Por Efecto Cocuyo
Una de las últimas paradas
del papa Francisco en su apretada agenda en La Habana fue para saludar a sus
hermanos jesuitas en la iglesia donde esa orden religiosa tiene su sede en la
isla, durante una breve parada que no aparecía en el programa divulgado de su
primera visita pastoral en Cuba.
Francisco hizo esa parada
ante la iglesia Sagrado Corazón de Jesús en el traslado en papamóvil desde el
Palacio de la Revolución, donde se reunió con el presidente cubano, Raúl
Castro.
Una entusiasta multitud,
entre ellos un grupo de representantes de la Pastoral Juvenil Ignaciana, se
congregó en las calles y en los alrededores de la Iglesia. Allí aguardaron al
menos un par de horas por el paso del sumo pontífice, al que recibieron con
canciones y vítores.
Tres niños de la comunidad
de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús y San Ignacio de Loyola, que está
ubicada en la barriada popular de Centro Habana, dieron la bienvenida con un
ramo de rosas amarillas a Francisco, el primer Papa latinoamericano, que además
pertenece a la orden de los jesuitas.
El pontífice argentino se
acercó y bendijo a una joven discapacitada, también de esa comunidad católica,
que le esperó en su silla de ruedas a las puertas del templo, en cuyos
alrededores se reunieron centenares de personas y curiosos, algunos asomados en
los balcones de edificios situados enfrente de la iglesia de la calle de Reina.
El jefe de la Iglesia
católica se hizo fotos con sus hermanos de orden, departió brevemente con ellos
y recibió algunos regalos, señaló el padre español Juan Miguel Arregui.
Francisco eligió improvisar
una homilía en la Catedral de la capital cubana después de escuchar,
consecutivamente, los testimonios del cardenal Jaime Ortega, arzobispo de la
archidiócesis de La Habana, y de la hermana Yaileny Ponce Torres, Hija de la
Caridad.
“Voy a darle la homilía al
cardenal para que la lean y la mediten”, dijo el Papasobre el texto que había
preparado con anticipación y que decidió no leer en la ceremonia.
El pontífice optó por
comentar los testimonios de pobreza y de misericordia que ambos religiosos
expusieron en el oficio de vísperas celebrado en el templo y utilizó un
lenguaje llano con ejemplos tomados del Evangelio o de la vida religiosa
cotidiana.
Después de que Ortega
declarara que la Iglesia cubana es “una Iglesia pobre” y que por eso es
solidaria y fraternal, el pontífice aprovechó para comentar que lo mejor que le
puede pasar a una institución religiosa que tenga el propósito de prosperar
mediante sus finanzas es acabar con un administrador con poca destreza.
“Dios es tan bueno que les
manda un ecónomo desastroso que les lleva a la quiebra”, bromeó el papa para
a continuación recordar: “Nuestra santa madre Iglesia es pobre, Dios la quiere
pobre como quiso pobre a nuestra santa madre María”.
Y añadió que “la pobreza era
el muro y la madre de la vida consagrada, madre porque engendraba más confianza
en Dios y muro porque la protegía de toda mundanidad”.
“El hijo de Dios se hizo
pobre, se hizo nada, se humilló para ser uno de nosotros”, insistió el jesuita
Francisco quien recomendó con un guiño a los sacerdotes, consagrados y
consagradas: “Creo que les puede servir lo de San Ignacio, y no es propaganda
de familia”, en alusión al santo español fundador de la orden del pontífice
argentino.
Bergoglio comentó el
testimonio de la hija de la Caridad, una joven que explicó a los asistentes
cómo lloró cuando supo que la destinaban a una institución de enfermos con
patologías relacionadas con encefalopatías crónicas.
“A vos te mandaron donde no
querías ir y lloraste (…) y no quiere decir que seas llorona, ¡Dios nos libre
de la monjas lloronas que siempre se están lamentando!”, bromeó el Papa, que
arrancó así las risas de los participantes en un inusual oficio de vísperas.
“No es mío, es de Santa
Teresa”, advirtió a continuación, y le dijo a la monja: “Lloraste porque
pensaste que en un colegio podías hacer más cosas (…) y te mandaron ahí, a la
casa de misericordia, donde la ternura y la misericordia del Padre se hacen más
patentes”. Esos son los lugares, dijo el Papa, “donde la ternura y la
misericordia de Dios se hacen caricia”.
EFE
20-09-15
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