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jueves, 24 de septiembre de 2015

Nada me quita el sueño, por @EdgarRivero_14



Edgar Rivero 23 de septiembre de 2015

Días atrás, un periodista amigo, me hizo la siguiente interrogante: ¿Qué te quita el sueño, cuando faltan menos de setenta y cinco días, para que se realicen las elecciones parlamentarias del 6D? Una interrogante significativa, que me hizo reflexionar, sobre una realidad política, que evidencia complejidad y requiere de entereza, madurez política, para considerar el escabroso e inquietante escenario electoral, pero que sin duda alguna demanda de la firme convicción y propósito de conquistar la victoria a favor de la unidad, la democracia y por supuesto de Venezuela.


Y le respondo que me quita el sueño desde hace ya 16 años, la situación sociopolítica del país, la impotencia de no tener el poder de revertir todo este desastre administrativo, judicial, social, sanitario, educativo; en fin, toda la ruina en la cual está sumergido el país. Pero para eso hago el esfuerzo y la lucha diaria de entregar cada día, hasta la última gota de sudor, amor e ímpetu en esta campaña electoral.

No puedo quedarme de brazos cruzados, de manera cómoda y a la espera de un milagro electoral, creyéndome el cuento que todo está bien y que ganaremos de forma muy holgada; peor aún refugiados en la dañina tesis de continuar haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes, para no pecar de imprudente o en su defecto no generar resquemor alguno bien sea en lo individual o en lo partidista.

No me quita el sueño, lo que puedan decir de mi o de mis compañeros de lucha. Todos sabemos que el propósito es uno solo: ganar, porque nos estamos jugando la patria de nuestros antepasados y la de nuestros tataranietos. Por eso, comprendemos el clamor del más necesitado, de aquella persona desasistida, del humillado por el régimen de turno, de aquel que está ávido de un apretón de manos, dispuesto a cambiar; pero también advirtiendo hasta el cansancio, que en la realidad política actual, los dirigentes no somos los dueños de los votos; sino que los votantes son los que deciden a favor de ese cambio que anhelan y por el cual nos manifiestan a cada paso que damos en las comunidades, que recibirán todo lo que les regale el régimen, pero que ya no se comen el cuento, porque cada día la situación empeora.

No me quita el sueño cometer errores, porque soy humano, pero sí, no encontrar el remedio a tiempo y poder seguir en pos de la salida. Precisamente para minimizar errores, contamos con todo un equipo, que mientras hacemos el trabajo político en las calles y barriadas, se mantiene trabajando para garantizar el cumplimiento de las tareas, actividades, objetivos y metas, partiendo de nuestras propuestas y capitalizando el innegable degaste político del régimen y su incapacidad para dar respuestas y soluciones, a los diferentes problemas, que se acrecientan principalmente en los sectores populares.

En efecto, en un momento tan relevante para el futuro del país, es vital no perder la esperanza y permanecer de pie. Esto se traduce en moverse menos por las emociones, sino pisar tierra y abrir nuestro espectro, en el entendido de no perder energías en detalles y filosofías trilladas. Es necesario apelar a lo racional y tomar las mejores decisiones a favor de la causa democrática y por lógica de nuestros candidatos de la Unidad y Cambio. No olvidemos que la política es el arte de conciliar puntos de vista, por ello se nutre de la dialéctica.

Finalmente, nuestro objetivo es regresarle la esperanza a la gente; devolverle la oportunidad de soñar con un país de bienestar, de progreso, con infinidad de alternativas, para garantizar un futuro seguro, a las nuevas generaciones y que puedan contar con empleo, vivienda, salud y educación de calidad; poder construir un espacio real y cónsono con la paz, la democracia, fraternidad, pero sobre todo de manera digna, sin odios clasistas, sin resentimientos, que sólo le sirven a los ideólogos equivocados, para mentir, mantenerse en el poder y seguir manipulando las mentes de sus seguidores.

Por eso, en definitiva nada me quita el sueño, porque trabajo para que no me culpen mañana, por no haber hecho lo suficiente, para encontrar la salida. No tengo cuentas pendientes con la justicia nacional, ni tengo pesadillas relacionadas con la Corte Penal Internacional y mucho menos pierdo la fe Divina, porque estoy en paz con Dios, en quien creo firmemente, como el que a final de cuentas hará justicia y nos ayudará a recuperar nuestro hermoso país, para el disfrute nuevamente de todos los venezolanos.

Edgar Rivero

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