especial ha dejado de servir a los más frágiles, promoviendo formas serviles de control, entonces ha dejado atrás la noción de servicio para pasar a servirse de aquellos que dice servir.

Felix Palazzi
Doctor en Teología
felixpalazzi@hotmail.com
@felixpalazzi

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