Por Gioconda Cunto de San
Blas
DISCURSO DE JURAMENTACIÓN. DIRECTIVA
2015-2017
Estimadas personalidades
presentes en este acto, académicos de esta y otras corporaciones, colegas,
familiares y amigos:
¿Presidenta o Presidente?
Esta pregunta, simple como parece, pone sobre el tapete el tema de la supuesta
aunque falsa inocencia del lenguaje, mucho más en estos tiempos de revolución y
neolengua. Para quienes confunden el género gramatical con el sexo biológico y
con las causas en favor de la mujer, la torcida derivación femenina de palabras
masculinas es asunto de dogma aunque ella viole normas del lenguaje y no aporte
al tema de los derechos civiles. Pero en el caso que nos ocupa, “Presidenta” es
voz aceptada en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, por motivos
que elaboró en detalle nuestro recordado Prof. Alexis Márquez Rodríguez,
numerario que fue de la Academia Venezolana de la Lengua; a él me remito
(Márquez Rodríguez, 2011).
Nos toca asumir la
presidencia de nuestra querida Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y
Naturales con un doble desafío: por una parte, mantener el espíritu académico,
principista y combativo que a lo largo de tiempos recientes han fomentado las
pasadas directivas y por otra, estar a la altura de la convulsionada era que
nos ha tocado vivir, estimulando el impulso del quehacer científico por encima
de las dificultades, en búsqueda de una sociedad unida, en la cual sea posible
convivir pacíficamente en un clima de armonía y respeto.
En tal atmósfera, la ciencia
no es un hecho aislado en una sociedad que desee superarse sino más bien un
elemento vital de mejoramiento social. Porque la ciencia debe estar al servicio
del conocimiento y del progreso, sobre todo al servicio de la paz, del
desarrollo, en la sociedad y para la sociedad, como bien lo dicta la UNESCO en
su Declaración de 1999 sobre la ciencia y el uso del saber científico (Unesco,
1999) y otros documentos ulteriores.
Decíamos hace un momento que
hay que estar a la altura de la convulsionada era que nos ha tocado vivir, que
aunque nos parezca mentira, no ha sido la única en Venezuela. Ya en el
turbulento año de 1869, cuando un tercer miembro de la casta Monagas (José
Ruperto) se hacía con el poder, el científico naturalista de origen alemán
Adolfo Ernst, aposentado en Caracas y con una dilatada labor universitaria,
reflexionaba a propósito del centenario del nacimiento del sabio Alexander von
Humboldt, diciéndonos: “Mientras duren nuestros disturbios políticos, nuestra
casi continua lucha fratricida, no hay para las ciencias y las artes esperanza
de un señalado y positivo progreso: las musas huyen del estrépito de las armas”
(Jahn, 1932).
Años más tarde, Alfredo
Jahn, uno de los Individuos de Número fundadores de nuestra Academia de
Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, creada en 1917, al homenajear a
Ernst en 1932 a propósito del centenario de su nacimiento, insistía en que “el
cultivo de las ciencias es incompatible con el espíritu de una época agitada
por violentas pasiones políticas. Sólo donde impera la paz puede el hombre de
ciencia hallar la tranquilidad de espíritu y el sereno ambiente de que ha
menester el estudio” (Jahn, 1932).
Lástima que a esas palabras
del sabio Jahn siguiera una indisimulada reverencia hacia el dictador de turno,
de quien listaba sus ejecutorias para decir que Juan Vicente Gómez había
iniciado “una nueva era de protección oficial a los asuntos científicos” (Jahn,
1932). Es decir, la labor científica y los magros dineros oficiales que
pudiesen conseguirse para un exiguo desarrollo del sector bien valían la
artificial paz de los miedos y el silencio ante los atropellos dictatoriales,
una actitud que tristemente ha seguido más de un intelectual a lo largo de
nuestra historia, negándose a asumir el papel ductor al que lo obliga su
compromiso hacia esa sociedad que lo ha apoyado en su ascenso intelectual.
Afortunadamente, en este
tema vivimos tiempos diferentes. En particular, nuestra Academia de Ciencias
Físicas, Matemáticas y Naturales ha sido entusiasta promotora de
pronunciamientos diversos que con frecuencia cada vez mayor vienen con la firma
conjunta de las demás Academias Nacionales. Así las cosas y haciendo uso del
articulado de la Ley de Creación, que nos faculta para servir de asesores del
Ejecutivo en materias de nuestra competencia, la voz de la Academia se ha
alzado repetidamente en estos difíciles tiempos para expresar su pensar sobre
el deterioro de la actividad científica en el país; su rechazo a la
desaparición del Ministerio del Ambiente y su reclamo ante diversos ecocidios
sucedidos en el país, y con mirada continental, el ecocidio que ocurrirá en
Nicaragua si se insiste con la construcción de un canal interoceánico que
afectará el ambiente en toda la región; su análisis y propuestas para mejorar
la calidad de la educación nacional; sus expertas recomendaciones para
enfrentar la sequía de los años 2014 y 2015; su posición ante la permanente
crisis universitaria hoy más álgida que nunca; entre muchas otras tomas de
posición frente a los problemas que nos aquejan como nación. Así mismo hemos
respaldado iniciativas provenientes de otras Corporaciones para sentar opinión
en contra de la represión, la violencia o las implicaciones institucionales y
sociales del Plan de la Patria.
Son muchas las actividades
que despliega la ACFIMAN, ya reseñadas por el Dr. Claudio Bifano en su informe
de entrega, por lo que no abundaré en ellas. Sí queremos destacar que nuestras
acciones estarán signadas por la continuidad, el reforzamiento, por el
permanente seguimiento a la realidad nacional que nos afirme en el compromiso
de expresar nuestras opiniones documentadas sobre los mil problemas que nos
aquejan como nación y sobre los cuales es nuestro deber elevar opinión
ductora.
Vivimos el siglo del
conocimiento, de la ciencia. Hay abundante literatura que señala la directa
relación entre el progreso de una nación, su capacidad para hacer ciencia de
frontera y su habilidad para aplicar los nuevos conocimientos a su realidad.
Trasmitir esta relación requiere de un trabajo sostenido de comunicación que
comienza en la más tierna edad, estimulando el interés por la ciencia desde el
nivel primario educativo, una labor en la que nuestra Corporación ha estado
involucrada desde hace varios años y debe seguir estando con el programa
“Educación en Ciencia basada en la Indagación”.
Siendo yo misma mujer, no
puedo dejar de mencionar el programa “Mujeres en Ciencia” que lleva adelante la
Academia con el concurso de la Red Interamericana de Academias de Ciencias
(IANAS, por sus siglas en inglés), programa que busca visibilizar el trabajo de
la mujer en el campo científico. El hecho de que en los 8 años transcurridos
desde mi incorporación como Individuo de Número ya seamos cuatro en esa
categoría y que el número de mujeres participantes en las múltiples tareas que
ocupan la agenda académica haya crecido notablemente, es indicativo de que
estamos en el camino correcto del reconocimiento académico, donde quiera que
éste se encuentre.
Todos los programas de la
Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales se hacen sobrepasando las
limitaciones impuestas por los magros presupuestos asignados a la institución.
No es éste un problema exclusivo de la Academia: nuestras universidades, los
institutos de investigación en Venezuela, han sido llevados a la casi
inoperancia por diversas causas, entre ellas el ahogo presupuestario que impide
el correcto funcionamiento institucional y que es usado como disimulada
herramienta de sujeción política e ideológica. No obstante, el desafío está en
superar los obstáculos con ingenio y disposición; en eso estamos.
Es imperativo hacer de la
ciencia un hecho comunicacional, de manera que el ciudadano se acostumbre a
buscar la noticia científica como elemento indispensable y necesario de la
información a ser recibida diariamente, es decir, hacer de la ciencia parte
integral de la actividad educativa, social y económica de la nación y no
meramente la guinda de la torta para adornarla. Para esto, buscaremos nuevas
formas de comunicación que hagan posible que la ciencia se convierta de verdad
en motor de nuestra sociedad y de nuestra economía, no sólo con el concurso de
una ciencia generada en la capital sino buscando la participación de los
colegas de todo el país. Para ello, desde la Academia seguiremos dando impulso,
cada vez mayor, a nuestro concurso en foros especializados así como en redes
sociales y en medios diversos de comunicación, con la idea de trasmitir no sólo
nuestros pronunciamientos sino informaciones derivadas del quehacer científico
en un lenguaje asequible para el ciudadano no especializado.
No es éste un problema para
“intelectuales exquisitos”. Por el contrario y como ya dije, recientes análisis
económicos internacionales han dejado bien establecida la relación directa
entre un robusto sistema científico-tecnológico y la prosperidad de una nación,
concepto que no logra asentarse en Venezuela: ni el gobierno, ni los
economistas prestigiosos, ni los líderes políticos de cualquier tolda
consideran este punto a la hora de proponer soluciones a la actual crisis.
Es por tanto una obligación
nuestra la de propiciar que las propuestas de la comunidad científica en pro de
una mejor sociedad, motiven a los actores de la vida nacional, como ocurre en
las naciones desarrolladas.
De izquierda a derecha:
Franco Urbani, Vidal Rodríguez Lemoine, Mireya Rincón de Goldwasser,
Gioconda
Cunto de San Blas, Deanna Della Casa de Marcano, Antonio Machado Allison
En las responsabilidades
directivas que hoy asumimos nos acompañarán Mireya Goldwasser en la 1ª.
Vicepresidencia, Franco Urbani en la 2ª. Vicepresidencia y quienes repiten en
sus cargos: Antonio Machado como Secretario Académico; Deanna Marcano, Tesorera
y Vidal Rodríguez Lemoine, Bibliotecario. Nuestro reconocimiento a Claudio
Bifano, Carlo Caputo y José Luis Paz, miembros de la Directiva saliente, a quienes
pido seguir aportando sus ideas en pro de nuestras actividades académicas y en
beneficio del país, donde quiera que estén, un llamado que extiendo a quienes
por diversas razones no pueden acompañarnos físicamente pero que podrían
interactuar a través del mundo digital para enriquecernos con sus experiencias
y conocimientos.
Y no me refiero solamente a
los 30 Individuos de Número que normativamente conforman el núcleo de la
Academia, sino también a los miembros correspondientes, al nutrido grupo de asesores
involucrados en las comisiones, a la comunidad científica en general, que
colaboran y dan vida a numerosos proyectos y sin los cuales la Academia no
podría estar a tono con los avances científicos y tecnológicos, ni mucho menos
conocer y comentar las implicaciones éticas y las consecuencias políticas y
sociales de muchos de ellos. A todos, mi llamado agradecido a que continúen
aportando su saber y su tiempo en esta hermosa empresa de inserción de la
ciencia en la sociedad venezolana, como legítimo instrumento de progreso
económico y social.
Dije hace unos momentos que
la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales fue creada en 1917,
aunque en realidad comenzara sus sesiones en 1933. De manera que dentro de poco
más de un año estaremos celebrando el Año Jubilar Centenario de su creación,
ocasión que deberá servir para preparar actividades diversas que destaquen lo
más granado de la actividad científica de la nación así como las contribuciones
de la propia Academia al devenir científico venezolano.
Quiero terminar evocando la
figura de Blas Bruni Celli, numerario que fue de nuestra Corporación y de tres
más (Medicina, Historia y Lengua), quien en oportunidad de referirse a nuestra
querida Alma Mater, la Universidad Central de Venezuela, expresó pensamientos
que bien pueden aplicarse a la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y
Naturales, así como a las otras seis Academias:
“[Ellas] nacieron como
instituciones para difundir luz con el signo de la universalidad; con apertura
y tolerancia a todas las formas del pensar, como modelos de convivencia
civilizada; con la obstinada tarea de buscar la verdad, esa insondable
aletheia, ese eterno espejismo que incansablemente perseguimos. [Nacieron]
también con el sueño de ser instituciones para difundir las luces de la virtud,
la sabiduría, las artes y las ciencias; difundir las luces y vencer las
sombras” (Bruni Celli, 2014).
Ése será también el norte de
los miembros de la Directiva que hoy nos juramentamos en este acto, obligados
como quedamos a aportar nuestros esfuerzos no solo en favor de la Corporación
sino también y sobre todo, por amor a esta patria, nuestra patria, que tanto
nos duele.
Muchas gracias.
23-09-15
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