Freddy Paz 26 de septiembre de 2015
@freddyspaz
Es
realmente difícil encontrar una explicación lógica para que en una nación a la
que han ingresado en los últimos 16 años más de 2 Billones de dólares sólo por
concepto de renta petrolera, sus ciudadanos estén signados por la escasez y las
colas para conseguir los productos básicos para sobrevivir.
Los
alimentos, medicinas, productos de higiene personal y del hogar se han
convertido en nuestro país en objetos del recuerdo y hemos sido testigos de
como han ido desapareciendo marcas y artículos de los anaqueles, muchos de
ellos que ya formaban parte de nuestra identidad ciudadana.
Es muy
penoso tener que ver y padecer día tras día como cientos de miles de ciudadanos
de todas las edades nos vemos obligados a salir literalmente a la caza de los
alimentos, medicinas y demás artículos de primera necesidad y permanecer
durante horas, expuestos al sol o la lluvia para poder comprar dos pollos, dos
paquetes de harina o arroz o un jabón al mejor estilo de los racionamientos
impuestos por extintos gobiernos de la Europa oriental.
Pero
lo que es realmente inquietante y peligroso es que esas interminables colas que
se forman a las puertas de abastos, farmacias, carnicerías, mercados y
supermercados públicos y privados han ido sustituyendo paulatinamente nuestro
tradicional “hacer mercado” criollo para convertirse en una rutina más. Estas
colas se han convertido en un mundo particular con lenguaje propio, códigos de
conducta ya establecidos y que han sido caldo de cultivo para que algunos pocos
se lucren de la necesidad de sus iguales comprando para revender a precios
multiplicados muchas veces por el valor establecido por la “regulación”.
Pero
esta haciendo algo el gobierno nacional para acabar con la escasez, las colas y
lo que ellas representan y con la inflación que devora el ingreso familiar con
una cesta básica que es casi diez veces más costosa que el salario mínimo?.
Pues las respuestas del Gobierno han sido sólo acusaciones. La guerra
económica, (que pareciera ya se ha ido desincorporando del discurso oficial) el
contrabando de extracción, el imperialismo, la burguesía parasitaria, la
oposición venezolana, el intervencionismo español, y una larga seguidilla de etcéteras
que sólo tratan de esconder y aminorar el impacto real de la crisis económica
que nos agobia, y eso si, más y más controles, terminales de cédula, capta
huellas, horarios determinados en determinados días de la semana y una férrea
voluntad no de acabar con las colas, si no de hacerlas invisibles.
Dudo
que haya una mayoría importante de venezolanos que aún crean en estos cuentos.
Tengo la certeza de que la grandísima mayoría de los ciudadanos de este país
esta consciente de que esta situación terrible que nos esta tocando vivir no es
más que el producto de 16 años de políticas económicas erradas y discrecionales
como los controles de cambio, las expropiaciones, las intervenciones, que
redujeron el aparato productivo a su mínima expresión y que hicieron que el
país con la reserva petrolera más grande del mundo tenga que importar hasta la
última compota que necesitan los niños de Venezuela.
Deberían
más bien los voceros del Gobierno comenzar a explicar porque escasean el azúcar
y el café si los centrales azucareros y las torrefactoras están en sus manos, o
decirle al pueblo porque si hay más de 7 marcas de harinas precocidas de maíz
que produce el aparato del estado, sólo llega a los consumidores la única que
produce la industria privada, o quizás explicar porque un kilo de carne hay que
pagarlo en 1.500,00 Bs (un millón y medio de los de antes) y un kilo de queso
duro en 1.200,00 Bs o por que las tan tradicionales caraotas negras cuestan ya
1.400,00 Bs. y de ñapa no se consiguen, si las fincas que producían estos
rubros fueron expropiadas en su mayoría en el año 2011.
La
responsabilidad de que en Venezuela se comience a legislar y a velar por el
cumplimiento de las leyes para rescatar y proteger la producción nacional, para
asegurar justicia e igualdad, seguridad jurídica y personal, trabajo digno y
salarios justos, educación y salud de calidad no es sólo de unos cuantos
políticos y de este o aquel candidato. La responsabilidad esta en cada uno de
nosotros que este 6 de diciembre, al ir a votar estemos conscientes que para
cambiar a Venezuela debemos darnos una Asamblea Nacional tal como nos la
merecemos, conformada en su grandísima mayoría por parlamentarios comprometidos
con el cambio y la reconciliación de todos los venezolanos.
@freddyspaz
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